Por la incertidumbre provocada por las amenazas arancelarias “ya hay una reducción de las líneas de producción” y de empleo en fábricas de Tijuana, reveló José Luis Contreras Valenzuela, presidente de la Asociación de Industriales de la Mesa de Otay (AIMO).
A diferencia de lo que estaba ocurriendo en enero-febrero de 2024, que había contrataciones importantes, actualmente no se están dando. Las vacantes no llegan a 1 mil o mil 500, dijo el dirigente empresarial.
La incertidumbre también ha retraído la inversión, a raíz que “en el último trimestre de 2024, el nivel de inversión bajó y al inicio de este año también se ha contraído la inversión industrial en Baja California”.
Contreras Valenzuela recordó que las inversiones en la industria son proyecto a largo plazo de 20 años, así que las amenazas, algunas implementadas y otras no, “ha generado una contracción de la actividad económica”.
Si la política arancelaria del gobierno norteamericano a México se acompaña de la ausencia de Estado de Derecho en nuestro país, continuará la “atonía o parálisis momentánea de la economía mexicana”, concluyó.
El lunes 10 de febrero, el presidente norteamericano Donald Trump anunció que impondrá un arancel del 25 por ciento a exportaciones de aluminio y acero de México y Canadá que entrarán en vigor el 12 de marzo y, según la agencia de noticias EFE, serán adicionales al arancel del 25% a todas las mercancías, el cual está suspendido hasta el 4 de marzo.
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Bajo ese panorama las exportaciones de aluminio y acero de México y Canadá tendrán una tasa del 50%, es decir, mayor a la del 25% que se impondrá en general al aluminio y el acero de otras partes, incluidos socios comerciales como Unión Europea, Reino Unido, Australia, Argentina, Brasil, Japón y Corea del Sur.
Por su parte, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubón, calificó como “un balazo en el pie a ambos países” los aranceles al aluminio y al acero. “Estados Unidos nos vende casi 6 mil 897 millones de dólares más de lo que nosotros exportamos, por tanto, su balanza es favorable”, por lo que “no es lógico” lo que están argumentando para imponer las tarifas.
Una vez que el Senado de EU confirme los nombramientos de Howard Lutnik y Jameson Greer como secretario de Comercio y representante comercial, respectivamente, los buscará para tratar el tema, anunció el funcionario mexicano.
En tanto, la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero (Canacero) exhortó al gobierno mexicano a tomar medidas urgentes de defensa comercial para proteger a la industria nacional: “Los aranceles amenazan el 75 por ciento de las exportaciones de acero mexicano, valuadas en 2,100 millones de dólares, poniendo en riesgo empleos e inversiones clave en nuestro país”.
De no lograr la exclusión del acero mexicano de esta medida, “será necesario aplicar represalias recíprocas sobre productos siderúrgicos estadounidenses”.
Sobre los aranceles al aluminio y al acero, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de Tijuana, Roberto Vega Solís, indicó que el impacto sería importante porque incrementarían los costos y provocaría inflación en ambos países, ya que “prácticamente en todos los productos se usa acero y aluminio”.
Se pronunció porque en tal caso, la imposición de aranceles de México no sea recíproca, sino como se ha hecho en el pasado, con aranceles a productos que a “Estados Unidos le duelan” y afecten al sector productivo del vecino país para que éste ejerza presión y no repercuta a la economía mexicana.
En opinión de Rafael Fernández de Castro, director del Centro de Estudios México-EU de la Universidad de California de San Diego, “no es pertinente” una guerra comercial México-Estados Unidos. La imposición de aranceles es “un instrumento que se le ha ido gastando a Trump”, pero deja expuesto a México, ya que el 84% de las exportaciones mexicanas van hacia el vecino país.
La imposición de aranceles al acero y al aluminio mexicano no es nueva. En 2024, la administración de Joe Biden impuso una tasa del 25% al acero y del 10% al aluminio mexicano que no fue fundido en el país, como una medida para evitar que producto chino ingrese a territorio mexicano y se exporte a Estados Unidos, eludiendo aranceles.
Sobre la relación bilateral México-China, Fernández de Castro expresó: “Nunca hemos tenido una relación cercana con China y en este momento sería muy complicado”, ya que el “enemigo estratégico” de Estados Unidos es China.
“Han entrado muchos coches chinos en México y por eso hay una sensación de que hay mucha China en México, pero hay que entender que hoy la industria automotriz china es la más importante del mundo, está exportando más carros que ningún otro país, sobre todo autos eléctricos, que es el futuro de la industria automotriz”, puntualizó.
NISSAN SALDRÍA DE MÉXICO POR ARANCELES
La empresa automotriz japonesa Nissan podría trasladar la producción de los modelos que fabrica en nuestro país a otro lugar si el gobierno estadounidense aplica el arancel del 25% a las mercancías de México.
Makoto Uchida, CEO de la compañía, externó que de imponerse “aranceles altos tendremos que estar listos, y quizá podemos trasladar la producción de estos modelos a otro lugar; si esa fuera la decisión, pensaríamos en cómo hacerlo una realidad mientras monitoreamos la situación”.
Cada año, Nissan exporta alrededor de 320 mil unidades desde México a EU. El país del norte representa su segundo mercado más importante, por lo que la aplicación del arancel del 25% tendría una afectación negativa para la empresa, que ya de por sí prevé tener pérdidas al final de 2025 por primera vez en cuatro años, derivado de una menor demanda.
“Las decisiones sobre las plantas estarán basadas en la evaluación de costos y la demanda”, indicó Uchida, por lo que aún se desconoce el impacto en producción y empleo que habrá en las plantas de Aguascalientes y Morelos.
Además, la empresa nipona trabaja en un plan de reestructuración que implica una reducción del 20% de su producción a nivel global, particularmente en China, y de 9 mil empleos en Estados Unidos y Tailandia.