El maestro de ceremonias del acontecimiento cultural celebra 75 años, de los cuales 51 han sido al servicio de la UdeG y 39 siendo la voz oficial de la FIL. “El grave problema de muchos maestros de ceremonias es que quieren ser protagonistas”, expresó a ZETA
La voz oficial de Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), Carlos Maciel, celebra 75 años, de los cuales en 51 ha trabajado al servicio de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y durante 39 ediciones ha fungido como el maestro de ceremonias de las presentaciones estelares de la FIL.
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Carlos Alberto Maciel García (Guadalajara, 9 de febrero de 1950) es el personaje que aparece cada año en el podio de la FIL Guadalajara para presentar a los premios Nobel o Cervantes, ganadores del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances o de la Medalla Carlos Fuentes, homenajeados o presentaciones más importantes de las más de tres mil actividades que anualmente realiza el acontecimiento literario más importante de Iberoamérica.
“A la FIL, como la vi nacer, la sentía como mi hermana menor; ese cariño le tengo, nada más que ha crecido tanto que nos ha opacado a mucha gente y ahora estamos orgullosos de haberla podido ayudar a crecer”, refirió a ZETA Carlos Maciel, previo a la FIL Guadalajara 2025, que se realizará del sábado 29 de noviembre al domingo 7 de diciembre, en su edición número 39.
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DESDE 1987
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La inauguración de la primera edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) fue el 28 de noviembre de 1987, la cual estuvo dedicada en homenaje a Juan José Arreola Zúñiga, en la Expo Guadalajara. José Trinidad Padilla López y Bolívar Zapata fueron sus primeros directores generales, siendo Raúl Padilla López el primer presidente y fundador.
— ¿Cómo empezó Usted a ser el maestro de ceremonias oficial desde la primera edición de FIL Guadalajara en 1987?
“Realmente, yo participé desde la formación de la FIL antes de que se hiciera. Cuando nos reunió en su oficina el licenciado Raúl Padilla –todavía sin ser rector de la Universidad, era director del Departamento de Investigación y Operación Científica–, nos comentó que quería hacer una feria del libro, que quién sabía más de ferias de libros. Entonces, como yo había participado en el Ayuntamiento, en la Feria Municipal del Libro, y era muy amigo del licenciado Padilla, pues también estuve en esa reunión y coincidimos en que el ingeniero Bolívar Zapata –que era el director técnico de la FIL de Minería en México– era quien sabía y dijo: ‘Pues hay que invitarlo’. Después ya vino aquí, empezamos a platicar y él fue el primer director de la FIL. Entonces, cuando llegamos a la primera FIL, cuando iba a ser la inauguración me dice el licenciado Padilla: ‘Bueno, pues no tenemos maestro de ceremonias, así que tú vas a ser el que vas a empezar con eso’”.
De hecho, recordó al presidente de FIL Guadalajara, Raúl Padilla López:
“Yo conocí a Raúl desde que era estudiante. Él me conoció cuando trabajaba yo en la Feria Municipal del Libro; yo fui secretario particular del regidor de promoción cultural en la cual nos encargábamos de la Feria Municipal del Libro. En la Feria Municipal del Libro, siendo estudiante Raúl, nos ayudó porque él trabajó también ahí en el Ayuntamiento, en aquel entonces en la Galería Torres Bodet; ahí también me tocaba presentar. Entonces, yo como actor en mis tiempos y director escénico, pues sabía un poquito controlar los nervios y poder hablar un poquito más fluido que algunas personas. Entonces, se acordó de eso y me dice: ‘Al cabo tú ya le sabes, y adelante’”.
Reveló que desde 1971 ha estado al servicio de la UdeG, su alma mater, donde ha ocupado diversos cargos, pero sobre todo contó que tuvo una formación en artes escénicas que le ha valido para conducir a la perfección una ceremonia desde el podio: Carlos Alberto Maciel García es cirujano dentista por la UdeG, ha sido Profesor Titular B, fundador y Subdirector de la Compañía de Teatro (1972-1992); dos veces Secretario de la Escuela de Artes Plásticas, en cuatro ocasiones (de 1997 a 2010) Jefe del Departamento de Artes Escénicas del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, y participó en el diseño (1995) y rediseño (2006) curricular de las licenciaturas en Artes Escénicas (danza y teatro) de la Universidad.
“En octubre cumplí 54 años de servicio. Empecé como maestro en la Escuela de Artes Plásticas, en la Escuela Vocacional; fui fundador de la Compañía de Teatro de la Universidad de Guadalajara, junto con su director en aquel entonces, el maestro Rafael Sandoval. Como yo estaba en la Compañía de Teatro de la Universidad de Guadalajara (yo era el subdirector), teníamos muchos eventos y en ese entonces tuvimos el teatro experimental mucho tiempo, y pues a mí me tocaba hacer las presentaciones cuando teníamos alguna ceremonia especial, pero no era como una cosa ya de trabajo rutinario, sino era esporádicamente”.
“Entonces, mi formación realmente es en las artes escénicas. Junto con el maestro de música Marco Antonio Verdín hicimos algunas presentaciones, primero pequeñitas y luego ya bastante grandes con alumnos de la Escuela de Música; luego empecé a ser director de escena y asistente de director de las compañías que venían en las temporadas de ópera aquí en Guadalajara, y posteriormente ya me quedé dirigiendo uno o dos de los títulos que se presentaban aquí en Guadalajara. Entonces, mi formación es realmente las artes escénicas”.
Luego trajo a la memoria la primera FIL en 1987:
“En aquel entonces, los que trabajábamos en la FIL éramos muy pocos todavía. La FIL nació grande, pero el trabajo lo hacíamos pocas personas. Yo me encargaba de todos los montajes, de las ceremonias. Me acuerdo que tuvimos un homenaje a Juan José Arreola y como yo me encargaba de la producción de la Compañía de Teatro y hacía las escenografías, pues me ponía a hacer las escenografías de algunos eventos. En aquel entonces, los salones los hacíamos con mamparas; hasta contaminación a veces de sonido había, porque de uno a otro se comunicaba el sonido, pero adelante sacamos la FIL”.
EL PRESENTADOR DE LAS GRANDES FIGURAS
Desde Juan José Arreola, Gabriel García Márquez, José Saramago, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, hasta Salman Rushdie, Paul Auster o Fernando del Paso y recientemente Mircea Cărtărescu o Mia Couto, a Carlos Maciel le ha tocado ser el maestro de ceremonias en las presentaciones de las grandes figuras que anualmente desfilan por los pasillos de la FIL Guadalajara.
— ¿Con qué autores le ha tocado platicar personalmente desde 1987?
“En primer lugar, todos los que han sido Premio Juan Rulfo, en aquel tiempo (que ahora es el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances), porque me toca atenderlos, recibirlos. Con algunos hemos hecho muy buena amistad, podría decir yo, entre ellos –me jacto– García Márquez, que era uno de los patrocinadores de la primera FIL porque ellos donaron su beca nacional para la FIL, él y Carlos Fuentes. Entonces convivíamos mucho, los invitaban o me tocaba llevarlos como anfitrión a comer a algunos lugares y platicábamos muy bien; lo mismo con Mario Vargas Llosa porque cuando hicimos una exposición de toda su vida coincidió con muchas cosas; por ejemplo, en una exposición venía una colección de una revista infantil de Argentina llamada Billiken, de origen alemán, y él comentaba que él había aprendido a leer con esa revista y que hacía sus trabajos de primaria con unos datos que venían ahí, porque venían recortes de historia y de geografía, y le digo: ‘Qué curioso, yo aprendí a leer con Billiken y hacía mis trabajos de la primaria porque en aquel entonces no había computadoras’. De ahí nació que platicábamos cada vez que venía”.
De hecho, rememoró cuando Salman Rushdie visitó por primera vez FIL Guadalajara en 1995, ocasión en que Carlos Fuentes lo entrevistó:
“Uno de los autores que más me ha llamado la atención fue Salman Rushdie, cuando sobre su cabeza pesaba la orden de los ayatolas; había una recompensa de cinco millones de dólares a quien lo matara. Fue como una cuestión de que nadie sabía que venía; entró, lo pasamos por pasillos interiores de la FIL hasta el salón donde lo presentó Carlos Fuentes y volvió a salir con una seguridad tremenda. Fue muy significativo por todo lo que pesaba sobre él por su libro ‘Los versos satánicos’, que fue muy cuestionado por los ayatolas. Carlos Fuentes le hizo una entrevista, ya lo estaba esperando en el salón y yo presenté a Carlos Fuentes y a Salman Rushdie, luego siguió la entrevista”.
“EL GRAVE PROBLEMA DE MUCHOS MAESTROS DE CEREMONIAS ES QUE QUIEREN SER PROTAGONISTAS”
Carlos Maciel es de esos maestros de ceremonias que pronuncia correctamente los nombres de los autores y sus obras. En la entrevista para ZETA, confesó cómo se prepara para una presentación, así como los errores comunes que cometen los jóvenes maestros de ceremonias; por supuesto, todo pasa por la lectura.
“Hay veces que tengo cinco, seis presentaciones en un día, a veces nada más una, pero giran en alrededor de entre 60 y 80 presentaciones en los nueve días. Realmente me pasan a mí las presentaciones más importantes; sería imposible presentar 2000 y tantos eventos durante la FIL”.
— ¿Cómo se prepara Usted como maestro de ceremonias para una FIL Guadalajara?
“En primer lugar, yo soy un asiduo lector. Entonces, desde que sabemos quiénes van a venir, me gusta leer acerca de quiénes son. Pero no nada más el trabajo es mío: hay un trabajo del Departamento de Protocolo de Rectoría General de la Universidad de Guadalajara que me apoyan muchísimo, que realmente ahora ya yo estoy ahí como asesor de protocolo de Rectoría General y ya tienen muy manejado cómo me preparan una carpeta con todo el orden del día, con los presídiums con todo, y yo me pongo a estudiarlo un poquito antes. Cuando tenemos autores que realmente es muy difícil pronunciarlos, por ejemplo, los de origen rumano, cuando veo más de cuatro o tres letras consonantes juntas, digo: ‘¿Esto cómo se pronuncia?’, y me preocupo y voy con alguien que es el que los atiende, su anfitrión o algo de la FIL, y le pregunto que si por favor me puede indicar cómo se pronuncia ese nombre”.
— ¿Por qué es importante pronunciar correctamente el nombre o apellido de un autor y sus obras? Sobre todo, porque lo va a pronunciar en público frente a mucha gente…
“Realmente es muy importante porque muchas de las personas a las cuales les voy a presentar a ese autor o a esa autoridad o a esa personalidad, realmente no lo conocen. Y lo mínimo es que conozcan su nombre correctamente o lo más correctamente posible, porque hay veces que sí es bastante difícil”.
— ¿Usted qué recomienda a los jóvenes que quieren ser maestros de ceremonias en una feria del libro? Muchos presentadores o funcionarios públicos hacen presentaciones fatales que aun siendo autores bastantes conocidos pronuncian mal sus nombres u obras más conocidas.
“Lo que les puedo decir es que lean mucho, sobre todo que manejen el español lo más posible; que lean, por ejemplo, un diccionario de sinónimos para tener muchos sinónimos de una sola palabra, porque no hay cosa más horrible que alguien que repita muchas veces la misma palabra en una intervención. Pero lo más importante: yo siempre he dicho que una ceremonia para mí es como una obra de teatro; o sea, tiene actores que van a hablar, tiene una secuencia, tienen un texto y lo más importante es conservar el ritmo”.
“Buscar el ritmo de una ceremonia es lo más importante que puede haber y, otra, el grave problema de muchos maestros de ceremonias es que quieren ser protagonistas; y el maestro de ceremonias debe parecer que no existe, así como un director de una obra de teatro: desaparece. La mejor obra es cuando no se nota la dirección, cuando parece que todo está hecho por azar. Entonces que no traten de decir más de lo necesario. Muchas veces no nada más se quieren hacer chistosos los maestros de ceremonias, sino muchas veces quieren comentar algo de lo que va a pasar. Si saben y conocen de lo que va a pasar, o de lo que se va a hablar, pues corren el riesgo de quitarle ideas a las personas que van a hablar después; y si no saben, es tantito peor porque van a decir mentiras, van a decir sandeces a veces. Yo he conocido maestros de ceremonias que de veras dicen cada cosa por querer agrandar su participación”.
— ¿Qué ha sido para Usted FIL Guadalajara?
“FIL Guadalajara para mí ha sido el mayor lugar en el cual puede desarrollarse el intelecto de miles y miles de personas, ser testigos de muchas formas de pensar. Lo más importante es esa forma tan libre pensante que tiene la FIL: de la izquierda, de la derecha, de la iglesia, en contra de la iglesia y todo mundo tiene lugar para escuchar lo que quiera y será respetado. A la FIL, como la vi nacer, la sentía como mi hermana menor; ese cariño le tengo; nada más que ha crecido tanto que nos ha opacado a mucha gente y ahora estamos orgullosos de haberla podido ayudar a crecer”.
