Es increíble que el que gobierna a México y la que lo relevará a partir del 1 de octubre hayan organizado “foros para oír, no para debatir” sobre esta Reforma Judicial.
“...se requieren vías alternas para disminuir los embotellamientos, además de atender las necesidades de transporte público acorde al crecimiento poblacional de la ciudad que asciende a casi tres millones de habitantes entre la población estable y flotante”.
Sólo acudimos el 61 por ciento del electorado; ¡vaya!, de la población apta un 39 por ciento sintió tanta repugnancia y asco por los dedazos tan miserables -o sea, que 4 de cada 10 no participaron- y sólo el abstencionismo fue el verdadero triunfador.
Vítores, fanfarrias, parafernalia, desfiles, y sumisión total ante la figura del Presidente era como se celebraba cada 1 de septiembre; eso sí, siempre en el ambiente de algarabía que caracteriza a los mexicanos. La obligación de informar con prontitud y transparencia fue transformada en la fiesta del Presidente.
Pide que en México, la Fiscalía informe sobre una orden de aprehensión contra el segundo tirador en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI en 1994
No hay lugar seguro en México, por la falta de compromiso y voluntad de los gobernantes para combatir apropiada y exitosamente a los criminales organizados, a los asesinos, a los narcotraficantes, a los feminicidas y a todos aquellos que, como El Bart, viven con la creencia -comprobada en la estadística oficial- de que, en este país, rara vez se hace justicia.
No se quejen los políticos que saltaron del barco en el que por años habían recibido prebendas y excesos de beneficios. Y hoy, en su nuevo partido o barco siguen disfrutando, apoyados por la confianza de sus nuevos amos.
Así como lo lee. López Obrador, quien siempre se ha dicho partidario de la democracia y simpatizante de personajes como Francisco I. Madero, impulsó una estrategia muy similar a la que llevaría a Victoriano Huerta al poder en 1913: usar a un intermediario para hacerse del poder.