Tan reciente como en junio, un narcotúnel fue localizado en la zona fronteriza de Tijuana en lo que se conoce en ambos países, Estados Unidos y México, como Otay. La construcción subterránea estaba localizada a menos de 200 metros del muro fronterizo que divide las californias. Inicialmente, el hallazgo fue en territorio norteamericano, y autoridades de aquel país solicitaron colaboración de las mexicanas para encontrar la parte de acceso en esta ciudad. En la colonia Nueva Tijuana, donde fue localizado el pasadizo ilícito, se han encontrado, por lo menos, otros seis túneles, en los últimos diez años; entre Tijuana y San Diego han sido descubiertos 36 pasadizos del narco. La lógica criminal es que, de México a los Estados Unidos, cruzan droga, y en sentido contrario, armas y dinero. En un esfuerzo unilateral, el departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, y su corporación, la Agencia de Investigación de Seguridad Interior (HSI por sus siglas en inglés), iniciaron una campaña en la frontera para ofrecer recompensas económicas a quienes provean información, en ambas ciudades fronterizas, para la localización de narcotúneles. “Los cárteles transportan grandes cantidades de drogas por túneles que atraen violencia a nuestras comunidades en México y Estados Unidos. Ayúdanos a derrotar a estos narcotraficantes”, se lee en el cártel que será exhibido en la frontera norteamericana, y donde además presentan los números telefónicos para ofrecer la información que anticipan será confidencial: 1-877-9TUNNEL. La cuestión es, explican los investigadores de los Estados Unidos, que no han recibido permiso para colocar los afiches en la frontera mexicana; pero, por lo pronto, la información la dan a conocer.