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jueves, octubre 17, 2024
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Sin justicia para los muertos

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Para contextualizar… remítase a aquella madrugada del 4 de junio de 2011 cuando elementos de las Fuerzas Armadas encontraron 88 armas de fuego y 9 mil 300 cartuchos en la propiedad que el empresario Jorge Hank tiene en la colonia Hipódromo de Tijuana. 78 de esas armas aseguradas no tenían permiso, por lo menos 49 eran de uso exclusivo del Ejército, dos tenían grabado el nombre de Jorge Hank, y se pudo probar pericialmente que dos habían sido utilizadas en dos asesinatos sin resolver. Sin embargo, diez días después el priista fue liberado. Sus abogados alegaron detención ilegal y la juzgadora dictó que no había elementos suficientes para procesarlo. La entonces subprocuradora de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, Patricia Burgarín, declaró que acataría la orden de la juez, pero se preguntó con ironía en televisión nacional ¿qué hago con las armas?; mientras el cuestionamiento en el área de homicidios de la Procuraduría del Estado de Baja California fue qué hacían con las indagatorias de los dos homicidios donde esas armas habían sido utilizadas. Tres años y medio después, la impunidad se perpetúa en la decisión del Poder Judicial respecto a la responsabilidad por el asesinato de 11 hombres en la balacera del 16 de diciembre de 2014, en la tenencia Felipe Carrillo Puerto, en Michoacán, territorio identificado como La Ruana, municipio de Buenavista Tomatlán. Aquel día se enfrentaron dos grupos de las autodefensas que traían rencillas cantadas desde el año 2013 por el homicidio de dos presuntos narcotraficantes: el grupo encabezado por Hipólito Mora, y los dirigidos por Luis Antonio Torres “El Americano”. Cinco de los muertos en esa balacera, eran cercanos de Mora; seis eran gente de Torres. Señalados como presuntos responsables por el comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, Mora y 26 de sus hombres, Torres y 9 de los suyos, se entregaron los últimos días de diciembre de 2014. Dos meses después, ambos grupos salieron de prisión libres de cargos. Hipólito Mora con 26 de sus compañeros la noche del 9 de marzo de 2015 y al día siguiente Luis Antonio Torres y nueve seguidores. El juez séptimo de lo penal, Magistrado Víctor Barragán Benítez, revocó ambos autos de formal prisión porque decidió que no había elementos para determinar quién mató a quién, pero el proceso sigue abierto y los presuntos responsables pueden ser detenidos o reaprehendidos, según sea el caso. Por lo menos esa es la versión mediática, porque el dictamen exacto del juez no se ha dado a conocer de manera pública. Aquí el tema es la total ausencia de justicia para los 11 hombres asesinados en La Ruana, incluido el hijo de Hipólito, Manuel Mora, por cierto el único nombre de víctima que la autoridad dio a conocer, como si los otros 10 hombres asesinados importaran menos. Al final la autoridad está dejando claro que la justicia no alcanzará a ninguna de las víctimas, y que la impunidad será lo único que las familias recibirán. Potencializando gravemente la posibilidad de la venganza llamada justicia por mano propia, tan conocida en esos rumbos. Enfrentamientos solapados por el gobierno federal del Licenciado Enrique Peña, institución que el 27 de enero de 2014 decidió admitir tácitamente el vacío de poder en Michoacán al institucionalizar las autodefensas. Ese momento en que optaron por dejar de cumplir con su responsabilidad de brindar seguridad plena y dejar la seguridad de Michoacán en manos de los michoacanos. Sin exámenes de confianza, ni requisitos, ni academia policíaca concluida, inscribieron a más de 500 hombres como “Cuerpos de Defensa  Rural”, y registraron como oficiales sus más de 800 armas, sin verificar la procedencia. Antes de la matanza de diciembre, Mora y Torres ya se habían enfrentado en marzo del mismo 2014. Esperar que ahora estos grupos armados hagan la paz con 11 muertos de por medios sin justicia, es simplemente ilógico. Pero cuando hay un caso con 11 y muertos y nadie es acusado de homicidio, resulta inevitable preguntarse entonces por qué sigue preso el también líder de las autodefensas José Manuel Mireles, fundador del grupo de autodefensas de Tepalcatepec, Michoacán, quien fue detenido el 27 de junio de 2014 –con otras personas– en posesión “de armamento de uso exclusivo del Ejército”, 68 armas de fuego (las de Hank eran 88). Y para quienes decidan creerle, una respuesta la dio Hipólito Mora a la periodista Carmen Aristegui: “…Mireles está preso injustamente porque lo detuvieron nada más porque portaba un arma… el virrey Castillo (Alfredo Castillo Cervantes) me pidió que hablara mal de Mireles, que lo hiciera pedazos… le tenía mucho coraje… que lo ayudara para chingarlo… que dijera lo peor para justificar la detención de él ante los michoacanos. Nada más me dijo: ayúdame, hazlo pedazos en la televisión”. Sea cierta o no la versión de Mora, la realidad palpable es que las autodefensas michoacanas y sus 11 muertos, están convertidas en el momento actual, en un ejemplo más de las políticas erradas y sostenidas por el Gobierno Federal, y en uno de los más peligrosos, por generar la impunidad y violencia que supuestamente debían combatir. 

Presidente Embajador

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En la búsqueda de Internet aparece una página donde se van recopilando, exclusivamente, los viajes del Presidente Enrique Peña Nieto. En total, si esta información en línea tiene credibilidad –que es harto similar a la publicada en la página de la Presidencia de la República– el ocupante sexenal de la Silla del Águila ha realizado 28 viajes al extranjero en 27 meses de gobierno. Lo que indica que en promedio –así como gustan los políticos de promediar las casas construidas cada día de su gobierno– Peña ha viajado todos los meses fuera del País. Cuando eso sucede, los mexicanos podemos ver en televisión nacional, dado que esos medios son los que “cubren” las giras presidenciales por el extranjero, a un Presidente feliz, regocijante, atento, vestido de gala, a veces a la usanza, brindando, paseándose, y en los viajes que implican realeza –política, monárquica, religiosa– se le ve pleno a Peña acompañado de su familia en indistintos besamanos. En el extranjero el presidente sonríe. Se divierte, y de paso, quizá hasta en reuniones cerradas y en corto, promueva a México. Públicamente se le escucha hablar de su tema (¿se ha dado Usted cuenta que el Presidente es monotemático?), ya sabe, sus reformas estructurales que –según dice, tal vez hasta lo crea– con suerte algún día sacarán al País de la monserga en la que se encuentra en términos económicos, políticos, de desarrollo urbano, sociales y de inseguridad. Cuando está en México, al Presidente se le ve otro semblante. Demacrado, acorralado, perdido, enfermo y molesto; en una ocasión incluso y a propósito del caso Ayotzinapa y la revelación de la existencia de la costosísima Casa Blanca a nombre de su esposa, se le vio enojado, y al micrófono, a gritos, indignado, ante quienes él y solo él, señaló de “desestabilizadores”, sin dar razón, ni señal, ni nombres ni filiaciones. Pocas entrevistas concede en México a medios nacionales o locales. A no ser que sean aquellos que bien le acomodan a su proyecto de nación, o en bola como aquella notoria y poco célebre que organizó –asegún– el Fondo de Cultura con José Carreño Carlón como el moderador. Pero cuando está en el extranjero, Peña Nieto da entrevistas a medios internacionales, no solo él, su alfil Aurelio Nuño ha dado perlas de frases sobre lo que ellos ven como idiosincrasia del mexicano. Peña ha hablado tranquilamente con periódicos de Inglaterra, de España, de los Estados Unidos, igual con cadenas internacionales de televisión para escuchas sajones y para escuchas hispanos. Allende las fronteras, allende los mares, el Presidente de México se ve bien, se ve que se siente bien, alejado de los problemas que aquejan a los mexicanos. Como si estuviera de vacaciones, pues. Mire, mientras en México vivimos una recesión económica que solamente afecta a este país, pero que no se reconoce por nuestras autoridades, el Presidente y su familia, su esposa, sus hijas e hijastras, su hermana, su cuñada, y demás invitados, convivieron con la realeza inglesa y visitaron los sitios turísticos de Londres de la mano de un privilegiado estatus de “La Primera Familia de México”. Se vistieron con ropas lujosas y se calzaron de igual manera. El presidente ya había dicho en una ocasión, que él no era un mexicano rico, igual su esposa pues prácticamente se gastó la fortuna que le pagaban en Televisa, en una sola casa, pero la vida de los Peña (y la familia ampliada) sigue aderezada de pompas. Durante el segundo trienio de los seis años del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, México sucumbió a una recesión internacional que afectó sobremanera a la economía de los Estados Unidos y por lo tanto a la mexicana tan ligada a ella. Eso fue de 2008 a 2010, años difíciles aquellos. Pero la recesión que hoy vivimos, la de 2013-2014 (y lo que venga), es una crisis que no afecta a nadie, solo a nosotros. Mientras el peso mexicano se sitúa a los 15.95 por dólar americano, el euro está prácticamente al uno por uno con el dólar cuando en 2008 comprar un euro costaba a los norteamericanos más de 1.25 de dólar. La diferencia pues, entre esta crisis y la del 2008 es que ésta nos afecta a los mexicanos.</p> Pero eso el Presidente no lo dice en el extranjero, al menos no en las entrevistas que concede o en las apariciones públicas que destacan de él. Tampoco habla de la crisis de inseguridad, del caso de los 43 normalistas desaparecidos –y presuntamente ejecutados– a seis meses de sucedidos los hechos. No toca el tema de los políticos encarcelados, de los políticos y gobernantes que son víctimas de balaceras, persecuciones. Menos de los miles de ejecutados. No le hemos escuchado en el extranjero a Peña aclarar cómo es que quiere manipular en el Poder Judicial al proponer como Ministros –ya van dos ocasiones– a políticos de partido sin experiencia en materia judicial, pero con antecedentes de amistad, intereses y labores hacia su persona. De todo eso que afecta a los mexicanos, el Presidente no dice ni pío en el extranjero, vende sus reformas, las polémicas reformas como la energética –ahora la frenada privatización del agua–, la fiscal que ha sumido a los mexicanos en la pobreza, la informalidad y los va convirtiendo poco a poco en defraudadores fiscales. Que en los medios nos reporten, sin haberlo escuchado de viva voz, que la Reina de Inglaterra Isabel II, dijo estar de acuerdo con las reformas de Peña, es de plano darle una bofetada al sentido común de los mexicanos, y confirmar la internacionalización de los bienes y los recursos de la patria. Feliz, pues, el Presidente en el extranjero, iracundo, distraído y repetitivo en México. A Peña el papel de Embajador le va muy bien. Demasiado… 

Medina Mora: el ministro de Peña

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Ciudad de México.- La llegada de Eduardo Tomás Medina Mora Icaza como ministro a la Suprema Corte de Justicia de Nación (SCJN) fue una designación directa de Enrique Peña Nieto. Su ascenso, sin servicio de carrera, experiencia ni trayectoria en el Poder Judicial, no se explica de otra forma. El 10 de marzo, el Senado de la República votó para que el ex secretario de seguridad pública, ex procurador de Justicia y ahora ex embajador, cubriera la vacante del fallecido ministro Sergio Valls Hernández, los próximos 15 años.     El senador panista Javier Corral, PRI y PAN denunció, desde la tribuna del Senado, la repartición de dos ministros para el PRI y uno para el PAN como un “pago de facturas”. En entrevista con ZETA, el legislador recordó que en septiembre de 2014, el senador priista Raúl Cervantes pidió licencio para abandonar su cargo. Lo hizo, precisamente, un año antes de la renovación de un ministro en la Suprema Corte. De esta forma, el entonces presidente del Senado, cumpliría con el requisito de no ejercer un cargo de elección popular durante un año. Será en octubre de 2014, cuando el presidente Enrique Peña Nieto envíe una terna al Senado. Corral asegura que el senador con licencia, aparecerá en la lista. “Era parte del acuerdo político”, sostiene Corral y resalta las similitudes entre Raúl Cervantes y Eduardo Medina Mora en sus perfiles como operadores políticos-partidistas y su cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto. Y por parte del PAN ¿Quién podría ser?, se le pregunta al legislador panista. “No tengo conocimiento”. “El plan del sistema peñanietista es controlarlo todo”: Corral El desempeño de Medina Mora será muy observado debido al rechazo de la opinión pública, opina el senador Corral.   En menos de 30 días desde su postulación y hasta su nombramiento, más de 50 mil personas firmaron una petición turnada al Senado para rechazar el nombramiento. Por lo que el hecho de que la Cámara Alta le haya otorgado 83 votos para convertirlo en ministro, es muestra de “la arrogancia con la que el Senado de la República ha respondido a la sociedad. La gente se organiza, investiga, documenta, argumenta, reclama, exige, consigue firmas y una casta poderosa, que no cesa de verse en el espejo a sí misma, termina diciendo no me interesa, no me importa, no los tomaré en cuenta”. Para el senador, este episodio es uno más en la “época de demolición política… el plan de sistema peñanietista es controlarlo todo”. “El paso siguiente es cooptar a la Suprema Corte de la Justicia de la Nación porque el presidente de la República está diseñando una impunidad transexenal”, asegura. Cuando Peña Nieto abandone Los Pinos, tendrá en la SCJN a Medina Mora para garantizar que no será investigado, por ejemplo, por recibir una mansión de la empresa a la que benefició con contratos durante su gobierno, explica el senador. Si bien, a Corral no le sorprende la regresión autoritaria del PRI, pues intrínsecamente es un partido autoritario, argumenta, el senador lamenta el declive de “muchos de los resortes, contrapesos, equilibrios que supuestamente habíamos logrado en la transición democrática”. “Lo más trágico de esta regresión no es que el PRI vuelva a sus instintos más primarios, lo trágico es que no haya oposición en el país. El PAN está dividido, el PRD también, se hacen negociaciones disímbolas con unos y otros”, continúa. Y es que desde mediados de 2013, reflexiona el senador panista, la oposición no ha vuelto a formar mayoría en el Senado para votar en contra de las reformas impulsadas desde el partido en el poder. “El PRI consigue o unos votos en el PAN o unos en el PRD o uno o dos del PT”. Del coordinador de la bancada del PRI, el senador Emilio Gamboa Patrón, Corral opina “es un bróker profesional, consigue votos donde necesite y cómo sea”.     Los fantasmas de Atenco, El michoacanazo y Rápido y Furioso Durante la gestión de Medina Mora como secretario de Seguridad Pública, en el sexenio de Vicente Fox, se realizó el operativo de Texcoco y San Salvador Atenco, Estado de México. Durante el 3 y 4 de mayo de 2006, policías estatales y federales atacaron a pobladores. El resultado: dos jóvenes asesinados, 207 personas detenidas, entre ellas 26 mujeres denunciaron haber sido torturadas y violadas por policías. En su sentencia en cuanto al caso de San Salvador Atenco, la SCJN corroboró la participación de Medina Mora en una reunión de preparación para este operativo, realizada la noche previa a su comienzo.  Incluso cuando la CNDH emitió una recomendación para que Medina Mora investigara los hechos que involucran a elementos de su Policía Federal, el hoy ministro rechazó la recomendación. El caso se encuentra en la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. Ya como titular de la Procuraduría General de la República, durante el mandato de Felipe Calderón, sostuvo diversas reuniones con autoridades norteamericanas para permitir la “Operación Rápido y Furioso”. Lo anterior quedó documentado en un informe realizado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos acerca del programa, ejecutado en 2007, para introducir de manera ilegal, armas de grueso calibre a México por agentes norteamericanos para poder rastrearlas y así, pretender ubicar a células del narcotráfico. También desde la PGR, Medina Mora autorizó un operativo federal conocido como “el michoacanazo”, en el cual fueron aprehendidos 38 funcionarios estatales y municipales de Michoacán, entre mayo y junio de 2009. Sin embargo, un año después todos obtuvieron la libertad, puesto que en ningún caso, la PGR logró acreditar los delitos imputados. Este caso fue retomado por los legisladores perredistas y petistas para cuestionar la capacidad como abogado de Medina Mora al fracasar en la integración de los expedientes en contra de los funcionarios relacionados con el crimen organizado. …y los favores a los Salinas En un comunicado difundido por diversas organizaciones civiles, dedicadas a la defensa de los derechos humanos, a Medina Mora se le señala de ser partícipe en la estructuración del Tratado de Libre Comercio (TLC), el cual “ha sido denunciado por organizaciones campesinas de generar condiciones de pobreza e inequidad”. Y es que durante el sexenio de Carlos Salinas, el hoy ministro fungió como asesor del equipo negociador del TLC en los temas de Agricultura, Normas, Prácticas Desleales de Comercio, Inversión y Reglas de Origen. Al respecto, las organizaciones expresaron su preocupación debido a que “en manos de la Suprema Corte estará la definición sobre temas de gran trascendencia para el futuro del campo como la pertinencia o no de sembrar transgénicos o las violaciones a derechos humanos cometidas por la actividad minera”. “Resulta difícil que un personaje que ha impulsado la privatización del campo en beneficio de grandes empresas, pueda mantener un criterio de imparcialidad y objetividad como Ministro en este tipo de asuntos”, detallaron.      El día en que fue aprobado como ministro por el Senado, el periódico Reforma publicó que antes de abandonar la PGR, Medina Mora descongeló las cuentas por un monto de 73 millones de dólares de Raúl Salinas, acusado de peculado durante el sexenio de su hermano Carlos Salinas de Gortari, sin previa orden de un juez. Desencuentros con la Corte, acuerdos con la iniciativa privada Pero Medina Mora no solo carece de experiencia en la carrera judicial, también se ha enfrentado a la Suprema Corte para revertir reformas. Cuando la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó la despenalización del aborto, el entonces procurador general de la República, interpuso una acción de inconstitucionalidad. Sin embargo, fue vencido por la SCJN, recordó el senador perredista Luis Sánchez Jiménez. En cambio, destaca en su currículum su puesto como director adjunto y director corporativo de planeación estratégico de “Grupo Desc”, hoy empresa llamada “Grupo Kuo”, dedicada a la industria farmacéutica, petroquímica y química. “En el contexto de la puesta en marcha de la reforma energética y frente al creciente descontento de un amplio sector de la población que ve en los tribunales federales un medio para impugnar la reforma y sus consecuencias, resulta preocupante que sea postulado como ministro alguien que en algún momento ha tenido intereses en el ramo de la industria petroquímica”, expresaron activistas. Defendido por el PRI A defensa de Medina Mora, hablaron los priistas Omar Fayad –integrante de la Comisión de Justicia, la cual avaló la postulación de Medina Mora– y Ernesto Gándara, quien consideró que son “apreciaciones o suposiciones” las que hablan en contra del ministro, pese a estar documentadas por diversos organismos. “Nos parece un atentado a su reputación y a su integridad personal, es injusto e infundado”, detalló. Por su parte, durante su comparecencia de 20 minutos, Medina Mora se describió “sensible, escucho y pongo atención a las críticas, cuestionamientos y señalamientos que han hecho respecto a mi actuación en diversos cargos”. Consideró: “…el proyecto de nación solo puede construirse a partir de la confianza que tienen las personas de que sus derechos humanos serán siempre respetados y protegidos en toda interacción con cualquier autoridad”. Oposición insuficiente Antes de la votación, numerosos legisladores de izquierda tomaron la tribuna para hablar en contra de Medina Mora. Manuel Bartlett lo llamó “operador de la mano dura y de la represión del gobierno”. Mientras que el senador perredista Augusto López, afirmó “Medina Mora es eso, un hombre de paja al servicio del PRI, del PAN y de los más retrógradas intereses de este país”. “Votar por Medina Mora es entregarle la mayoría de la Corte a Peña Nieto y con ello, extender sus afanes presidencialistas que anulan el equilibrio de poderes independientes y autónomos”, agregó Dolores Padierna. Por su parte, la senadora Layda Sansores consideró “aunque es detestable el cinismo de Peña Nieto, a mí me parece más grave lo que este Senado permite y tolera”. Por último, felicitó a Televisa por haber colocado ya a una procuradora (Arely Gómez) y ahora a un ministro. Para la votación, se distribuyeron 119 cédulas y se recibieron 118 votos. Esto porque la senadora Layda Sansores rompió su boleta para así anular su voto. De esta forma, se recibieron 83 votos a favor de Eduardo Medina Mora, 15 para Horacio Armando Hernández Orozco y cuatro para Felipe Alfredo Fuentes Barrera –los dos candidatos más que conformaron la terna– y hubo un total de 16 votos nulos por parte de legisladores panistas. Aunque PRD votó en conjunto, en contra de Medina Mora, se reunieron las dos terceras partes contempladas en la Ley para nombrar al ministro. Sin embargo, no estaban presentes cuatro legisladores de izquierda: Mario Delgado, Rabindranath Salazar (ahora forman parte de Morena), así como los perredistas Armando Ríos Piter y Luz María Beristáin. Cinco votos más en contra habrían sido suficientes para no alcanzar la mayoría. Entonces la imposición de Medina Mora como ministro hubiera sido detenida. 

La Corte de Peña

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En los últimos años, los mexicanos todos nos hemos ido quedando sin sabios. Los viejos cargados de experiencia, aquellas mentes brillantes que han logrado alcanzar la sapiencia a base de esfuerzo, de caídas y levantadas, de conciencia y compromiso, de vacas flacas, los que son o fueron por méritos y no por concesiones o partidos, nos están dejando solos. Escritores, periodistas, académicos, intelectuales, creyentes de distintas ideologías, se van muriendo, van emigrando o van siendo sofocados. Lo grave es que cada ausencia, adelgaza la capa pensante de México. Ejemplos claros son el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, y ahora, el Poder Judicial. Desde que un hombre como Vicente Fox alcanzó el poder de la Presidencia de la República a base de bravuconadas, ocurrencias y accidentes lingüísticos, todo fue posible ante una desesperada alternancia. Llegó Felipe Calderón y se nos mostró disfrazado de militar con el traje enorme. Le siguió Enrique Peña Nieto, el que no pudo recordar correctamente por título y autor, los tres libros que le marcaron la vida. Peña Nieto ha intentado quitarle a la presidencia de la República el tinte azulado, y ha pretendido regresar la institucionalidad a Los Pinos, pero sacrificando la democracia, la transparencia, la autonomía de los poderes que conforman el Estado, y afectando la estabilidad política, social, económica y de desarrollo de los mexicanos, todos. En suma, dichas características de la política peñista, se pueden resumir en una palabra: autoritarismo. México está en el umbral o acaso ya lo ha cruzado, de la nueva dictadura perfecta. En una dictadura el poder del Estado recae en una sola persona que controla el Ejército, el Legislativo y el Judicial. Como Yo, el Supremo, de Augusto Roa Bastos. En México, con la ayuda a veces del Partido Acción Nacional y su bloque de votos en las cámaras, y otras con la ayuda de los votos del Partido de la Revolución Democrática, la figura del presidente de la república se va erigiendo en todo poderosa. Nunca como ahora más válida la frase aquella de “El Presidente propone y el Legislativo dispone”. Esta semana, con la ayuda de los legisladores del PAN en la Cámara Alta –como sucedió la semana pasada con los mismos Senadores en la ratificación de Arely Gómez como Procurador General de la República- Enrique Peña Nieto envío en calidad de Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al ex Procurador Eduardo Medina Mora. Pocas veces en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la casa de la Justicia ciega, equitativa y expedita, se ha notado la politización del Poder Judicial como ahora. El adelgazamiento de la capa intelectual del Ministerio de Justicia, y el derrocamiento de la libertad y la autonomía de ese, uno de los tres poderes que conforman el Estado. Con Eduardo Medina Mora en la Corte, Enrique Peña Nieto ya tiene dos Ministros en la Suprema. Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena aunque fue propuesto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en los últimos meses del ejercicio de Felipe Calderón como Mandatario Nacional, éste lo hizo a petición expresa del priísta, hoy presidente de la República. Ni Ortiz Mena, ni Medina Mora cuentan con particular experiencia en el Poder Judicial. Ninguno de los dos ha sido Juez. Ninguno fue Secretario de alguna sala, mucho menos Juez en cualquiera de los dos órdenes, o Magistrado de Tribunal Federal alguno, o Tribunal Superior de Entidad cualquiera. La realidad es que los dos Ministros de Peña provienen de la cultura del hueso y la chamba en el gobierno. De titular de áreas de primer nivel en el Poder Ejecutivo, sin conocer de cerca –más allá de una instrucción académica en el derecho- los engranajes del Máximo Tribunal Constitucional del País. De los tres Poderes, el Judicial es el más opaco. Conocemos del Ejecutivo a fuerza de enfrentarnos –como periodistas, como ciudadanos- a la opacidad que caracteriza a las administraciones que desde los partidos políticos emanan a la administración pública. Del Poder Legislativo igual. Conocemos por instrumentos de transparencia, porque las votaciones son públicas y los refrendos electorales pronto entrarán en vigor, de cómo y hacia dónde se mueven los diputados, cuánto ganan, cuántos sus privilegios, cuáles sus bonos, y cuando la discordia mete la cola, nos enteramos de las transas, los moches, las presiones y las negociaciones de una o tal fracción, debido a que otra lo denunció. Pero del Poder Judicial, poco conocemos. Sus canonjías, su exigencia de una pensión, sus ganas de eternizarse en las sillas de la Corte, eventualmente sus defectos personales cuando las víctimas los denuncian. Pero nada sabemos del cabildeo en la Suprema. De los asuntos que se dirimen en las distintas salas, ni de los temas que abordan ni de los intereses que manejan. Confiamos en que, como son hombres y mujeres con harta experiencia en la administración de la justicia, harán lo propio y lo justo. Ahora con el adelgazamiento del compromiso colegiado entre los miembros de la Corte, a propósito que en apenas dos años y unos meses de Gobierno el presidente Peña ha logrado –con el apoyo del PAN y de su partido el PRI en el Senado- meter a dos ex funcionarios públicos, políticos ligados más al PRI, aunque los dos trabajaron con gobierno del PAN, y encumbrarlos Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en detrimento no solo del ejercicio del Estado de Derecho, sino de los cientos de hombres y mujeres que iniciaron una vida en el Poder Judicial desde una Secretaría de Acuerdos, y que con vasta experiencia no son considerados para llegar a ser, lo que en su sector, sería el máximo anhelo: Ministro de la Corte. Lo más grave: al ir colocando sus piezas en la Corte, Peña Nieto se ubica no solo como el dedo poderoso que todo lo llena, sino como poder tras el poder del Colegio de Ministros. Así como ya lo logra en las Cámaras, la de Diputados y la de Senadores, donde poco o nada le niegan y los designios presidenciales se hacen realidad, está a punto de suceder en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues al proponer a inexpertos en el Poder Judicial, pero aliados y ex empleados del Poder Ejecutivo, resulta lógica la determinación de sobre cuál poder irá su interés. Los Ministros de la Corte resuelven de manera definitiva asuntos estatales, nacionales, controversias constitucionales, acciones de inconstitucionalidad, juicios de anulaciones, amparos sobre temas que afectan a muchos mexicanos, de casos contra Gobiernos abusivos, represores. Que el Poder Judicial esté en manos del Poder Ejecutivo, es tan grave como peligroso. Como lo es que personas como el ex  Jefe del Sistema de Administración Tributaria o el ex Procurador General de la República, se convierten por obra y gracia política, en Ministros, sin tener ni las cualidades, ni la edad, ni la experiencia, ni la destreza intelectual, ni la sapiencia para ello. Es peligroso lo que sucede en México, y es muy similar al autoritarismo. La Corte pierde su independencia, el Ejecutivo acapara el poder y los mexicanos sufrimos a diario las consecuencias de tan flagrante corrupción en tiempos de Enrique Peña Nieto.

Políticos intocables

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El 8 junio de 2014, con información de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación, el periódico La Jornada expuso la poca importancia que tiene en la vida real, el hecho que el auditor superior detecte que un funcionario robe o malverse miles o millones de pesos del erario. En aquel momento, la publicación recordó que la ASF había informado que por la auditoría de 2011 presentaría 134 denuncias, 137 por la de 2012. Pero de esas  271 acusaciones anunciadas, a junio de 2014 solo se habían presentado cinco penales, y el resultado seguía pendiente, lo que marca para la Auditoría Superior de la Federación, una efectividad del 1.84 por ciento, pero solo en la promoción de recursos judiciales. Siguiendo el ejemplo anterior, resultaría que de las 147 denuncias que la Auditoría Superior de la Federación anunció el mes pasado por la revisión de las cuentas 2013, en el mejor de los casos se podría esperar que para 2016 se hayan presentado 3.4 denuncias. Y los bajacalifornianos tendríamos mucha, pero muchísima suerte, si alguna de esas denuncias fuera para sancionar a los funcionarios que han malversado fondos en este estado. O mínimo se promoviera en su contra alguna sanción administrativa. Por mencionar algunos que resultaron reprobados en la auditoría 2013,  los ex secretarios de Seguridad Pública Municipal, Alberto Capella (Tijuana), Francisco Castro (Rosarito), Florencio Cuevas (Ensenada) y Juan Bartolomé (Tecate), quienes en conjunto no justificaron el destino de 122 millones de pesos. Según la auditoría, contrataron consultores que no pertenecían al giro de la seguridad, entregaron contratos en adjudicación directa sin justificación, compras con sobreprecio  no autorizadas, se “compraron” equipos que no fueron localizados, pagos con destino desconocido, o compras sin registro de proveedores. O los funcionarios que usaron irregularmente los fondos de Infraestructura Social de los Municipios. Solo en Tijuana se gastaron anormalmente 13 millones de pesos, de un total de 79 millones de pesos. Además, se debería investigar, en justicia, a los alcaldes y los síndicos que debieron vigilar que ese dinero público se invirtiera correctamente, y no lo hicieron. Por omisión, por complicidad o por ignorancia. A la fecha, los bajacalifornianos no sabemos qué destino judicial tienen los funcionarios que facilitaron la irregular y millonaria compra de luminarias deficientes, también en tiempos del alcalde Carlos Bustamante en Tijuana. Tampoco qué hay de las irregularidades en el otorgamiento del contrato de la calle Segunda, o el fraude en la instalación del elevador para discapacitados en el edificio del gobierno municipal en Tijuana. No se conoce algo de las indebidas asignaciones directas de contratos de obras a sus amigos, hechas por el ex alcalde de Tecate, Javier Urbalejo; o de los 934 millones de pesos en daños presuntamente causados al erario de Mexicali por el ex munícipe Francisco Pérez Tejada; y las varias denuncias, irregularidades administrativas y favorecimientos ilícitos perpetrados en Ensenada por su anterior alcalde, Enrique Pelayo. Menos hubo reacciones en el caso del licenciado Francisco Rubio, quien fuera representante legal en Baja California del buscado narcotraficante Juan José Esparragoza “El Azul”, y a quien el gobierno estatal favoreció con el proyecto de la Terminal Intermodal en Tijuana. Además de estos casos locales, es inevitable reiterar la necesidad de aclarar las presumibles ilegalidades en la entrega que hizo la constructora Higa de una casa de lujo a la primera dama del país, Angélica Rivera; las condiciones en que otro inmueble de la favorecida constructora de los gobiernos peñistas, fue usada como casa de campaña en la elección presidencial de 2012; o la residencia que les adquirió el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, con ventajas financieras que ningún banco concede a comprador alguno. De lo anterior se resume que no importa si es un medio de comunicación  dedicado al periodismo de investigación, o el máximo organismo oficial encargado de fiscalizar el uso de recursos públicos,  quien expone las irregularidades de los funcionarios que se favorecieron con acciones corruptas, éstos siempre salen ilesos. Sean municipales, estatales o federales, los políticos sucios y abusivos, al igual que sus cómplices en la iniciativa privada, no reciben sanción alguna por aprovecharse y beneficiarse -o a sus amigos y familiares- con el dinero de todos los mexicanos. Cuando mucho, durante un breve tiempo son exhibidos junto a su corrupción, después que las ilegalidades cometidas y solapadas desde los diferentes gobiernos son reveladas, pero ahí queda, ni siquiera son sancionados administrativamente, mínimo inhabilitados por algunos años para evitar que vuelvan a aprovecharse de los dineros públicos. Total impunidad para que tranquilamente puedan ir un puesto tras otro, e incluso ser candidatos y premiarlos con cargos públicos. Probablemente a esto se refería en agosto de 2014 el licenciado Enrique Peña Nieto en el programa “Conversaciones a Fondo” con varios periodistas, cuando dijo que en México la corrupción era cultural, después de todo, los mexicanos tenemos claro que en este caso, el Presidente sabía perfectamente de lo que estaba hablando. En este marco, el que el primer mandatario mexicano reconociera esta semana en su gira por Inglaterra que México estaba plagado de desconfianza, no hace más que publicitar lo obvio. Entonces, sería iluso echar las campanas al vuelo por la reciente aprobación en la Cámara de Diputados- falta el Senado- de la reforma a 14 artículos constitucionales para crear el Sistema Nacional Anticorrupción, porque ni son las primeras leyes que se aprueban para combatir las corruptelas de los políticos intocables, ni el Comité Coordinador Anticorrupción es la primera instancia creada para vigilarlos y “combatirlos”, hasta ahora sin éxito. Lo que urge en cada rincón de México en materia anticorrupción, son menos palabras y más acciones, pero de esas que terminan en encarcelamiento, mínimo inhabilitaciones, y muy importante: en la recuperación del recurso público sustraído o malversado.

El millonario de BC

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No estará en la lista de los más ricos del mundo de la revista Forbes, pero fácilmente podría aparecer en la de los políticos más ricos de Baja California. Hasta 2013, cuando el Partido Revolucionario Institucional le hizo pública una lista de propiedades -tan solo en Baja California- que ascendía a más de 50 bienes, y lo denunció en medio de la campaña por el Gobierno del Estado de enriquecimiento ilícito y peculado (por cierto, ¿qué habrá pasado con esas denuncias?), Francisco Arturo Vega de Lamadrid aparecía como propietario, copropietario y beneficiario de donaciones, en 24 expedientes del Registro Público de la Propiedad y el Comercio del Estado. De esas propiedades, en 17 aparecía como dueño único. De hecho, prácticamente la mayoría de la Ermita, al acumular la Ermita II y la Ermita II con decenas de condominios, departamentos, casas y centros comerciales. Una suma realizada sobre el valor de las 17 propiedades (14 en Tijuana, cinco en Mexicali, tres en Rosarito, dos en Tecate y una en Ensenada) de los documentos del Registro Público en poder de ZETA, da cuenta que el actual gobernador del Estado era, en 2013, dueño de una fortuna en bienes inmuebles y terrenos, que asciende a 124 millones 618 mil 767 pesos. Eso sin contar los bienes que posee en Baja California Sur, donde de su propio dicho se sabe que, junto a socios, tiene contemplado desarrollar un complejo turístico, y también dejando fuera la mansión que se construye en el fraccionamiento Cumbres de Tijuana, en un terreno arriba de los 2 mil metros cuadrados que, por cierto, no aparece a su nombre. En ZETA hemos sido muy puntuales en los reportajes del editor de política, Isaí Lara Bermúdez, sobre las propiedades, construcciones y bienes del mandatario. Investigaciones periodísticas que en las últimas dos semanas han sido retomadas por medios electrónicos e impresos de la Ciudad de México y Monterrey, y con seguimiento en medios locales, de entre ellas destaca que Kiko Vega expuso al columnista distritofederalense Ciro Gómez Leyva sobre su declaración patrimonial, que estaba reservada porque así lo había decidido, pero -comentó- “…te la enseño para que tú la veas, la conozcas, mi declaración patrimonial, no tengo ningún inconveniente. Y he pensado mostrársela a alguna organización ciudadana para que la vean, la revisen y hagan comentarios al respecto”. Esas declaraciones son del lunes 2 de marzo. Al 6 de marzo, el gobernador no ha dado a conocer su declaración patrimonial a los bajacalifornianos, o a los periodistas bajacalifornianos, o a alguna organización ciudadana de Baja California. Lo que sabemos, por ejemplo, es de las 25 propiedades de las cuales en 17 es dueño único, incluidos tres lotes en el fraccionamiento Chapultepec, las dos Ermitas y varios centros comerciales. Lo conocemos porque hasta 2013 aparecían en el Registro Público de la Propiedad, y el PRI las utilizó para promover acusaciones. Pero sí se tiene conocimiento de una declaración patrimonial de Francisco Arturo Vega de Lamadrid. La hizo, obligado por el entonces gobernador Héctor Terán Terán -quien le apostaba a la transparencia y a la honestidad en su gobierno-, la primera semana de diciembre de 1995. Don Héctor había tomado posesión en octubre de ese año, e inició haciendo pública su lista patrimonial y sugiriendo a sus funcionarios hacer lo propio para que la sociedad los evaluara y hubiese pruebas en caso de un enriquecimiento ilícito. Al final del sexenio de Terán presentarían las declaraciones patrimoniales para comparación, pero Terán falleció durante su mandato, un 8 de octubre de 1998. Quienes le sucedieron ya no exigieron a los empleados de gobierno transparentar sus bienes. Bueno, en 1995, Vega de Lamadrid declaró como patrimonio: * Casa habitación con valor de 4 millones 875 mil pesos. * Menaje de casa por un millón 312 mil 500 pesos. * Inversiones y valores por 7 millones 842 mil 200 pesos. * Automóviles por 172 mil 500 pesos. * Terrenos con valor de 5 millones de pesos. En total, en 1995, el patrimonio de Francisco Vega era de 19 millones 202 mil 200 pesos. Aquella cifra era en general toda la fortuna que tenía el entonces secretario de Finanzas del Gobierno del Estado. Al año 2013, solo en propiedades en los cinco municipios, en 17 de 25 en las que aparece como único propietario, el valor asciende a 124 millones 618 mil 767 pesos, sin contar las inversiones en bienes inmuebles en Baja California Sur u otros estados, o la casa que se construye en Tijuana, lo cual significa que en veinte años, la riqueza del gobernador ha incrementado -solo en propiedades- 548 por ciento. En pesos y centavos, implica que cada año, durante los últimos veinte, las propiedades del panista aumentaron 5 millones 270 mil 828 pesos en promedio. Ante tal fortuna y ante tal magnitud en las últimas dos décadas, quizá no sería mala idea que, siguiendo el ejemplo de Don Héctor Terán Terán, el gobernador del Estado de Baja California haga pública su declaración patrimonial para evitar suspicacias, en aras de la transparencia y la honestidad gubernamental. ¿No?

Los cuates del Presidente II (O de la telebancada a la PGR)

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De Arely Gómez González poco se sabía hasta que el presidente Enrique Peña Nieto la nominó ante el Senado de la República para el cargo de Procuradora General de la República, en sustitución de Jesús Murillo Karam. Si usted busca antecedentes de la abogada por la Anáhuac, encontrará muy pocos. Hay dos hechos a resaltar: Uno, cuando de la mano del Ministro Mariano Azuela se convirtió en una parte importante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al ser nombrada Arely primero como secretaria general y luego como Oficial Mayor del Poder Judicial. Dos, cuando en 2012 junto a 15 personas más, su nombre aparece como una de las integrantes de las telebancadas. Entonces analistas y medios de comunicación dieron cuenta de once telediputados y cinco telesenadores, ahí se anotaba a Arely Gómez González en calidad de hermana de Leopoldo Gómez, vicepresidente de noticias de Televisa. Además resaltaban en la misma categoría: Ninfa Salinas Sada, hija de Ricardo Salinas Pliego de Grupo Salinas y propietario de TV Azteca. Carlos Alberto Puente Salas, ex jefe administrativo de TV Azteca. Juan Gerardo Flores, ex funcionario de la Cofetel, y Armando Melgar, colaborador de canal 40 y antes de TV Azteca. En 2012 suponían, y Televisa no lo aclaró, que la inclusión de Arely Gómez era la parte representativa del consorcio de Emilio Azcárraga. En aquel año pues, cuando la Procuradora fue incluida en la lista de telelegisladores, ni Televisa ni su hermano Leopoldo Gómez, salieron a aclarar que poco o nada tenían que ver con ella. Cómo hace unos días lo hizo la procuradora Gómez al deslindarse de la vida profesional de su hermano públicamente, y de Televisa. Sin embargo valga la pregunta ¿Habría llegado Arely Gómez González a la lista del PRI al Senado de la República en 2012 de no ser por su asociación con el Grupo Televisa, tan ligado entonces y ahora al grupo de Enrique Peña Nieto? La realidad es que viendo el currículum de la abogada Gómez González, poco tiene que ver con el funcionamiento de la PGR y la procuración de justicia. Lo suyo, lo verdaderamente suyo es la administración de la justicia. Vaya, en México, en la forma y en la constitución, el Poder Judicial no está ligado al Poder Ejecutivo. La Procuraduría General de la República que dentro de poco y de la mano de Arely Gómez transitará a la Fiscalía General de la República, es como su nombre lo refiere la que procura justicia a partir de la investigación ministerial, la consignación de los casos por parte de los Ministerios Públicos, y la representante del Estado Mexicano al momento de perseguir,  investigar y representar en el proceso judicial a la República. El Poder Judicial, por su parte, es el que administra la justicia, el que resuelve de acuerdo a los elementos que el Ministerio Público le hace llegar, así como los referidos por la defensa de los indiciados, si una persona, entidad o empresa, es responsable o no de los delitos que se le acusa, así como de dictar la sentencia que corresponda. La señora Gómez González ha estado mayormente en la administración de la justicia. Ha resuelto a favor o en contra de la Procuraduría General de la República y otras instancias del País. A excepción de los pocos años que sirvió a otro cuate del presidente, Eduardo Medina Mora, mientras éste era procurador General de la República y la nombró a ella Fiscal Especial para la Atención de Delitos Electorales, y después coordinador de fiscalías estratégicas, el ejercicio de la procuración de justicia no está registrado en el currículum de la nominada por Peña y seleccionada por los Senadores para hacerla de Procuradora General de la República. El cuatismo –dícese de la premisa de contratar o nominar a los cuates para puestos clave- sigue siendo la política de nominaciones del presidente Peña, pues no hay otra manera de justificar que llegue a la PGR una experta en el Poder Judicial. Y no es -porque en política no existen- coincidencia que el nominado por el presidente para Ministro en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sea precisamente el ex jefe en la PGR, de Arely Gómez González, o sea, Eduardo Medina Mora. De esta manera tenemos, o al menos podemos observar cómo al Presidente se le cruzaron los cuates, y nominó a la Procuraduría a una mujer con experiencia en el Poder Judicial, mientras nomina al Poder Judicial a un hombre con experiencia en la Procuración de Justicia… qué cosa ¿No? Para explicar este galimatías político, Enrique Peña Nieto declaró a reporteros en su viaje por Inglaterra: “Lo que yo he sopesado es que son dos personajes diferentes (que) a lo mejor se encontraron en algún momento en alguna tarea que coincidentemente les tocó asumir en un período de su derrotero profesional, pero ambos son personajes muy acreditados en el servicio público, con amplia experiencia de haber cumplido con tareas de importancia en el ámbito de procuración de justicia y del Poder Judicial”… ¿Entendió usted? Pero pues como donde manda presidente de la República que es del priista, no gobierna Cámara de Senadores, por lo pronto Peña ya obtuvo una de dos. Ayer martes 3 de febrero le fue aprobada su nominada a la PGR, y en los siguientes días le darán razón de sus nominados al Poder Judicial. A la abogada Arely Gómez González no le espera cualquier cosa. La PGR, con todo y que cambie de nombre, es una Institución que requiere de un cambio de personal, de profesionalización del Ministerio Público, de aprendizaje de ciencias en la investigación y procesamiento de la información, de efectividad en la consignación de averiguaciones y casos para que la justicia sea administrada y la impunidad abatida. La Procuradora tiene una responsabilidad enorme como Fiscal de la Nación: Investigar a narcotraficantes, secuestradores, criminales organizados, de trata de personas y de cuello blanco, para que todos ellos terminen en prisión y la sociedad sea más segura. Debe acabar Gómez con la sensación que en México sí existe el crimen perfecto porque los asesinos de miles de mexicanos no están en prisión. Debe investigar y aprehender a homicidas, secuestradores, extorsionadores y narcotraficantes, para sentar el precedente de que en este país quien comete un delito pagará por ello, premisa que al no ejercerse abona al crecimiento de la impunidad. Tiene además la enorme tarea de hacer una real depuración en la corporación policíaca investigadora de la PGR, una de las más corruptas del País y una de las más protegidas por la impunidad que solo provee el Estado Mexicano. Además debe resolver el tema de los presos políticos, las autodefensas que terminaron en prisión por defender lo que el Gobierno no quiso primero y no pudo después: a su pueblo y a los suyos. También determinar si el mamotreto de Jesús Murillo Karam, respecto las conclusiones de lo ocurrido la noche del 26 de septiembre de 2014 en Ayotzinapa, Iguala, Guerrero, sucedió como dicen los narcotraficantes detenidos, o existe otra verdad sustentada, esta sí, en la investigación científica para determinar dónde están los 43 estudiantes, y si los escasos restos de Alexander Mora realmente fueron encontrados en una bolsa de basura, o fueron sembrados en la misma. No es tarea fácil la que tiene la procuradora que hereda una institución históricamente desprestigiada. Veamos qué hace en la práctica de la Procuración de Justicia, Mejor aún, veámosla alejada de los intereses de grupos televisivos y de la Suprema Corte. Se vale soñar.  

Oscurantismo mexicano

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En Mexicali las autoridades informaron que Emanuel López Espinoza admitió en su primera entrevista con los agentes que lo detuvieron, haber asesinado a Janeth, una niña de doce años cuya imagen y nombre los bajacalifornianos conocimos ampliamente durante su búsqueda. El 7 de febrero, la pequeña también fue atacada sexualmente y enterrada en un patio trasero. Presentando ante el juez el 19 de febrero, el asesino confeso pidió que se protegieran sus datos y su imagen. Así, este sujeto quiere que el gobierno –que fue incapaz de salvaguardar a la víctima– lo proteja para que la opinión pública no lo identifique, ni lo relacione con las atrocidades que sufrió Janeth, menor cuya imagen, se insiste, fue ampliamente divulgada. Días antes de su aprehensión, los generales de Emanuel López Espinoza habían sido dados a conocer debido a la alerta sobre la búsqueda de quien entonces, era el principal sospechoso de dar muerte, abusar y enterrar a la menor. Luis Carlos Calzada, procesado por el estrangulamiento, e incineración de una mujer de nombre Jacqueline, cuyo cuerpo fue encontrado abandonado en el interior de un carro en una zona despoblada de la colonia Progreso en la capital bajacaliforniana el 17 de marzo de 2013, también solicitó el 24 de febrero, que sus datos fueran resguardados. Con todo y que existen videos, elementos periciales y declaraciones alrededor de su persona en la comisión del crimen, él no quiere que la comunidad se entere. Ninguno de los dos hombres, encarcelados y sujetos a proceso, ha sido señalado como responsable –aun cuando en el caso de Emanuel López y de acuerdo a sus captores, él confesó el crimen–, dado que no han sido sentenciados. Sea por información de familiares, o por investigaciones periodísticas, se ha conocido el nombre de los procesados –como en muchos otros casos–, y se ha hecho público. Tanto en medios tradicionales, radio, prensa, televisión, como digitales alternativos y redes sociales, pero ante ello, los jueces instruyen y advierten a los medios de comunicación para que callen. Que guarden la información de los presuntos agresores, mientras irónicamente los datos de las víctimas son expuestos. Ciertamente, vigilar el debido proceso es muy importante en un país donde suelen inventarse culpables o chivos expiatorios, donde además se consideran verdades jurídicas las declaraciones de un presunto narcotraficante y homicida como Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo o El Terco, para tratar de cerrar el expediente de 43 normalistas desaparecidos en Guerrero. O únicamente permanecen en prisión aquellos que no tienen dinero para pagar un buen abogado, mientras los grandes capos y políticos corruptos gozan de la impunidad que sus ostentosas fortunas pueden pagar. Cierto es también que el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, sigue lejos de alcanzar el justo equilibrio entre los derechos de los procesados y los derechos de las víctimas, los de sus familias, y los de la sociedad que permanece en riesgo, por la ineficiencia del sistema judicial, y los obligan a convivir a diario con delincuentes que son constantemente detenidos y liberados. Que solo terminan promoviendo mayor opacidad. La situación es del dominio público, ahí está el informe de los Derechos Humanos en el mundo presentado este 24 de febrero de 2015 en Londres, por Amnistía Internacional (AI). El reporte de México se resume en cinco palabras “la impunidad es la norma”. Y como si la opacidad del sistema judicial no fuera suficiente, el licenciado Enrique Peña Nieto, mete su presidencial mano y envía con emisario, 81 modificaciones a la Ley de Transparencia –que los legisladores habían elaborado junto con organismos ciudadanos– cuyo objetivo básico es que el IFAI siga sin poder sancionar. Que para que el instituto promueva una controversia constitucional y pueda modificar leyes en contra de la transparencia, deba tener mayoría calificada. También propone el Presidente que ya no sean públicos los sueldos y honorarios de los funcionarios, y que no sean públicos los nombres de personas o empresas que sean favorecidas con condonaciones fiscales. Pugnan para que la información clasificada no pueda ser desclasificada por votación del Comité de Transparencia, y que tampoco se desclasifique cuando haya una violación grave a los derechos humanos. La intervención de la Presidencia de la República resulta abusiva considerando que hace unos días fueron expuestos los problemas generados por la falta de controles y transparencia en la administración pública. Juan Manuel Portal Martínez, Auditor Superior de Fiscalización, informó que en la revisión de la Cuenta Pública 2013 detectó irregularidades que apuntan a desvíos de recursos que debieron invertirse en educación, sector social, agropecuario y agrario, y el daño patrimonial podría ascender a más de 50 mil millones de pesos Como resultado de la misma auditoría, la ASF realizó 1,768 promociones de responsabilidad administrativa sancionatoria, y 147 denuncias de hechos. En el discurso, recordó que “el sentir general es la crisis de confianza por la que atraviesan las instituciones de la República” y  la actitud de escepticismo y de reserva respecto a la actuación del Estado que tiene la ciudadanía y opinó: “A mi parecer, los órganos del Estado tienen la obligación de…proporcionar elementos de certidumbre y objetividad, más allá de cualquier interés…” Y después 243 consejeros electorales de distintas entidades federativas criticaron al  Instituto Nacional Electoral “por no aprobar las medidas que eviten la compra del voto” a través de los programas sociales en la próxima jornada electiva. Apenas el 24 de febrero, los representantes de los partidos fuertes en el Congreso  de la Unión anunciaron que finalmente llegaron a un acuerdo que: “…considera la ratificación del secretario de la Función Pública por parte del Senado; la fiscalización de hasta 92 por ciento de los recursos de los estados por parte de la Auditoría Superior de la Federación; y que no prescriban los delitos vinculados a casos de corrupción en un lapso de siete años. Pero de si van aceptar o no las sugerencia regresivas del Presidente, no mencionaron nada. Tampoco de las “negociaciones en lo oscurito” que acusaron algunos diputados panistas. Total que el ciudadano común sigue sin saber si los diputados echarán por la borda los pocos avances logrados en materia de transparencia, en los dos sexenios panistas. Ahogados en el oscurantismo de los acuerdos con el autoritarismo del PRI presidencial.

Oscurantismo mexicano

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En Mexicali las autoridades informaron que Emanuel López Espinoza admitió en su primera entrevista con los agentes que lo detuvieron, haber asesinado a Janeth, una niña de doce años cuya imagen y nombre los bajacalifornianos conocimos ampliamente durante su búsqueda. El 7 de febrero, la pequeña también fue atacada sexualmente y enterrada en un patio trasero. Presentando ante el juez el 19 de febrero, el asesino confeso pidió que se protegieran sus datos y su imagen. Así, este sujeto quiere que el gobierno –que fue incapaz de salvaguardar a la víctima– lo proteja para que la opinión pública no lo identifique, ni lo relacione con las atrocidades que sufrió Janeth, menor cuya imagen, se insiste, fue ampliamente divulgada. Días antes de su aprehensión, los generales de Emanuel López Espinoza habían sido dados a conocer debido a la alerta sobre la búsqueda de quien entonces, era el principal sospechoso de dar muerte, abusar y enterrar a la menor. Luis Carlos Calzada, procesado por el estrangulamiento, e incineración de una mujer de nombre Jacqueline, cuyo cuerpo fue encontrado abandonado en el interior de un carro en una zona despoblada de la colonia Progreso en la capital bajacaliforniana el 17 de marzo de 2013, también solicitó el 24 de febrero, que sus datos fueran resguardados. Con todo y que existen videos, elementos periciales y declaraciones alrededor de su persona en la comisión del crimen, él no quiere que la comunidad se entere. Ninguno de los dos hombres, encarcelados y sujetos a proceso, ha sido señalado como responsable –aun cuando en el caso de Emanuel López y de acuerdo a sus captores, él confesó el crimen–, dado que no han sido sentenciados. Sea por información de familiares, o por investigaciones periodísticas, se ha conocido el nombre de los procesados –como en muchos otros casos–, y se ha hecho público. Tanto en medios tradicionales, radio, prensa, televisión, como digitales alternativos y redes sociales, pero ante ello, los jueces instruyen y advierten a los medios de comunicación para que callen. Que guarden la información de los presuntos agresores, mientras irónicamente los datos de las víctimas son expuestos. Ciertamente, vigilar el debido proceso es muy importante en un país donde suelen inventarse culpables o chivos expiatorios, donde además se consideran verdades jurídicas las declaraciones de un presunto narcotraficante y homicida como Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo o El Terco, para tratar de cerrar el expediente de 43 normalistas desaparecidos en Guerrero. O únicamente permanecen en prisión aquellos que no tienen dinero para pagar un buen abogado, mientras los grandes capos y políticos corruptos gozan de la impunidad que sus ostentosas fortunas pueden pagar. Cierto es también que el Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, sigue lejos de alcanzar el justo equilibrio entre los derechos de los procesados y los derechos de las víctimas, los de sus familias, y los de la sociedad que permanece en riesgo, por la ineficiencia del sistema judicial, y los obligan a convivir a diario con delincuentes que son constantemente detenidos y liberados. Que solo terminan promoviendo mayor opacidad. La situación es del dominio público, ahí está el informe de los Derechos Humanos en el mundo presentado este 24 de febrero de 2015 en Londres, por Amnistía Internacional (AI). El reporte de México se resume en cinco palabras “la impunidad es la norma”. Y como si la opacidad del sistema judicial no fuera suficiente, el licenciado Enrique Peña Nieto, mete su presidencial mano y envía con emisario, 81 modificaciones a la Ley de Transparencia –que los legisladores habían elaborado junto con organismos ciudadanos– cuyo objetivo básico es que el IFAI siga sin poder sancionar. Que para que el instituto promueva una controversia constitucional y pueda modificar leyes en contra de la transparencia, deba tener mayoría calificada. También propone el Presidente que ya no sean públicos los sueldos y honorarios de los funcionarios, y que no sean públicos los nombres de personas o empresas que sean favorecidas con condonaciones fiscales. Pugnan para que la información clasificada no pueda ser desclasificada por votación del Comité de Transparencia, y que tampoco se desclasifique cuando haya una violación grave a los derechos humanos. La intervención de la Presidencia de la República resulta abusiva considerando que hace unos días fueron expuestos los problemas generados por la falta de controles y transparencia en la administración pública. Juan Manuel Portal Martínez, Auditor Superior de Fiscalización, informó que en la revisión de la Cuenta Pública 2013 detectó irregularidades que apuntan a desvíos de recursos que debieron invertirse en educación, sector social, agropecuario y agrario, y el daño patrimonial podría ascender a más de 50 mil millones de pesos Como resultado de la misma auditoría, la ASF realizó 1,768 promociones de responsabilidad administrativa sancionatoria, y 147 denuncias de hechos. En el discurso, recordó que “el sentir general es la crisis de confianza por la que atraviesan las instituciones de la República” y  la actitud de escepticismo y de reserva respecto a la actuación del Estado que tiene la ciudadanía y opinó: “A mi parecer, los órganos del Estado tienen la obligación de…proporcionar elementos de certidumbre y objetividad, más allá de cualquier interés…” Y después 243 consejeros electorales de distintas entidades federativas criticaron al  Instituto Nacional Electoral “por no aprobar las medidas que eviten la compra del voto” a través de los programas sociales en la próxima jornada electiva. Apenas el 24 de febrero, los representantes de los partidos fuertes en el Congreso  de la Unión anunciaron que finalmente llegaron a un acuerdo que: “…considera la ratificación del secretario de la Función Pública por parte del Senado; la fiscalización de hasta 92 por ciento de los recursos de los estados por parte de la Auditoría Superior de la Federación; y que no prescriban los delitos vinculados a casos de corrupción en un lapso de siete años. Pero de si van aceptar o no las sugerencia regresivas del Presidente, no mencionaron nada. Tampoco de las “negociaciones en lo oscurito” que acusaron algunos diputados panistas. Total que el ciudadano común sigue sin saber si los diputados echarán por la borda los pocos avances logrados en materia de transparencia, en los dos sexenios panistas. Ahogados en el oscurantismo de los acuerdos con el autoritarismo del PRI presidencial.

Sistema anticorrupción: faltó modificar fuero al Presidente

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El Sistema Nacional Anticorrupción, cuya creación fue aprobada el jueves 26 de febrero por la Cámara de Diputados, resulta ser un ente integrado por titulares de otras dependencias que, de suyo, ya tenían la obligación de investigar, procesar y sancionar actos de corrupción por parte de servidores públicos y ciudadanos. O sea, los juntaron a todos en un cuadro de honor para compartir responsabilidades. Además, crearon dos entidades para formar parte de este sistema: la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, que está en la estructura de la Procuraduría General de la República, y el Tribunal Federal de Justicia Administrativa dentro del Poder Judicial de la Federación, y ya entrados, lo integrarán con magistrados que durarán 15 años en el cargo. Los diputados modificaron 13 artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para crear el mazacote… perdón, el Sistema Nacional Anticorrupción, pero olvidaron lo más importante en estos momentos: Modificar el Artículo 108 de la Constitución, donde se determina que “el Presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, solo podrá ser acusado por traición a la patria y delitos graves del orden común”. Es decir, en estas condiciones, el Sistema Nacional Anticorrupción podrá investigar a todos los funcionarios, menos al Presidente de la República. Y vaya, si en estos momentos urge un sistema anticorrupción, una investigación, deslinde de responsabilidades y sanciones, es precisamente por las acciones del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, su secretario de Hacienda Luis Videgaray, su esposa Angélica Rivera, entre otros, pero primordialmente. Aunque era una promesa de muchos y una necesidad de otros tantos, un verdadero sistema anticorrupción se antojó más urgente a partir de la revelación de por lo menos tres hechos: 1.- La adquisición por parte de la primera dama de una casa de extremo lujo, valorada en más 7 millones de dólares, a la compañía constructora -Grupo Higa- que su esposo el Presidente benefició con miles de millones de pesos en contratos de obras cuando fue gobernador del Estado de México, y a quien había entregado la concesión para la construcción del tren México-Querétaro, por arriba de los 3 mil millones de dólares. Si eso no es tráfico de influencias, o sea un acto de presunta corrupción, se le parece muchísimo y, por lo tanto, debe ser investigado. 2.- La revelación de la adquisición de una casa de lujo en las inmediaciones de un campo de golf por parte del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, con un esquema financiero con beneficios que ningún banco entrega a sus cuentahabientes, y además, pagado en efectivo poco antes de la toma de posesión de Peña -y por lo tanto de Videgaray-; casa que también fue vendida por la constructora favorita de los peñistas, Grupo Higa. Igual, todo lo que se lee parece acto ventajoso y, en consecuencia, sujeto de investigación. 3.- La revelación que la casa que Peña utilizó como casa de transición cuando era Presidente Electo de México, también era propiedad de Grupo Higa. Lo mismo que la obra del hangar para el nuevo avión presidencial, entre tantísimos proyectos en marcha. En estas condiciones, muchos mexicanos, partidos de oposición, analistas y extranjeros, urgieron a México a establecer mecanismos para la investigación de actos de corrupción. Es urgente que la figura presidencial se deslinde de la presunción de corrupción y tráfico de influencias, o que por ello sea sancionada. De otra manera, no tendrá el respeto que no ha tenido, y que ante las evidentes sospechas ha ido perdiendo. Pero este Sistema Nacional Anticorrupción, al que se supone le pusieron garras y dientes, Ministerios Públicos, jueces, auditores, investigadores, comité de ética y ciudadano, nada podrá hacer contra la figura presidencial si el Artículo 108 no se modifica. Con 409 votos a favor, tres abstenciones y 24 en contra, los diputados aprobaron la iniciativa que crea, en el Artículo 113, el Sistema Nacional Anticorrupción, un organismo autónomo, como lo son el Instituto Nacional Electoral o puede ser también la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Pero a diferencia de estas dos instancias que nos sirven de ejemplo, el Sistema Nacional Anticorrupción está mínimamente ciudadanizado. Verá, al Sistema Nacional Anticorrupción lo rige un Comité Coordinador integrado por: 1.- El titular de la Auditoría Superior de la Federación. 2.- El titular de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción (de nueva creación). 3.- El presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información. 4.- El titular de la Secretaría de la Función Pública del Gobierno Federal. 5.- El presidente del Consejo de la Judicatura Federal del Poder Judicial. 6.- El presidente del Tribunal Federal de Justicia Administrativa. 7.- Un representante del Comité de Participación Ciudadana (de nueva creación). A su vez, el Comité de Participación Ciudadana está integrado por cinco ciudadanos. Como puede ver, el Sistema Nacional Anticorrupción es una mezcla de organismos ya existentes, con poderes y facultades especiales, pero ahora -si en el Senado se aprueba tal cual- también con injerencia en la persecución de actos de corrupción en la esfera gubernamental del Poder Ejecutivo en cualquiera de sus órdenes, sea federal, estatal o municipal, y también de particulares que cometan actos de corrupción con funcionarios públicos. De acuerdo a la iniciativa aprobada el jueves 26 de febrero en la Cámara de Diputados, el Comité Coordinador, el que integran los titulares de otros organismos autónomos y la Secretaría de la Función Pública -la cual será juez, parte y evidencia de una mala administración- tendrá como responsabilidad: “Coordinar a las autoridades de todos los órdenes de gobierno competentes en la prevención, detección y sanción de responsabilidades administrativas y hechos de corrupción, así como en la fiscalización y control de recursos públicos”. Mientras el Comité de Participación Ciudadana deberá: “Instrumentar mecanismos de coordinación con los sistemas locales, diseñar y promover políticas integrales en materia de fiscalización y control de recursos públicos, de prevención, control y disuasión de faltas administrativas y hechos de corrupción; determinar los mecanismos de suministro, intercambio, sistematización y actualización de la información que generen las instituciones competentes de los órdenes de gobierno”. Las funciones del Sistema Nacional Anticorrupción se pueden resumir en: * “El diseño y promoción integrales en materia de fiscalización y control de recursos públicos, de prevención, control y disuasión de faltas administrativas y hechos de corrupción, en especial sobre las causas que los generan”. * “Elaboración de un informe anual que contenga los avances y resultados del ejercicio de sus funciones y de la aplicación de políticas y programas en la materia”. De ese informe se emitirán recomendaciones. Ahora, de cómo sancionará a los corruptos el Sistema Nacional Anticorrupción, aprobaron los diputados que en el caso de los funcionarios públicos ser por amonestación, suspensión, destitución, inhabilitación, sanción económica, extinción de dominio y sanciones penales. Y en el caso de los ciudadanos, con sanciones económicas, inhabilitación para participar en adquisiciones, arrendamientos, concesiones, servicios u obras públicas; resarcimiento de los daños, suspensión de actividades y disolución o intervención en sociedades privadas. La investigación sobre los casos de corrupción detectados en las investigaciones administrativas y la fiscalización, estarán a cargo de la Secretaría de la Función Pública y de la Auditoría Superior de la Federación (que de suyo ya lo hacen, o deberían hacerlo en el caso de la Función Pública), mientras las sanciones serán determinadas por el Tribunal Federal de Justicia Administrativa. En las sanciones estarán inmersos y conocerán de los casos, el Poder Judicial de la Federación, el de los Estados, el Tribunal Superior del Distrito Federal, los Consejos de la Judicatura Federal, Estatal y del Distrito Federal. Pero vaya, de no reformarse el Artículo 108, no para desaforar al Presidente de la República, sino para hacerlo sujeto de auditorías, investigaciones de irregularidades y sanciones, el Sistema Nacional Anticorrupción será para todos los funcionarios, para todos los ciudadanos, menos para el Primer Mandatario de México. Qué cosas.