En un pequeño rincón de Israel vivía un joven llamado Eliahu que tenía una linda esposa y ocho hijos. Cuando ocurrió la desgracia de que su único hermano murió y tuvo que recibir en su pequeña casa a su cuñada y a los ocho hijos del hermano, desesperado por el hacinamiento de tanta gente fue a consultar al rabino Mendel, que era considerado un hombre sabio y al que acudía su comunidad para pedir su consejo, por lo que Eliahu fue a contarle lo que había ocurrido y pedirle orientación para esta crisis y lograr vivir los 19 en armonía.
Mirándolo a los ojos, el rabino le dijo: “Te voy a dar una serie de instrucciones que me prometes obedecerás y cada semana; el día sábado vendrás a contarme las experiencias recibidas, ¿te comprometes y me lo prometes?”
“Sí, rabino”, dijo desesperado, “lo que me digas obedeceré y cumpliré”. El rabino le dijo: “Mete a tu casa a una vaca, a dos becerros y 10 gallinas”.
“¿Cómo, rabino?”, protestó Eliahu. “Prometiste y me harás caso”, le reiteró.
“Sí, rabino”.
Llega el primer sábado, acude Eliahu con el rabino y le dice: “¡Es una locura! Ya éramos 19; está la vaca, están los becerros y los pollos, prácticamente es un manicomio. En lugar de resolver el problema, se complicó”.
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El rabino le dijo: “Saca a la vaca y ven la semana que entra”. Regresa Eliahu y dice: “Saqué a la vaca, pero seguimos siendo 19; tenemos a los becerros y a los pollos, es terriblemente incómodo”.
El rabino dice: “Ahora saca a los becerros y ven la semana que entra”. Vuelve a la siguiente semana y le pregunta el rabino: “¿Cómo vas?”. “Mejor, pero seguimos siendo 19 y tenemos a las gallinas”. “Saca a las gallinas y regresas la siguiente semana”, respondió el rabino. Cuando regresa le dice: “¿Cómo vas?”.
“Realmente la salida de la vaca, de los becerros y los pollos, han hecho que vivamos en armonía y contentos”.
Esta historia es exactamente la misma que aplicó Trump a la Presidenta de México: la amenazó con aranceles terribles, le pidió que extraditara a los narcos, que detuviera el cruce a inmigrantes y disminuyera el envío de fentanilo; amenazó con invasión a su territorio, con cerrar la frontera, con mandar la guardia nacional americana. La Sra. Sheinbaum fue cumpliendo una a una las solicitudes del presidente Trump, así como Eliahu, y con este cumplimiento logró que no aplicaran los aranceles tal como estaban pactados en el tratado, y que solamente tuviéramos aranceles en aluminio y acero y todos felices, aunque México sufrirá por estos en su importante industria automotriz. Se habla de una victoria de las negociaciones de la Presidenta, pero no estamos mejor que antes, como Eliahu hubiera estado mejor sin la muerte de su hermano, con sus ocho hijos, y nosotros estábamos mejor sin los aranceles al acero y al aluminio.
México tiene algunas barajas que jugar. Una, el envío de más narcotraficantes; dos, la reducción de poder de los narcotraficantes y los narcos políticos; tres, la eliminación total de la producción y envío de fentanilo y algunas cosas más que solicite Trump.
El Plan México muestra soluciones a largo plazo que no empatan con la actual política de la 4T, pues requiere proteger las industrias nacionales, darles competitividad, apoyar todos los esfuerzos que generen trabajo, dar seguridad y concretar una paz interna para que haya una sola nación con propósitos de progreso y de beneficio para todos los mexicanos, y aprovechar las fisuras ventajosas que nos presentan los aranceles de Trump aplicados a otros países y estas soluciones son a largo plazo como seguramente aconsejaría el rabino Mendel.
La Presidenta Sheinbaum y el joven Eliahu optaron por seguir la lógica de las presiones que el momento exigía.
José Galicot es empresario radicado en Tijuana.
Correo: [email protected]