Originado todo por un “decretazo” (¿le recuerda a alguien?) del presidente Emmanuel Macron, por el que se transforma el sistema de pensiones de aquel país. Se aumenta la edad mínima de jubilación a dos años, pasando de los 62 a los 64 años para la mayoría de los empleados franceses, y de los 57 a los 59 años para los trabajadores recolectores de basura.