En Mexicali, donde contar con aire acondicionado -o al menos energía eléctrica- es un tema de vida o muerte debido a las altas temperaturas, el gran consuelo que ofrecen los gobiernos, principalmente el estatal, es que habrá un subsidio para reducir el consumo de energía en los hogares.
La gobernadora, Marina del Pilar Ávila Olmeda lo presumió este año como un subsidio histórico y agradeció al Gobierno Federal por ofrecer el apoyo que se ha vuelto costumbre cada año. Pese a ello, la tarifa que se paga en Mexicali es sumamente alta.
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La gran falla en este plan se da cuando la comunidad mexicalense puede pagar una energía más barata, pero el servicio es constantemente suspendido.
Durante las últimas semanas, la Capital del Estado ha sufrido apagones de hasta cuatro o cinco horas, en comunidades de diversos niveles económicos, desde los fraccionamientos Buenos Aires, Lomas Altas, Villas del Prado y toda la zona Sur de Mexicali; pero también en la Zona Dorada, donde comunidades como Puerta de Alcalá, San Pedro, Residencial y Balboa, quedaron varias tardes y noches sin energía eléctrica.
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A inicios de junio, la periodista Julieta Aragón publicó en este Semanario un reportaje con varios especialistas que anunciaban lo inevitable: Baja California sufrirá el mismo problema que ha padecido los últimos años con la intermitencia del servicio de energía eléctrica, debido a dos factores evidentes, como la incapacidad para generar energía suficiente y las condiciones deplorables que padece el sistema de distribución de energía eléctrica. Ambos problemas se originan por la falta de inversión en infraestructura energética.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador vino a destruir toda la proyección de generación y distribución de energía, pues pese a su narrativa de alcanzar una autosuficiencia energética, dejó de invertir en proyecciones a diez años, como lo hacían sus antecesores. Esto además de cancelar la obra de infraestructura más importante de la región con la conexión de Baja California a la red eléctrica nacional.
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La defensa energética sólo se dio en discurso, pero no en acciones materiales, por lo que la inversión en materia energética se vino abajo a partir del 2018.
Hoy en día, según la información de la compañera periodista, ante las necesidades de energía eléctrica en Baja California, en más del 90 por ciento de la red de transmisión y distribución del país, la red es frágil y por esto mismo se generan los apagones.
A diferencia de otros años, en Baja California no habrá protocolo correctivo por parte de la CENACE para reducir riesgos en torno a la falta de energía. Ahora será la Comisión Federal de Electricidad la encargada de licitar las necesidades energéticas en las 100 horas críticas del verano que se viven cada año en la entidad.
La realidad es que se están generando nuevos mecanismos y esquemas que realmente no impactan al verdadero problema de generación y transmisión. De hecho, la promesa de la conexión energética a la planta fotovoltaica de Puerto Peñasco para dotar de energía eléctrica a Baja California, tan presumida y anunciada por el ex mandatario, no se ha concretado pese a que se había previsto su inauguración en el mes de septiembre del año pasado.
Mientras tanto, en Mexicali se siguen padeciendo las carencias de un sistema eléctrico deficiente que no contempló el crecimiento de los últimos siete años en la entidad, por lo que seguirán presentándose apagones en diversas zonas de Mexicali o incluso generalizados, sobre todo del 19 de julio al 28 de agosto, periodo de la canícula, donde se llegan a registrar temperaturas que superan los 50 grados centígrados.
La necesidad de energía eléctrica en Mexicali, a su vez, provoca que en la Zona Costa del Estado sean arrastrados a causa del déficit energético.
Los siete años de Morena en el poder trajeron discursos románticos de la independencia energética y de usar a las entonces empresas públicas, como CFE y PEMEX, como entes nacionalistas; pero en lo material, lo directo a la ciudadanía, lo que no es un concepto subjetivo, el gobierno morenista abandonó la política energética en la región, y cada año se pagan las consecuencias de su indolencia.
