Quienes integran la Secretaría de Pesca de Baja California y su titular, Alma Rosa García Juárez, han dejado claro que su oficina, aunque en papel ostente el rango de secretaría y se le asigne presupuesto como tal, está más orientada a los llamados “Event Planner”, que ocupada en la gestión pesquera. A falta de atribuciones legales, la dependencia se muestra más activa en las reuniones culinarias, en las trasnochadas con mariscos y los ya tradicionales torneos de pesca que generan una importante recaudación. Mientras las redes sociales demuestran esta cara social de la dependencia, en las calles se ve una realidad pesquera distinta. Las últimas semanas de junio y la primera de julio fueron devastadoras para el sector: las protestas ciudadanas para frenar un megaproyecto portuario en El Sauzal subieron de tono, donde también participaron pescadores en esta movilización pero… solos, sin representación institucional. Por otro lado, la Coalición de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas A.C. (CODUC) bloqueó un carril de la carretera Tijuana-Ensenada, generando largas filas de automóviles y de transporte de carga, todo esto con la finalidad de ser vistos, ya que tienen más de un año exigiendo una solución frente a los laberintos burocráticos que ha puesto el Gobierno Federal para tramitar permisos de pesca. Ante el caos vial en la carretera y la poca habilidad para resolver de Rosa García, la respuesta del gobierno estatal fue enviar, desde Mexicali, a Alfredo Álvarez, quien también mostró poca capacidad de maniobra, pues en el encuentro terminó en un zafarrancho donde los pescadores abandonaron la mesa de diálogo, dejando a los funcionarios sentados y en evidencia de que la toma de decisiones sigue estando a más de dos mil 800 kilómetros, y que la pesca no se salvará con selfies.
Pesca de selfies

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