No hay duda que en cualquier accidente en el que se pierden vidas humanas, resultan impactantes, dolorosos y se desea ayuda para sobrevivientes y familias. Lo sucedido el pasado miércoles 10 en el accidente registrado en CDMX a la altura del Puente de la Concordia, con la explosión de una pipa, nos impactó como a miles de mexicanos. Más de una docena de muertes, casi un centenar de heridos, algunos muy graves y consecuencias que aún no se sabe con seguridad.
El dolor de las familias, unidas al de sus seres queridos, se une a la sensación que todos esos lastimados no tuvieron una respuesta adecuada por parte de las autoridades. Una vez más se demostró que, para las emergencias, no hay gente con preparación suficiente, incluyendo lo que ya se sabe, pero se omite, se niega y hasta se acusa a quienes una y otra vez, con dolor demuestran que México sigue careciendo de lo más indispensable en medicamentos y puede que más gente especializada para atender víctimas como esta tragedia.
Quizá porque el elemento que dañó fue “el fuego”, es sabido el gran daño y dolor que ocasiona al cuerpo humano, y la necesidad de que la atención sea por especialistas, recordamos una tragedia que enlutó a una reconocida periodista en 1997: Virginia Sendel. Y por ese dolor que enlutó su vida, decidió convertirlo en ayuda a víctimas. Creó la Fundación Michou y Mau para Niños Quemados, I.A.P., que continúa en servicio para bien de las pequeñas víctimas.
Vale la pena recordar esa historia, pues del inmenso dolor surgieron experiencias positivas. El 19 de diciembre de 1997, en casa de Michelle “Michou”, hija de Virginia Sendel, se registró un incendio debido a un corto circuito en las luces del árbol de navidad. Ahí estaba Michou con sus cuatro hijos; pudo salvar a dos, los más pequeños que dormían en la planta alta: los lanzó por la terraza a sus vecinos y bajó por los dos que los había dejado jugando. Sólo pudo sacar a uno, pero ella y su hijo Mauricio, “Mau”, quedaron atrapados por el fuego.
Virginia buscó ayuda y la encontró en el Shriners Hospital de Galveston, Tx. Sobrevivió una niña, pero Michou y Mau murieron. Sin sobreponerse a su dolor, decidió hacer una fundación para 1.- salvar vidas a niños quemados; 2.- atender las secuelas; y 3.- pugnar para que haya más doctores especializados. A la fecha sigue activa la fundación. Correo: [email protected].
Nota 1. Del dolor pueden surgir soluciones.
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Nota 2. En la tragedia de la Concordia, la ciudadanía inmediatamente se volcó en ayudar.
Nota 3. Mejoremos nuestra sociedad con críticas y exigencias, pero aportando soluciones.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
Correo electrónico: [email protected] www.lagacetaredsocial.com