Ser amigo de Adela Navarro es un extraordinario placer. Tenemos la costumbre de comer una vez al mes en diferentes restaurantes y nos encontramos con una charla siempre inteligente, siempre ingeniosa, donde el afecto y la confianza prevalecen.
Empecé a escribir en el Semanario ZETA casi desde los principios del periódico, llevo 40 años haciéndolo con gran alegría y con enorme libertad. Jamás he sido censurado y jamás se ha editado un tema propuesto por mí. Sin duda, ZETA es un espacio de libertad y de honestidad. No es fácil dirigirlo desde la parte financiera. Aparte de la investigación seria y profunda de la noticia, no hay acontecimiento profundo que el Semanario no analice, y cuando los medios mundiales desean enterarse de sucesos de nuestra región, acuden con tranquilidad al ZETA, un medio serio y bien documentado.
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Por supuesto, Adela es una muy bella dama de principios y valores profundos. No hay premio mundial al periodismo que no haya recibido. Por su seriedad, ella es ampliamente reconocida como una autoridad por los medios y los periodistas más famosos. Es joven, es bella y ha mantenido una vida de honestidad ideológica y económica en el periódico y fuera de él.
ZETA, fundado en 1980, es una de las pocas publicaciones que informa con frecuencia sobre la delincuencia organizada, el narcotráfico y la corrupción en las ciudades fronterizas de México. Varios editores y reporteros del Semanario han sido asesinados, incluyendo a Héctor Félix Miranda, cofundador de ZETA, y a Francisco Ortiz Franco, coeditor.
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Durante su carrera, Adela ha recibido múltiples reconocimientos, como el Premio Internacional a la Libertad de Prensa del Comité para la Protección de los Periodistas y el Premio a la Valentía en el Periodismo, concedido por la International Women’s Media Foundation. En 2013 fue incluida en la lista de “100 Pensadores Globales” de la revista Foreign Policy, que incorpora reconocidos líderes políticos y empresarios a nivel internacional. Navarro Bello fue la única latinoamericana de la lista
Mientras la ciudad duerme, Adela nos cuida, investiga, lucha, protege y descara a aquellos que quieren lastimar a la sociedad. Siento que debe haber un reconocimiento total de los mexicanos a esta extraordinaria heroína de nuestro tiempo.
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Es imposible no admirarla cuando ella se presenta en público en diferentes programas de televisión nacional, dando su opinión siempre certera, honesta, sabia y bien sustentada. A pesar de toda la fragilidad de su feminidad, lucha con vehemencia y con entusiasmo, escribe fuerte y convoca a los miembros de su equipo a participar con valor e inteligencia.
Ha sido acosada por gobernantes y políticos de todas las trayectorias que terminan respetando su integridad y reconociendo su honestidad. Ser amigo de Adela es recibir la generosidad del consejo y el trato, y la palabra amable y certera; y trabajar bajo su dirección es un honor y una enseñanza. Pido un aplauso de pie para esta estoica mujer que siempre ha luchado por la libertad… Libre como el viento.
José Galicot es empresario radicado en Tijuana.
Correo: [email protected]
