Son desgarradoras las palabras de esta niña judía. De las ocho personas que vivieron en la “casa de atrás”, en Ámsterdam, sólo sobrevivió su padre, en la Holanda perseguida y pisoteada por la Alemania nazi, y liberada por Rusia, Inglaterra y Estados Unidos.
Todos vivimos sin saber por qué ni para qué; todos vivimos con la mira puesta en la felicidad; todos vivimos vidas diferentes y sin embargo iguales; nos han educado en un buen ambiente, podemos estudiar, tenemos la posibilidad de llegar a ser algo en la vida.