Dos amigos se encuentran en un bar:
— Fíjate, Juan, que me acabo de convencer de lo útil que es el cubre bocas.
“¿Ah sí? Te lo explicó un médico, o cómo está eso.
— Para nada. Ayer salí con Fernanda, la chamacona de la tienda de la esquina, íbamos bien abrazaditos cuando me topé con mi esposa.
“¡¡¡¿Y…?!!!”.
— ¡Pues con el cubre bocas puesto, no me reconoció!
Autor: Ciudadano sin sana distancia.