El sector gastronómico de Tijuana está de luto por la muerte del empresario Felipe Pavlovich del Razo, fundador del emblemático restaurante El Rodeo, que por 52 años ha ofrecido un menú sonorense en honor a su tierra natal. A sus 79 años, Pavlovich deja un legado en la promoción de la gastronomía y el turismo de Baja California, destacando como presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) entre 1990 y 1992.
Desde 2023, su salud se vio deteriorada tras un ataque cardíaco. En mayo de 2024 fue desahuciado debido a complicaciones en una pierna que se infectó, agravadas por diabetes y un déficit cardíaco. Sus últimos dos meses los pasó en cama.
Su hija Gloria Pavlovich lo recordó con cariño:
“Un buen hombre, un ser humano con su luz y su sombra. Y su sombra me enseñó más, iluminó mi camino”.
A pesar de su delicada salud, en 2024 aún salía a comer a restaurantes de Tijuana. En noviembre visitó La Vuelta del Rodeo, donde saludó a Jesús María López López, extesorera de Canirac. Al entrar, bromeó preguntando si había llegado a un asilo de ancianos; luego saludó a los comensales y desayunó tranquilamente.
López López recuerda que Pavlovich enfrentó grandes retos en la industria, como la dolarización de la frontera y la devaluación de 1976:
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“Nadie esperaba eso. La Secretaría de Hacienda llegó a revisar menús, y de un día para otro tuvimos que hacer cambios. Él era un hombre de relaciones públicas, muy conocido en la ciudad, y nos abrió muchas puertas”.
Su hija Gloria también destacó su amor por la vida:
“Un día antes de irse le agradecimos su compañía y le dijimos que había tenido una gran vida, que estaba listo para irse. Nos miró y preguntó: ‘¿A dónde?’. Mi mamá respondió: ‘Al cielo’. Sólo hizo una cara y nos echamos a reír porque él no se quería ir. Estoy segura de que sigue aquí de otra manera”.
Para la familia Pavlovich Pedrín, El Rodeo fue un integrante más. El restaurante abrió el 19 de marzo de 1972, un mes antes del nacimiento de Gloria, la mayor de sus tres hijos.
“Fue como un hijo más. Mi esposo trabajaba en La Costa con mi papá, quien le sugirió abrir un restaurante de carnes, ya que en aquel entonces solo estaba El Víctor. Se asoció con Roberto García, hablaron con Rodolfo Gil y consiguieron el terreno. Así nació El Rodeo, con recursos limitados pero con mucha pasión”.
Zaida Luz López, presidenta de Canirac en Tijuana, lo describió como un hombre de principios: “Un caballero en toda la extensión de la palabra, siempre amable, respetuoso y con una convicción férrea en la gastronomía. El Rodeo sigue siendo un referente en la ciudad”.
Oscar Escobedo, empresario restaurantero desde 1982, recordó a Pavlovich como un mentor: “Fue de los primeros que me dio consejos, me ayudó con sindicatos y proveedores. Administrar un restaurante es complicado, pero El Rodeo ha trascendido generaciones. Su hijo Felipe continúa su legado, y el restaurante sigue siendo tan extraordinario como el día que lo abrió”.
El legado de Felipe Pavlovich vive en la cocina, la historia y los valores que dejó en la industria gastronómica de Tijuana.