Querida suegra:
Por favor no trates de decirme cómo educar a mis hijos. Yo estoy casada con uno de los tuyos y créeme, hay mucho, pero muchísimo por mejorar.
Sinceramente:
Tu nuera.
Autor: El yerno.
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Rápido y furioso
Pasa un carro a 100 km/h y le dice un policía a otro:
– ¿Ese no es al que le quitamos la licencia?
– Sí es él. ¡Vamos!
Paran al tipo del auto y le preguntan:
– ¿Y la licencia?
– No me digan que me la perdieron, par de zonzos.
Autor: Un cafre.
Tic nervioso
Un hombre que tiene un tic nervioso que le hace guiñar un ojo, pide trabajo como vendedor en una agencia de viajes.
– Según su currículum, veo que usted está más que cualificado para este trabajo -dice el jefe de personal- pero, desgraciadamente, no podemos contratar a un vendedor que esté constantemente guiñando el ojo a los clientes.
– Pero espere -dice el hombre-, si me tomo dos aspirinas dejo de guiñar el ojo
– Muéstreme -dice el jefe de personal.
Entonces el hombre se mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca una cantidad enorme de condones de todas formas y colores, finalmente encuentra un par de aspirinas y al ratito de tomarlas deja de guiñar el ojo.
– Es excelente que haya dejado de guiñar el ojo -dice el jefe-, pero no podemos tener vendedores que sean unos mujeriegos.
– ¿Qué quiere decir? -pregunta el hombre-, yo estoy felizmente casado.
– ¿Y cómo explica todos esos condones? -dice el jefe.
– Ah, eso… -dice el hombre-. Haga usted la prueba de ir a una farmacia y pedir aspirinas guiñando el ojo.
Autor: Un coqueto.
Cartas de mal en peor
Un soldado español destinado en Iraq recibe una carta de su novia desde Madrid.
La carta decía lo siguiente:
“Querido Alberto.
Ya no puedo continuar con esta relación. La distancia que nos separa es demasiado grande. Tengo que admitir que te he sido infiel dos veces desde que te fuiste y creo que ni tú ni yo nos merecemos esto, lo siento.
Por favor devuélveme la foto que te envié.
Con amor,
Sofía.”
El soldado, muy herido, le pidió a todos sus compañeros que le regalaran fotos de sus novias, hermanas, amigas, tías, primas, etc.
Junto con la foto de Sofía incluyó todas esas otras fotos que había recolectado de sus amigos. Había 57 fotos en el sobre y una nota que decía:
“Querida Sofía.
Perdóname, pero no puedo recordar quién rayos eres. Por favor, busca tu foto en el paquete y me devuelves el resto”.
Autor: Un excombatiente.
Actualización
Ring, ring, ring.
– Hospital General, buenos días.
– Sí. Buenos días, quisiera hablar con alguien que me dé información sobre un paciente que está internado.
– ¿De qué paciente se trata?
– Se llama Antonio Otero y está en la habitación 376.
– Un momento, le paso a enfermería.
– Buenos días, habla la enfermera Luisa Casas; ¿En qué puedo ayudarle?
– Quisiera saber las condiciones clínicas del paciente Antonio Otero de la habitación 376, por favor.
– Un minuto, que voy a localizar al médico de guardia.
– Buenos días, habla el Doctor Quirós; ¿En qué puedo ayudarlo?
– Oiga doctor, quisiera que me informasen sobre el estado de salud de Antonio Otero de la habitación 376.
– A ver, un minuto que consulto la ficha del paciente.
– Bueno, gracias.
– Aquí está. Veamos, hoy se alimentó bien, la presión y el pulso se mantienen estables y está respondiendo bien a la medicación, por lo que mañana le retiraremos el monitor cardíaco; si continua en esta línea le daremos el alta en dos o tres días.
– ¡Muchas gracias doctor, no sabe usted la buena noticia que acaba de darme! ¡De veras, qué alegría!
– Me alegro hombre, ¿quién es? ¿Su padre?
– No, no, que va, yo soy Antonio Otero y estoy llamando desde la habitación 376, lo que pasa es que aquí todo el mundo entra y sale del cuarto cuando le da la gana, parece que hablan entre ustedes en chino y a mí nadie me hace ni el más mínimo caso.
Autor: Anónimo del IMSS Bienestar.
La herencia de Martínez
– Cuando Martínez murió, dejó todo lo que tenía a un orfanato.
– ¿Y qué tenía?
– Pues… 12 hijos.
Autor: Uno de los hijos de Martínez.







