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martes, junio 10, 2025
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Los Torres, sin rastros de ellos ni de sus casas

Pese a que en el Registro Público de la Propiedad y el Comercio, ninguno de los hermanos Carlos Alberto y Luis Alfonso Torres Torres tiene registrados bienes inmuebles a su nombre, conocida es, en política y sociedad, la ubicación de las viviendas en las que residen junto a su familia.

Carlos Torres Torres, el esposo de la gobernadora, habita un condominio en el lujoso complejo New City, ubicado a escasos metros de la línea fronteriza por la garita de San Ysidro, que no podrá cruzar, pues justo ahí a finales de abril, un oficial del CBP (Custom and Border Patrol, por sus siglas en inglés) le retiró su visa para cruzar a los Estados Unidos.

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Los condominios que en la actualidad se ofertan en un precio promedio de 600 mil dólares (unos 11 millones de pesos), se promocionan como “un lugar donde tienes todo”, y destacan las áreas comunes para disfrute de los privilegiados residentes: alberca techada, alberca exterior, restaurantes, spa, parque para perros, barbería, cancha de tenis, de raquetbol y de basquetbol, gimnasio, salón de póker, salón VIP, mini market, tintorería, y jacuzzi, entre otras amenidades.

Carlos Torres ha residido en ese complejo desde antes de contraer matrimonio con la gobernadora Marina Ávila Olmeda en 2019, y fue conocido como su domicilio, incluso después de las nupcias. La mandataria llegaba ahí a pernoctar, según lo dicho por el propio ex panista.

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Sin embargo, en el Registro Público de la Propiedad y el Comercio de Baja California (RPPC) no aparece ninguna propiedad, vivienda o bien material a nombre de Carlos Torres Torres. Lo que sí se muestran son algunos negocios en los que tiene participación.

Luis Alfonso Torres Torres, cuñado de la gobernadora, y junto al cual aparecen los nombres de los Torres en una investigación por huachicoleo y defraudación fiscal, entre otros delitos, en la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) de la Fiscalía General de la República, en una carpeta de investigación iniciada el 26 de marzo de 2025 cuando en Ensenada, Baja California, Fuerzas Armadas y de la FGR, aseguraron un predio con contenedores con diésel ilícito por casi ocho millones de litros, tampoco tiene propiedades registradas en el RPPC.

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A pesar de ello, Luis Alfonso Torres, quien ha sido funcionario federal y local, administrador de la Aduana de Tijuana y subdirector de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana, tiene un domicilio conocido, donde viven él y su familia, y que se encuentra, de acuerdo a vecinos entrevistados por ZETA, en el 4892 de la calle prolongación Puerta de Hierro, en el residencial Puerta de Hierro, erigido en los terrenos de lo que fue el Hipódromo de Agua Caliente, hoy día residencia, casa de casinos y equipo de futbol de Jorge Hank Rhon.

Las casas en el exclusivo residencial de Puerta de Hierro, se ofertan en algunas compañías inmobiliarias de Tijuana, desde el millón 150 mil dólares hasta los tres millones 800 mil dólares, cantidades en dólares americanos que, al convertirlas a pesos, van desde los 58 millones 975 mil pesos a los 194 millones 871 pesos por propiedad, dependiendo la extensión del terreno, de la construcción y las amenidades.

Ambos hermanos, esposo y cuñado de la gobernadora Marina Ávila Olmeda, no han dejado rastro de su presencia en Baja California, desde el 10 de mayo de 2025, cuando Carlos Torres dio a conocer vía Facebook que su visa de no migrante para cruzar a los Estados Unidos le había sido retirada. De hecho, la última ocasión en que se vio públicamente al primer caballero de Baja California, fue durante la celebración del Tianguis Turístico en Baja California, que se realizó del 28 de abril al 1 de mayo de este 2025.

De Luis Torres, vecinos refieren haberle visto aun el fin de semana del 10 de mayo, degustando platillos en restaurantes en las inmediaciones del Hipódromo Agua Caliente, pero una semana después se desconocía su paradero. Hasta la fecha, comentaron residentes de Puerta de Hierro, “guardaron sus camionetas y en la casa no se les ve”; de manera eventual alguno de sus vástagos acude a la mansión, pero del cuñado de la gobernadora, nada se sabe.

Foto: Ramón Tomás Blanco Villalón

UNA “RENUNCIA” OBLIGADA

Esta semana los Torres volvieron a ser tendencia en la conversación local y nacional, luego de que el martes 3 de junio, tras 27 días de haber informado de la revocación de su visa de turista para ingresar a los Estados Unidos, y haber dejado que la gobernadora Marina Ávila, sola -acaso acompañada de su gabinete-, enfrentara la crisis por las revocaciones de las visas; primero la de su esposo, posteriormente la de ella, de nueva cuenta a través de su página personal de Facebook, Carlos Torres publicó que se retiraba de la vida pública, y renunciaba a los cargos honorarios que ostentaba tanto en el Gobierno del Estado como en el Ayuntamiento de Tijuana.

Textualmente, el texto de Torres Torres, se lee así:

“A mis amig@s y a la opinión pública:

Sé que, en momentos como este, la polarización y los señalamientos —aunque infundados— no ayudan al clima que el estado y su gente necesitan.

Por eso, y por decisión propia, he hecho una pausa en los proyectos sociales y de participación pública en los que venía colaborando de manera honoraria. Lo hago con la tranquilidad de saber que hay un gran equipo humano que seguirá trabajando con compromiso en beneficio de miles de familias.

Por ahora, dedicaré más tiempo y atención a mi familia, a quienes hoy, más que nunca, elijo priorizar.

Me mantendré activo y enfocado en nuevos proyectos personales y profesionales.

Sé que el tiempo acomoda todo, y cerrar esta etapa también abre la posibilidad de comenzar otra cuando sea el momento.”

Mientras tanto. Sigo aquí, a disposición de mis amig@s , de mi familia y de quienes siempre han confiado en mí.

Carlos A Torres” [sic].

Aunque ciertamente no renuncia a sus cargos honorarios como coordinador de Proyectos Estratégicos del Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de Tijuana, sino que informa literalmente que hará “una pausa”, en el ambiguo texto del esposo de la gobernadora, se entiende que ya no continuará laborando sin paga para ambos gobiernos.

En el Ayuntamiento de Tijuana, en los corrillos de la oficina del presidente Ismael Burgueño, morenista, aun cuando su candidatura a la alcaldía la firmó el Partido Verde Ecologista de México, se dice que “Carlos Torres tenía ya meses sin venir a las oficinas; se veía distanciado del alcalde Burgueño”.

Entre los proyectos de los que Torres se encargaba de manera “honoraria”, están: en Mexicali, el Parque de Las Lagunas, el rescate del Centro Histórico; mientras en Tijuana, El Parque Esperanto y la remodelación de la Avenida Revolución, donde cerró calles al tráfico vehicular para hacerlo peatonal, colocó juegos de feria y un letrero luminoso con el nombre de la ciudad.

A pesar de haber utilizado recursos públicos para la habilitación de los parques, en maquinaria, reforestación, habilitación de áreas de esparcimiento y deporte o para la contemplación y el relajamiento, introducción de servicios públicos, compra de equipos y adornos y un largo etcétera, de ninguno de estos cuatro proyectos -dos en Mexicali y dos en Tijuana- hay transparencia sobre el uso de los recursos destinados y el manejo de los mismos. Tampoco de las concesiones, licitaciones o contratos que se hayan establecido con empresas para la elaboración de productos o la prestación de servicios. Como, por ejemplo, la contratación de la viña navideña con pista de patinaje de hielo en Tijuana.

A pesar de las solicitudes de información a través de los mecanismos de transparencia y acceso a la información que aun funcionan en Baja California, no se ha logrado que el Gobierno del Estado o el Ayuntamiento de Tijuana den a conocer cuánto presupuesto ha manejado Carlos Torres Torres en sus “proyectos estratégicos” en las dos ciudades, con todo y que la Ley obliga a quien ejerza recurso público a rendir cuentas del uso del mismo con transparencia. Pero el esposo de la gobernadora, hasta la fecha, ha trabajado utilizando el recurso y las amistades, a discreción.

 

UNA VIDA EN LA POLÍTICA

En cuanto a negocios personales, carrera profesional o actividad lucrativa alguna, a Carlos Torres Torres se le conoce muy poco. Lo más notorio de su vida ha sido en la participación política y de gobierno, aun cuando sea el de su esposa.

Con 21 años, y aun estudiando la universidad, Carlos Torres salió a la escena pública como secretario general de Acción Juvenil en Baja California; su carrera política la inició en el PAN, partido al que años después traicionaría.

Hasta los 25 años fue líder de las juventudes panistas bajacalifornianas, tiempo en el cual no se le conoció trabajo privado alguno, a pesar que estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Baja California. Del 2001 al 2004, es decir, de los 26 a los 29 años, se mantuvo ejerciendo de tiempo completo la política, como secretario general de las juventudes del PAN en el ámbito nacional. En el inter, durante dos años (de 1998 a 2001), laboró en el gabinete de Francisco Vega de Lamadrid cuando éste era alcalde de Tijuana, y le dio la oportunidad como director del programa Juventud del Ayuntamiento.

Para 2003, ya con 28 años, Carlos Torres Torres se convirtió en diputado federal suplente hasta el 2006, cuando entró, con 31 años de edad, como diputado federal propietario por la vía plurinominal, es decir, sin hacer campaña ni obtener el voto de los electores. Una vez más, se dedicó de lleno al legislativo hasta el 2009, sin que diera a conocer actividades lucrativas en el sector privado, académico o profesional.

En el 2010, sin haber sido candidato de elección popular a cargo alguno, fue electo -más por intermediación de su padrino político y de nupcias, el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa- como candidato del PAN a la alcaldía de Tijuana, posición que perdió frente al priista Carlos Bustamante Anchondo.

La derrota electoral no impidió que el presidente Calderón no continuara beneficiándole. Para el 2011, lo nombró delegado de SEDESOL (Secretaría de Desarrollo Social, hoy Bienestar), y ese cargo lo mantuvo hasta 2012, cuando el último mandatario nacional emanado del PAN concluyó su periodo.

En 2019, otra vez el PAN le concedió una diputación local en el Congreso de Baja California, pero rápidamente la traición política lo acercó al partido Morena, encabezado entonces por el ex gobernador Jaime Bonilla Valdez, a quien Torres Torres y otro grupo de panistas favorecieron con su voto para aprobar una reforma que le aseguraba a Bonilla cinco años de gobierno en lugar de los dos para los cuales había sido electo.

Tal entuerto legal, en el que Carlos Torres participó activamente, tuvo dos consecuencias: primero, el ex líder de las juventudes albiazules fue expulsado de ese instituto político; y segundo -y más trascendente-, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional la llamada Ley Bonilla aprobada por el Congreso de Baja California, y mantuvo en dos años el periodo de gobierno bonillista, lo cual, paradójicamente a los deseos de Torres al apoyar al exmandatario, le dio la oportunidad a su ahora esposa, Marina Ávila Olmeda, de ser candidata al Gobierno del Estado en el 2021.

A partir de su matrimonio con Ávila Olmeda, cuando ella era alcaldesa de Mexicali en 2019, Torres se ha dedicado a “proyectos especiales” en las administraciones de su esposa; dicho por él, “sin cobrar un peso”, pero sí utilizando recursos públicos no transparentados hasta la fecha.

Entre 2019 y 2025, durante la alcaldía y la mitad del gobierno de su esposa Marina Ávila, de Carlos Torres sólo se sabe que ha trabajado en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), un semestre en la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales, con un sueldo de 751.50 pesos la hora, al tener clasificación “C” como profesor ordinario de asignatura. Fuera de eso, a pesar que se presenta como asesor y conferencista, no se lo conocen ingresos adicionales, dado que su declaración patrimonial no es pública.

 

LOS NEGOCIOS REGISTRADOS DE LOS TORRES

Aun cuando no tienen propiedades registradas en el RPPC de Baja California, pero sí domicilios conocidos, Carlos Torres Torres y su hermano Luis Alfonso sí aparecen como accionistas en negocios diversos.

El esposo de la gobernadora, ahora retirado de la vida pública, y en pausa sus labores honorarias en dos administraciones públicas, y quien señaló se mantendrá “activo y enfocado en nuevos proyectos personales y profesionales”, aparece como accionista en tres empresas registradas en Baja California:

1.- Vida Orgánica Tijuana S. de R.L. de C.V., donde también aparece su esposa y su hermano Luis, y tiene actividad en Tijuana, Baja California.

2.- Operadora Gastronómica Picuditas S. de R.L. de C.V., también con actividad en Tijuana.

3.- La Bella Época Dulcería Mexicana S.A. de C.V., con actividad en la Ciudad de México.

Su hermano Luis Alfonso Torres Torres aparece como socio en cinco empresas más. Tres constituidas en el tiempo en que su cuñada ya era alcaldesa y gobernadora, y dos previas, cuando los Torres Torres aún estaban ligados al Partido Acción Nacional:

1.- En 2020, cuando su cuñada era alcaldesa de la Capital del Estado, Luis Alfonso Torres inició sociedad con cuatro personas más, dos de ellos de apellido Lameiro, en la sociedad denominada The Woods Bar, S. de R.L de C.V., con domicilio en Tijuana.

2.- En el 2021, cuando su cuñada participaba en la campaña al Gobierno del Estado, Luis Torres entró a otra sociedad con 12 personas más, 11 de ellas de apellido Lameiro, en la sociedad Desarrolladora Plaza Revolución S. de R.L. de C.V., con operación en Tijuana.

3.- En el año 2022, Luis Alfonso Torres Torres abrió una tercera empresa, Distribuidora y Comercializadora ATAF, junto a otro socio.

4.- La empresa más lejana en apertura que tiene el hermano del primer caballero de BC, se inició en 2005 y se trata de Comercializadora Global de Textiles S.A. de C.V., con un socio más.

5.- En 2016 constituyó la empresa Edifika Desarrollos Baja S. de R.L. de C.V., con un socio adicional.

Pero a pesar de las empresas registradas oficialmente de los Torres Torres, Carlos y Luis no tienen propiedades dadas de alta a su nombre, pero sí domicilios conocidos; de hecho, más que como empresarios, al poseer uno tres empresas y cinco otro, se les conoce por su actividad política, primero con el PAN, después con Morena, aunque desde mediados de mayo no se les haya visto públicamente ni en Baja California ni en el país.

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Autor(a)

Adela Navarro Bello
Adela Navarro Bello
Directora general del semanario ZETA, Consejero de Artículo 19 y del CPJ para las Américas, entre otros reconocimientos, tiene el Maria Moors Cabot 2021 de la Universidad de Columbia.
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