No tiene una gran experiencia policial pese a que ha sido considerado mando de la Fuerza Estatal de Seguridad Ciudadana (FESC), cuando era la Policía Estatal Preventiva (PEP). Durante el gobierno de Francisco Vega de Lamadrid, fue amo y señor, pues era el único agente que podía violar cualquier código de vestimenta, de vello facial y de seguir órdenes de sus superiores. No sufrió los dolores que vivió el resto de la tropa cuando ingresaron a la Academia de Policía de Tecate. Se trata de Joel Héctor Manuel Valenzuela Bernal, conocido en el bajo mundo policial como el Princeso, el cual tiene la gran fortuna de ser hermano de la ex primera dama, Brenda Ruacho Bernal (o Brenda Ruacho de Vega), durante el último sexenio panista de Francisco Vega de Lamadrid. Pues luego de pasar un tiempo bajo las sombras, durante la gestión de Jaime Bonilla Valdez y Marina del Pilar Ávila Olmeda, el Princeso regresó a los mandos de la FESC y con tremendo puesto, pues está a cargo de la Dirección de Investigaciones, lo que es conocido coloquialmente como la unidad técnica. Es decir, el hermano de Brenda Ruacho tendrá a su cargo la unidad policial más poderosa del Estado, una de las que tiene mayores atribuciones de investigación y de captura de datos de los grupos de la delincuencia organizada. Al estilo de la película de los Infiltrados, de un momento a otro pasó de ser cadete al mando de la FESC; y con el nuevo ajuste dentro de la corporación, dirigida por el general Laureano Carrillo, ahora el Princeso ocupará nuevamente los puestos de poder. Esto ha generado un clima de incertidumbre y preocupación, pero también molestia dentro de la tropa, porque al Princeso no se le reconoce como un policía de verdad dentro de la corporación, además de que le tocará dirigir un área plagada de señalamientos de abusos y violaciones a Derechos Humanos, lo que representa una dobla amenaza. Por si quedaban algunas dudas sobre si el gobierno de Marina del Pilar Ávila Olmeda es la continuación del de Kiko Vega, ahora hasta en los nombramientos de seguridad se observa la línea.
El princeso… de Kiko y de Marina

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