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lunes, febrero 24, 2025
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Aún estoy aquí

Walter Salles es, sin duda, uno de los mejores directores del mundo. Lo demostró ampliamente con “Estación Central”, una joya cinematográfica sobre una maestra de escuela jubilada que precariamente subsiste escribiendo cartas ajenas y en esta empobrecida cotidianidad de Brasil acompaña a un niño que quedó huérfano de madre, justo afuera de la terminal de autobuses, a reencontrarse con su padre.

Fernanda Montenegro llevó ese protagónico que la hizo acreedora a una nominación al Óscar en el rubro de Mejor Actriz. Ese papel, por más extraordinario que fue, no supera lo que ha hecho en la historia de la esposa de Rubens Paiva, un legislador disidente desaparecido por la dictadura en 1971.

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Salles-Montenegro forman un binomio único, como queda expuesto en este poderoso y muy trascendente filme donde se siente el compromiso del director con los Paiva, a quienes conoció en su juventud, siendo hijo del presidente de Unibanco y ex embajador de Brasil en Estados Unidos.

Salles conoció el destino de sus personajes de primera mano, aunque la cinta está basada en la autobiografía de Marcel Rubens Paiva. De ahí que fluya tan bien la primera parte de este largometraje donde se recrea cómo era la próspera vida de Rubens (Selton Mello), su único hijo varón, sus cuatro hijas y su esposa Eunice (Fernanda Torres).

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La convivencia en la playa, las comidas, los juegos, la alegría compartida sin embargo amenazada por soldados, llamadas misteriosas y helicópteros, permean este contexto.

Entonces viene la escena de la privación de la libertad de este padre de familia y, a partir de ahí, el surgimiento de Eunice como la cabeza de este hogar que deberá mantener a flote, mientras intenta saber el destino de su marido.

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Pareciera que Montenegro estuvo ahí, en los zapatos de Torres, comprendiendo el valor del estoicismo para sobrevivir una tiranía. En su rostro reside el valor de esta tremenda película que no se reduce a un posicionamiento político ante un régimen totalitario, más bien lo trasciende al mostrar que la única salida cuando una sociedad se enfrenta a ello es dejarse llevar por la grandeza del espíritu humano. Qué brillante es, en verdad, Walter Salles y qué afortunado de tener a Fernanda Montenegro a su lado para hacer este nivel de cine. ****

Punto final.- Lo más interesante en la próxima entrega del Óscar está en la categoría Mejor Película Internacional.

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