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lunes, octubre 6, 2025
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Romandía narra lo que la autoridad ocultó en el Rancho Izaguirre

Testigos del horror, el libro que desvela la verdad que se quiso ocultar en el Rancho Izaguirre, operado por el CJNG

 

El horror tiene un nombre y una dirección: Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco. En el estado con el mayor número de desapariciones en el país, este predio no fue sólo un campo de adiestramiento, como la narrativa oficial se empeñó en establecer, sino un centro de esclavitud y exterminio sistemático para miles de jóvenes. La periodista de investigación Sandra Romandía, directora editorial de la revista Emeequis, documentó esta espeluznante realidad en su reciente obra Testigos del horror, publicada en agosto por editorial Grijalbo, la verdad que se quiso ocultar en el Rancho Izaguirre.

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Romandía, autora también de Narco CDMX: El monstruo que nadie quiere ver, decidió emprender esta investigación con una convicción clara: armar las piezas de un rompecabezas que el gobierno, sospecha la periodista, intentaría ocultar o permitir que se olvidara. La urgencia fue fundamental, implicando un dilema ético sobre la rapidez de la publicación. Sin embargo, la celeridad fue un arma periodística porque era necesario volver a poner el tema del rancho en la conversación pública antes de que las evidencias fueran “demasiado manoseadas” o el caso muy desperdigado, buscando honrar a las víctimas y que sus muertes no fueran en vano.

 

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ENGAÑOS, ESCLAVITUD Y ADIESTRAMIENTO BRUTAL

Sandra narra que el Rancho Izaguirre y otros predios similares revelaron por primera vez la narrativa completa de a dónde iban a parar muchos desaparecidos. “Los jóvenes eran captados de manera forzada y con engaños. Llegaban con ofertas de trabajo falsas o promesas de un futuro mejor, solo para ser esclavizados por el crimen organizado. El proceso de sometimiento era inmediato y desolador. La estrategia criminal incluía obligarlos a grabar videos para sus familias, mintiendo sobre su voluntad de unirse al cártel, para que no fueran buscados. Esto funcionaba como una artimaña del cártel para evadir la responsabilidad de la captación forzada”.

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“Luego seguía un adiestramiento brutal: trabajo físico extenuante, ejercicios desoladores todo el día, y escasez de comida, agua y hasta libertades básicas. Quien se resistiera, fallara en el entrenamiento, se quejara o intentara escapar, era asesinado ahí mismo”, describe la autora que recabó impactantes testimonios de víctimas que vivieron el rancho desde adentro, entre ellos el del “Grillo”, clave en la historia: “Este testigo clave relató con exactitud cómo funcionaba el sistema de captación. Los recogían en la central camionera con un supuesto Uber, los encañonaban, les quitaban los teléfonos y los sometían a golpes psicológicos y pruebas físicas extenuantes. Los líderes del cártel simplemente decían: ‘esta gente débil no me sirve’, y procedían a asesinarlos”.

La investigación de la periodista confronta directamente la postura institucional, ya que hubo un gran interés a nivel local y federal por “tumbar la narrativa del exterminio” y evitar la mención de un crimen de lesa humanidad. Las autoridades intentaron manejar una posible crisis, esforzándose por presentar el sitio sólo como un “simple campo de adiestramiento”. Sin embargo, Sandra Romandía enfatiza la definición legal: “Según el derecho internacional, el exterminio es el asesinato intencional y masivo de personas como parte de un ataque sistemático contra una población civil” y cuestiona si los jóvenes que no cumplían el objetivo -ser esclavos- eran asesinados, pues “¿Qué otro nombre se le puede dar a eso?”.

Foto: Luis Carlos Sáinz Martínez

EL CIRCO MEDIÁTICO Y EL DESASEO INSTITUCIONAL

El rancho Izaguirre fue descubierto gracias a las madres buscadoras, quienes se guían por pistas sobre dónde buscar restos humanos. Cuando una madre avisó a las autoridades que había cuerpos en el predio el 5 de marzo de 2025, la respuesta fue ominosa: “Le vas a abrir la puerta al infierno”. La entrevistada advierte que esa afirmación sugiere que alguien dentro del aparato institucional ya sabía lo que pasaba ahí. “Cuando la autoridad federal, la Fiscalía General de la República (FGR), tomó el mando, orquestó una visita para los medios y montó un circo realmente para los medios, cuyo fin principal era borrar la narrativa de que había hornos crematorios o que ahí se asesinaban personas”.

La periodista, quien estuvo presente en el rancho durante la visita, fue testigo de un “desaseo absoluto de las evidencias de la escena del crimen. Este desaseo institucional parecía intencional, diseñado para que no se pudiera investigar mucho más allá”. Romandía relata haber visto con sus propios ojos un cepillo de dientes, “una prueba de oro con ADN tirado bajo la tierra mientras todos caminaban por ahí”. Además, notó la falta de limpieza y protocolo criminalístico forense en áreas cruciales.

“Había una sección descrita por los testigos como ‘La carnicería’, donde se descuartizaba a las víctimas”, asegura Romandía, quien también realizó una revisión exhaustiva, cuadro por cuadro, de las imágenes grabadas por las madres buscadoras al entrar al rancho en marzo, y las comparó con la escena para la prensa: “Puntos donde se habían encontrado restos humanos (puntos positivos) ya estaban tapados antes de la visita periodística. La pregunta es crucial: ¿Por qué taparon los hallazgos para la prensa?”.

 

EL MÉTODO DE EXTERMINIO

El método de disposición de cuerpos no implicaba hornos tradicionales, sino un proceso brutal y sistemático descrito por múltiples testigos. Los líderes asesinaban a la gente “débil” y los descuartizaban “absolutamente como si hubiera sido un animal en carnicería”. Sandra nos comenta que “los restos humanos, que primero eran disecados al sol para facilitar la quema, eran depositados en hoyos cavados bajo tierra. Se cubrían con piedras, madera y luego se les prendía fuego para que se consumieran por debajo. Esto ha sido documentado no solo por los testimonios sino por lo encontrado por las madres buscadoras al escarbar”.

El libro Testigos del horror también conecta la realidad de Izaguirre con otros centros operativos criminales, como el rancho de La Vega, donde 36 personas liberadas a finales de enero de 2025 coincidieron en que habían sido esclavizadas y forzadas a trabajar como sicarios.

Sandra Romandía concluye que esta es una realidad que únicamente ha podido ser documentada desde el periodismo, pues las declaraciones y documentos clave están en manos de las autoridades, quienes han optado por el silencio. México está entendiendo una “realidad espeluznante que corre por las venas. El fin último de esta obra, disponible en todo el país, es que la sociedad ejerza su derecho a la verdad y que se exija un fin para esta era de barbarie”.

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Autor(a)

Luis Carlos Sáinz
Luis Carlos Sáinz
Reportero desde 1989 en W Radio, Promomedios Radio, TV Azteca, Canal Ocho, Grupo ACIR, Ocho Columnas, Associated Press y ZETA; Consejero Editorial en Mural 2010-2011. Autor del libro Rejas Rotas.
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4 COMMENTS

  1. ¡Qué trabajo tan bien hecho por Sandra Romandía! Es casi como si le hubieran dado a la verdad unкурьерpara que entregara la realidad en frío. Y qué desaseo institucional tan espectacular, ¡casi parece un reality show de forenses mal interpretado! Bueno, al menos ahora sabemos dónde decir no a ese supuesto Uber. La única pregunta que me queda es: ¿quién va a limpiar la metafórica alfombra después de que se hablé del asunto?basketball stars unblocked

  2. ¡Mira qué celeridad tiene esta noticia! Pura speed racing periodística corriendo contra el tiempo por poner el rancho en el mapa antes de que las evidencias se manoseen demasiado. Y qué circo mediático tan bien montado por las autoridades al llegar a escena, ¡puro show y desaseo para disuadir! Si las FGR ya sabían, ¿por qué el desaseo absoluto? ¡Oiga, que hasta un cepillo de dientes bajo tierra se ve! Me da risa pensar que mientras nos agitan esto, probablemente hay otro rancho con testigos clave esperando su turno. ¿Será el Grillo el siguiente estrella de testigos? ¡Qué espectáculo de la verdad en acción!Đồng hồ đếm ngược

  3. ¡Qué espectáculo! Parece un reality show de forenses mal interpretado, donde el desaseo institucional es la estrella. Es casi como si dijeran: No busquen más, la verdad está más escondida que un cepillo de dientes bajo tierra. Y qué circo mediático tan bien montado para borrar la narrativa. Mientras leemos sobre hornos crematorios y descuartizaciones, nos preguntamos qué otro nombre puede haberle dado a eso si no a la barbarie disfrazada de campo de adiestramiento. ¡Lo único que falta es que le echen un toque de telenovela y listo!vòng quay online

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