Hagan de cuenta que, en el proceso de revocación del 10 de abril, al Presidente Andrés Manuel López Obrador le tocó el turno de hacer girar la perinola, y el resultado fue “todos ponen”, o “todos pierden”.
Nacimos el 11 de abril de 1980, después que el gobierno priista del Estado bajacaliforniano, atacara y despojara a un grupo de periodistas del ABC, un periódico que había trabajado por los intereses de la sociedad durante dos años, de 1977 a 1979.
Con un costo establecido en mil 567.4 millones de pesos, el ejercicio de Revocación de Mandato programado para el próximo 10 de abril, no servirá a los amigos del Presidente Andrés Manuel López Obrador para ampliar el mandato.
En Baja California, y en el país, los consumidores mexicanos han visto cómo su ya golpeado poder adquisitivo se desliza a una velocidad inusual, más rápido y constante, de lo que están acostumbrados.
“Fue por trabajo, no se sí ellos estaban confundidos, pero fue por trabajo periodístico, no porque tuviera una deuda con ellos, porque haya tenido un incidente con ellos, ni que no los saludó; el tema fue trabajo” dijeron a ZETA los fiscales general del Estado, Ricardo Iván Carpio, y el especial para Homicidios de Periodistas, Atalo Machado Yépez.
Policías en ambos lados de la frontera lo están rastreando. Se trata de un hombre alto, robusto, moreno, de características faciales toscas, con nombre y apellidos en español y de nacionalidad estadounidense. Tiene por costumbre trasladarse a Tijuana y pagar para tener sexo con jóvenes.
Un fusilamiento en Michoacán perpetrado el domingo 27 de febrero, con alrededor de 17 víctimas, grave, brutal, sangriento, que sin razón válida es minimizado. Un hecho que para el Presidente de México parece no existir, porque no encuentran los cuerpos. El mensaje para los asesinos parece ser que cuando maten, se lleven los cadáveres y no pasa nada.