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viernes, junio 6, 2025
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Las ruedas en los belices

La rueda se inventó hace un titipuchal de años, casi al mismo tiempo que el fuego; por otro lado, el hombre ha viajado durante siglo ya sea para invadir a sus vecinos, para conquistar o simplemente para conocer y ha llevado con enormes equipajes uncidos a bestias de carga. Sólo hace poco a alguien se le ocurrió juntar las ruedas directamente con el equipaje y podemos ver en andenes y aeropuertos el traslado de equipajes por medio de ruedas instaladas en ellos.

¡Que increíble! ¿Nadie se había dado cuenta del esfuerzo que se realizaba al viajar cargando uno sus belices?

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Y de pronto los belices se aligeraron con las ruedas y ahora también se construyen con kevlar, que es un material antibalas, para así estar protegidos en cualquier intento de sabotaje que podría ocurrir en este mundo tan disparejo, donde grupos de terroristas atacan a pasajeros indefensos en múltiples lugares.

Pero si era tan sencillo uncir cuatro ruedas a un beliz y proporcionar una palanca de traslado, ¿por qué a nadie se le había ocurrido, cuando ya ha habido muestras de diferentes tractores como los diablitos o los carritos del mercado? ¿Cuántas espaldas lastimadas nos hubiéramos ahorrado? ¿Cuántos riñones sanos hubiéramos tenido? Lo insólito es que a nadie se le había ocurrido. Hoy podría haber incluso belices con locomoción propia. que podrían tener sentado al pasajero para trasladarlo junto con su carga.

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Me pregunto, ¿cuántos inventos estarán escondidos? ¿Cuántos problemas tan simples como las ruedas de un beliz están por ser solucionados? ¿Qué pasa cuando los inventores no unen dos y dos y lo convierten en cuatro? Por ejemplo: la ropa se ha vuelto sencilla, los zapatos pesados se transforman en ligeros de lona o telas en vez de piel y se vuelven más cómodos y ligeros; el común denominador para hombre y mujer son los jeans y las chamarras puff, ligeras y cálidas, que forman la inevitable parte del ajuar de cualquier closet, ya sea de hombre o de mujer. Nos hemos unisexuado en la ropa por la comodidad. ¿Qué sigue? ¿Cómo más nos uniformaremos? Aún recuerdo el feo olor de los primeros tenis de hule que hacían sudar los pies y los arrugaban.

Sin falta, espero que se aviven los inventores que ya sacaron el baño con kleenex húmedos y que no requiere ni meterse a una tina ni gastar toneladas de agua; simplemente se mojan y se pasean brevemente por el cuerpo quedando limpios (¿quedando limpios?).

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Me llama la atención que en los aeropuertos al recobrar el equipaje nos tardamos un buen rato. Por un demonio… ¿Cómo podíamos crear un identificador e instantáneamente nos dijera cual es nuestro beliz y no tuviéramos que estar buen rato hipnotizados por la banda de equipaje tratando de discernir si el color verdecito pálido del equipaje grandote que vemos a distancia es el nuestro o no? Quizás sería más fácil colocar colores diferentes, o poner estambres, o colocar un silbato que nos llame la atención, o una chicharra que identifique a los nuestros; quizás con el sonido de una sinfonía de Beethoven.

Inventores, por Dios, continúen echando a andar el cacumen para hacernos la vida más fácil y no tarden tanto como las ruedas en los belices.

 

José Galicot es empresario radicado en Tijuana.

Correo: [email protected]

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