Quizá a muchos mexicanos por haber nacido hace 20 o 25 años les resulte común esos cierres de carreteras, calles, oficinas gubernamentales y todo lo que signifique actividad laboral, en oficinas de la iniciativa privada o las que albergan gobiernos. Incluso, hasta ven con normalidad el enrejado de Palacio Nacional de lo que alguna vez, antes de que llegara la sabiduría de la 4T, era sitio de visita y disfrute.
Cada quien tendrá su opinión sobre esta forma de protestar, que desde hace siete años se ha convertido en el pan de cada día. Dirán algunos apasionados que los del grupo vinotinto no inventaron la actual forma de protestar. Aceptado, ellos no tienen la autoría, sólo se les puede atribuir que su forma de gobernar, con tantos intentos fallidos, sí han fortalecido la fórmula de protesta; pero antes, recordemos cuando el tlatoani que dicen está confinado en su rancho, puso el grave ejemplo al decir que: “le robaron la elección presidencial” y cerró varias semanas el Paseo de la Reforma.
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Lo lamentable es que en Baja California no había sido adoptada esa forma de protestar. Lo hacían, pero era excepcional, y como no le pusieron alto, aplicando la Ley, ha ido subiendo de tono. Hace unos meses cerraron la Avenida Aeropuerto, propiciando que los viajeros tuvieran que caminar varios kilómetros. Sin consecuencia para esos agitadores, ni siquiera en el caso de la venerable señora con 85 años vividos, que paró en un hospital privado víctima de esfuerzo que hizo para reunirse con su familia, en una gasolinera. Bueno, le subió la presión, le dio taquicardia y fue hospitalizada.
Las historias en CDMX y en todos los lugares que cierran carreteras, aeropuertos, planta de PEMEX, nos hablan de las millonarias pérdidas, además de los delitos penales que cometen con esas acciones. Pero no hay castigo; los blandengues dicen que no reprimen. Sólo a algunos jóvenes de la Generación Z los detuvieron, aunque se demostró que ni siquiera resorteras traían para agredir. Pero las pandillas de negro, que dicen y seguro que si son enviados por el gobierno federal, no son tocadas ni con el pétalo de una rosa.
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Nota 1. Imaginemos los millones que se pierden en esas protestas, cuando sería lógico sentarse a dialogar. Claro, en eso de rellenar el Zócalo con 600 mil entusiastas almas para “festejar”, la inversión no fue poca cosa.
Nota 2. Felicitamos al Club Sólo Ángeles, motociclistas de Tijuana. Siguen incansables dando alegría a los niños, con los juguetes que les entregan desde hace más de 40 años.
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Nota 3. Hoy festejamos a la Virgen de Guadalupe. Los mexicanos creyentes necesitamos su intercesión para unirnos en amor.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
Correo electrónico: [email protected] www.lagacetaredsocial.com
