Reaparecido

Desde el 10 de mayo, cuando compartió en sus redes sociales que la visa para entrar a los Estados Unidos le había sido revocada, aun cuando dijo que ello le fue notificado y la realidad es que se la quitaron en la garita internacional de San Ysidro por Tijuana, Carlos Torres Torres ha estado desaparecido de la vida pública. No se le volvió a ver más, aun cuando su esposa, la Gobernadora Marina Ávila lo ratificó, unos días después del anuncio, en el cargo honorario que en su administración le dio. El 3 de junio, aún sin rastro de su paradero, Torres Torres volvió a utilizar su red social Facebook en la que sólo compartía sus columnas de opinión, para informar que “por decisión propia” haría una pausa en sus proyectos sociales y de participación pública, es decir, que renunciaba a los cargos de coordinador de Proyectos Estratégicos que tanto Ávila Olmeda como Ismael Burgueño, le habían dado en Baja California y en Tijuana, respectivamente. Justificó que en adelante se dedicaría a la atención de su familia, y de “nuevos proyectos personales y profesionales”. Igual seguía siendo un misterio dónde se encontraba físicamente el esposo de la gobernadora, pues durante ya un mes, ella ha hecho frente, sola, a la crisis política local e internacional por el retiro de las visas a la primera pareja del estado. Hasta el sábado 7 de junio, en que otra vez en Facebook, Carlos Torres presumió una foto con sus dos hijos mayores, y dijo encontrarse en la Feria del Libro de Tijuana, que este año se realizó en las instalaciones del Museo El Trompo en la ciudad. Los organizadores de la Feria, confiaron a ZETA, que, efectivamente, Torres y sus hijos acudieron a la muestra alrededor de las 12:00 del día del sábado 7 de junio, y que, una vez abandonadas las instalaciones, a eso de las 2:00 de la tarde, fue cuando posteó la imagen en Facebook. Por supuesto, los comentarios en la publicación eran mayormente negativos, pero el borrado de muchos de esos comentarios resalta los pocos positivos que tuvo el primer caballero del estado, que con esa imagen da a entender que ya está de nuevo en Baja California, aunque casi nadie lo vea en la calle.