Un thriller en 90 minutos es una estupenda idea. Luego, tenemos en la cabeza del elenco a Michael Fassbender y Cate Blanchett, y a Steven Soderbergh en la dirección. Qué mejor.
Sin embargo, la clave del acierto de esta película es el guionista David Koepp porque supo retomar el hilo clásico del género con una pareja de espías, George Woodhouse y su esposa Kathryn, quien se convierte en una de cinco sospechosos a la par de Clarissa (Marisa Abela), su novio Freddie (Tom Burke), James (Regé-Jean Page) y su pareja Zoe (Naomie Harris). Uno de ellos filtró un programa secreto.
La muerte por infarto del jefe de George, un depósito millonario en una cuenta bancaria de Suiza a nombre de una de las identidades falsas de Kathryn y encuentros con rusos hacen que la duda crezca en torno a esta mujer indescifrable que genera más preguntas que respuestas.
Y ahí está el atractivo de esta historia muy bien llevada, con muchos giros astutamente desarrollados por Koepp y Soderbergh.
Sumemos la insuperable química entre Fassbender y Blanchett y lo que tenemos es un largometraje intenso, logrado, bien actuado y sumamente entretenido como las cintas de espías de la era dorada de Hollywood cuando la posguerra era el escenario perfecto para infinidad de tramas. ****
Punto final.- Ya está en plataformas la joya del cine brasileño, “Aún estoy aquí”. No se la pierdan.
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