“Revelaciones indican que Israel, buscando ganar las redes sociales, está gastando millones de dólares para asegurar el apoyo de TikTok y otros influenciadores”.
-Ramzy Baroud.
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El desenlace final se desarrolla en el campo de batalla de la información. Los próximos meses y años marcan la lucha más crítica por la verdad en la historia del conflicto.
Los aliados de Israel en todo el mundo se esfuerzan desesperadamente por ayudar a Tel Aviv a restablecer una narrativa convincente, no sólo con respecto al genocidio en Gaza, sino a todo el legado del colonialismo israelí en Palestina y Medio Oriente.
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La pequeña historia perfecta, construida sobre mitos y puras invenciones —la de una pequeña nación que lucha por su supervivencia en medio de “hordas de árabes y musulmanes”—, se está derrumbando rápidamente. Fue una mentira desde el principio, pero el genocidio en Gaza la ha hecho totalmente indefendible.
Los detalles desgarradores del genocidio israelí en Gaza fueron más que suficientes para que la gente a nivel mundial cuestione fundamentalmente la narrativa sionista, particularmente el tópico racista occidental de la “villa en la jungla” utilizado por Israel para describir su existencia entre la población colonizada.
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No sólo personas en todo el mundo, sino incluso los estadounidenses, se han vuelto decisivamente en contra de Israel. Lo que comenzó como una tendencia alarmante —desde el punto de vista israelí, por supuesto— es ahora la nueva realidad irrefutable.
Encuestas nacionales indican que el apoyo a los palestinos entre los adultos estadounidenses ha aumentado, con un 33 por ciento diciendo ahora que simpatizan más con los palestinos, la lectura más alta hasta ahora y un aumento de seis puntos porcentuales respecto al año pasado.
Incluso la mayoría proisraelí una vez inquebrantable entre los republicanos se está suavizando a favor de los palestinos, con un 35 por ciento de republicanos a favor de un estado palestino independiente; un aumento significativo desde el 27 por ciento en 2024, lo que demuestra un claro cambio en un segmento de la base republicana.
El gobierno israelí ahora está luchando con todos los recursos a su disposición para dominar la guerra de información. Se centra en inyectar falsedades israelíes calculadas en el discurso y bloquear agresivamente el punto de vista palestino.
Los últimos informes sobre una campaña israelí para ganar las redes sociales otorgando millones de dólares a TikTok y otros influenciadores de redes sociales son sólo una fracción de una campaña masiva y coordinada.
La guerra es multifacética. El 4 de noviembre, informes de noticias revelaron que el cofundador de Wikipedia, Jimmy Wales, intervino personalmente para bloquear el acceso de edición a la página dedicada al Genocidio de Gaza. Alegó que la página no cumple con los “altos estándares” de la empresa y “necesita atención inmediata”. Según Wales, esa página específica requiere un “enfoque neutral”, lo que significa, en la práctica, que se requiere una censura descarada para evitar que el genocidio sea descrito con precisión como la “destrucción intencional y sistemática en curso del pueblo palestino”.
Israel ha estado obsesionado durante mucho tiempo con controlar la narrativa en Wikipedia, una estrategia anterior al actual genocidio en Gaza. Informes que se remontan a 2010 confirman que grupos israelíes establecieron cursos de formación específicos en “edición sionista” para editores de Wikipedia, con el objetivo explícito de inyectar contenido alineado con el estado y dar forma a entradas históricas y políticas clave.
La campaña de censura contra los palestinos y las voces pro-palestinas es tan antigua como los medios mismos. Desde el principio, los medios de comunicación principales en Occidente han estado estructuralmente alineados con agendas corporativas que están naturalmente aliadas con el dinero y el poder; de ahí el predominio de la visión israelí y la casi completa eliminación de la perspectiva palestina.
Sin embargo, hace años, Israel comenzó a darse cuenta del peligro existencial de los medios digitales, particularmente los espacios abiertos en las redes sociales que permitían a individuos comunes convertirse en creadores de contenido independientes. La censura, sin embargo, tomó un giro feo y generalizado durante el genocidio, donde incluso el uso de palabras como Gaza, Palestina, y mucho menos genocidio, resultaría en la restricción sombra (shadowbanning) o el cierre directo de cuentas.
De hecho, muy recientemente, YouTube (META), que antes era conocido por ser menos severo en la censura de voces pro-palestinas, cerró las cuentas de tres importantes organizaciones palestinas de derechos humanos (Al-Haq, el Centro Al Mezan para los Derechos Humanos y el Centro Palestino para los Derechos Humanos), eliminando más de 700 videos con material crucial que documenta violaciones israelíes del derecho internacional.
Lamentablemente, aunque no sorprendentemente, ni una sola plataforma de redes sociales principal es inocente de censurar cualquier crítica a Israel. Así, se ha convertido en una práctica diaria que las referencias a Palestina, el genocidio de Gaza y similares deban escribirse en lenguaje codificado, donde, por ejemplo, la bandera palestina sería reemplazada por la imagen de una sandía.
Muchos activistas pro-Palestina ahora están destacando la complicidad directa de los medios occidentales, especialmente en el Reino Unido, al intentar blanquear las acusaciones de violación contra soldados israelíes. En lugar de usar la palabra inequívoca violación, los principales medios se refieren a los horribles episodios de Sde Teiman simplemente como abusos. Mientras políticos israelíes y otros criminales de guerra celebran abiertamente los llamados abusos y a los violadores como héroes nacionales, los principales medios británicos y franceses aún se niegan a aceptar que la tortura generalizada, la violación y el maltrato de palestinos es parte de una agenda sistémica centralizada, no meros abusos individuales.
Compárese esto con la cobertura sensacionalista y omnipresente de la supuesta violación masiva por parte de palestinos en el sur de Israel el 7 de octubre, a pesar de que nunca se realizó una investigación independiente y de que las acusaciones fueron hechas por el ejército israelí sin evidencia creíble.
Esto no es simple parcialidad e hipocresía, sino complicidad directa, como se afirma en la declaración final del Tribunal de Gaza del 26 de octubre de 2025. “El Jurado considera que una serie de actores no estatales son cómplices de genocidio”, decía el veredicto, incluyendo “los reportajes mediáticos parciales en occidente sobre Palestina y la falta de cobertura de los crímenes israelíes”.
El ajuste de cuentas final se desarrolla en el campo de batalla de la información. Los próximos meses y años marcan la lucha por la verdad más crítica en la historia del conflicto. Israel, confiando en la censura, la intimidación y el consentimiento fabricado, utilizará todos los métodos para asegurar una victoria. Para los palestinos y todos los que defienden la justicia, esta batalla por la historia es tan crucial como el genocidio en sí. No se debe permitir que Israel limpie su imagen, porque pulir un genocidio garantiza su repetición.
*(“The Final Reckoning: Israel’s Last-Ditch Battle to Win the Media War”, por el Dr. Ramzy Baroud, periodista, autor y editor de The Palestine Chronicle. Es autor de seis libros. Su próximo libro, “Before the Flood”, será publicado por Seven Stories Press. Otros de sus libros incluyen “Nuestra visión para la liberación”, “Mi padre fue un luchador por la libertad” y “La última tierra”. Baroud es investigador senior no residente en el Centro para el Islam y Asuntos Globales (CIGA). Su página web es www.ramzybaroud.net)
Enviado por Fidel Fuentes.
Correo: [email protected]
