Narcomensajes y cuatro ejecutados en 24 horas rompieron “la tranquilidad” en la que vivían los habitantes de Baja California Sur. El gobernador del estado, Víctor Castro Cosío, calificó los hechos como un reacomodo y una venganza por parte de grupos criminales, principalmente afines a “La Mayiza” y “La Chapiza”.
Afirmó que el generador de violencia es Abraham Cervantes Escareaga, alias “El Babay”, ya que su sobrenombre aparece en la firma de los mensajes, y que esto se debe a que recientemente abandonó el Cefereso No. 5 en el estado de Veracruz.
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“Un asunto de venganza, porque apenas hace 10 días, en Guerrero Negro, desmantelamos una célula del crimen organizado muy importante que seguramente tenía vínculos con el norte. El crimen bien organizado. No era la primera vez, no es la primera vez que ponían mantas en los diferentes puentes o en diferentes lugares públicos, y no habían llevado adelante sus amenazas. Ahora sí la ejecutaron. Ha quedado en libertad un generador de violencia que aparece ahí, su sobrenombre (‘Babay’). Yo creo que proviene de una recomposición”, reconoció Castro.
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Nuevas narcomantas en Baja California Sur se adjudican la ejecución del comandante de Narcóticos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), Ulises Cota Montaño, ejecutado la tarde del martes 22 de abril mientras llegaba a su domicilio en el municipio de La Paz.
De acuerdo con los datos obtenidos, pasadas las 5 de la tarde, el agente de investigación criminal retornaba a su casa, ubicada en la calle Del Tiro, en el fraccionamiento Camino Real. Sin embargo, era perseguido a distancia por una camioneta negra por tierra y por un dron que grababa su trayecto al mismo tiempo.
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Cuando se estacionó frente a su domicilio, la camioneta que transportaba a los sicarios se le emparejó y le dispararon con ráfagas de arma larga. Ulises perdió la vida dentro de una camioneta pick-up Tacoma de color gris. El ataque armado quedó grabado por la cámara de vigilancia del domicilio y por las imágenes aéreas presuntamente del grupo criminal.
La mañana del miércoles 23, en Guerrero Negro y Santa Rosalía, municipio de Mulegé, aparecieron dos narcomantas: una en el Colegio de Bachilleres (COBACH) y la segunda en el restaurante de comida china Bei Jing, respectivamente.
El narcomensaje evidenció que el ataque armado habría sido perpetrado por Abraham Cervantes Escareaga, alias “El Babay”. Este fue el mensaje:
“EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR, SIGAN APOYANDO A LOS PATAS CORTAS, ASÍ VAN A QUEDAR TODOS LOS MUNICIPIOS COMO SE LES DIJO. YA SABEMOS QUIÉNES SON: LOS MUNICIPALES, ESTATALES, PROCURADURÍA. ATTE: BABAY.”
El agente de la PGJE se trasladaba a su casa sin guardia que lo respaldara, pese a que una noche antes ya lo habían amenazado mediante narcomantas, en las que se mencionaba a él, a otro elemento de la Procuraduría de nombre Humberto Yee, a un comandante de la Policía Municipal de apellido Miramontes, y a todos los comandantes de la Policía Municipal, Estatal y de la Procuraduría.
Las mantas fueron colgadas la noche del lunes 21 de abril en la Secundaria Montoya de Santa Rosalía y otra en el Aeropuerto Internacional de San José del Cabo, en el municipio de Los Cabos.
También en esta última localidad, el martes al mediodía apareció una persona ejecutada en el camino de terracería que conduce a la presa San Lázaro, en San José del Cabo. El cuerpo presentaba signos de violencia y estaba decapitado. Vestía sudadera y pantalón azul.
Del mismo modo, a las 2 de la tarde del martes, sobre la calle Juan Carlón de la colonia Fundo Legal, en Guerrero Negro (el municipio más al norte del estado), una camioneta guinda marca KIA fue interceptada por sicarios. En ella viajaba un efectivo militar de nombre Roberto “N”, subteniente adscrito a la 40ª Zona Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), acompañado de un civil de oficio soldador.
Los atacantes descargaron sus armas de grueso calibre contra la camioneta, dejando muerto al militar dentro del vehículo. El civil fue trasladado a un hospital para su atención, donde minutos más tarde perdió la vida a causa de las heridas producidas por proyectiles de arma de fuego.
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