No hay serie más esperada durante la temporada del Beisbol de Grandes Ligas (por lo menos en la región de las Californias) que la de Dodgers-Padres. Y en esta ocasión, después de los movimientos de jugadores hechos antes del 31 de julio, revistiendo mayor importancia por la supremacía en la División Oeste de la Liga Nacional, los Padres hicieron una serie de movimientos importantes.
Este fin de semana, los rivales divisionales, que se enfrentaron en la Serie Divisional de la Liga Nacional del año pasado, se encontrarán en el Dodger Stadium para una serie de tres juegos que promete mucho. Los “azules” han impuesto a sus rivales de la División Oeste en lo que va del 2025, ganando ambas series contra los Padres. Se llevaron dos de tres del 9 al 11 de junio en San Diego, y luego los primeros tres duelos de una serie de cuatro choques del 16 al 19 de junio en el Dodger Stadium. Después de ganar la SDLN del año pasado en cinco desafíos, los campeones defensores han mantenido el derecho a presumir, al menos por ahora.
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Los Padres están tras la caza a los Dodgers y hasta el martes 12, la distancia era de apenas un juego. Si bien es cierto que la lucha por la división podría definirse a finales de septiembre, una oportunidad de recuperar terreno en la próxima serie es enorme. Los Padres parecen estar apostando todo para contender, traspasando una cantidad considerable de promesas (incluyendo al prospecto número dos, el dominicano Leo De Vries) para adquirir al relevista Mason Miller; al zurdo cubano Néstor Cortés; a los bateadores Ryan O’Hearn, el dominicano Ramón Laureano y al receptor venezolano Freddy Fermín.
Los angelinos cuentan con las armas para retener el embate, pero necesitan el repunte de Freddie Freeman, mientras que Shohei Ohtani se mantiene increíblemente encendido y Mookie Betts mostrando señales de encontrar el ritmo.
