Amenaza fiscal Pelayo a agentes de narcomenudeo por presunta filtración

“Lo que platicamos aquí, aquí se queda. Si no, no deben estar aquí; de verdad, se los digo. Insisto: no me voy a tocar ya en nada. Nada. Cualquier equivocación, instrucción que yo dé, que dé Jorge, que dé Patty, que no sea acatada, igual: consecuencias ya. ¡Ya!”, se escucha decir al fiscal especializado en narcomenudeo, Juan Carlos Pelayo Heredia, en una reunión con agentes especializados.

Juan Carlos Pelayo es fiscal especializado en el área, en la FGE (Fiscalía General del Estado), que encabeza María Elena Andrade, aunque desempeñó el mismo cargo cuando la entidad autónoma la titulaba Ricardo Iván Carpio, y antes de ello con el primer fiscal general de BC, Guillermo Ruiz.

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Su nombre se ha visto ligado, en varias ocasiones, a actos ilícitos, sospechosos e incluso ha sido mencionado en narcomantas, como el 8 de marzo de 2024, cuando una amenaza fue colgada en la vía rápida de Tijuana, y en la cual se leía: “Pelayo Narcomenudeo y hazan sigan apoyando al flakito del caf Ban a mamar att los dueños de tj”.

Ese mismo 8 de marzo, en ZETA se publicó una investigación en la cual su nombre fue revelado en la compra de una propiedad en el ejido El Porvenir en San Antonio de las Minas, en el Valle de Guadalupe, valuada en 10 millones de pesos.

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A inicio de esta semana, en una página de Facebook dedicada a reseñar actos criminales, el fiscal Pelayo fue mencionado como protagonista de una denuncia anónima, donde se le señala de solicitar cuotas a los agentes de narcomenudeo de hasta 5 mil pesos mensuales, y al detenido por esa fiscalía que no los cubra, se le deja en prisión.

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No es la primera ocasión que el fiscal Pelayo es señalado de tales irregulares actos. Pero esta vez, el 18 de febrero, un día después de la publicación en redes sociales, Pelayo Heredia citó a reunión a varios agentes de narcomenudeo. Uno de ellos grabó las palabras del funcionario de la FGE, quien molesto por “la filtración”, arengó contra ellos, los amenazó y advirtió que sabría quién o quiénes habían filtrado la información, y los cambiaría de adscripción.

Refieren testigos que el fiscal Pelayo estaba sumamente molesto, sobresaltado por la publicación de un día antes. De hecho, mostró la publicación a los agentes y les dijo “… y estas pendejadas… esto de aquí salió… Salió de la oficina y esto es fuego amigo”. En ello centró su llamada de atención con palabras altisonantes y amenazas.

A continuación, la transcripción del regaño y las amenazas del fiscal Juan Carlos Pelayo a los agentes de narcomenudeo, que, en estos días, aseguró, identificaría a quienes filtraron la información y los cambiaría de adscripción:

“… cuando platico con ustedes, esto un grupo cerrado y no tiene por qué́ salir la información, y sale, ¿cómo sale? Porque ustedes, o lo hacen, o lo platican, y las dos es muy raro, ¿estamos de acuerdo?”.

— Sí.

“Porque nada más platicamos aquí́, no hubo otra platica afuera, ni en la peda, nada. Fue aquí́. Y lo platicamos y recuerdo las palabras que les dije. Y de verdad les insisto, si van a estar incomodos con las condiciones en que están ahorita, ahorita, de verdad, me dicen y ahorita hago los oficios, pero me parecen mamadas lo que están haciendo esos pinches medios, que me dan… perdón, pero me la pelan. De verdad, no me hacen nada. Ya he pasado por muchas pendejadas, échenle más ganitas. Hoy se va a hacer un movimiento. La verdad es que ya estoy hasta la madre. Y a lo mejor va a pagar un justo. Parecen niños. Pero la verdad es que ya estoy muy cansado. Y no me cansa esto, me cansa la pobre actitud. Aquí́ están recurrentes, y si no están a gusto, insisto, ¡nos vamos a la chingada, y ya, pero nos dejamos de mamadas! Tengan los huevos y sean frontales, no sean tan pinches miedosos con reclamos por acá́, y las miles de mamadas que suceden. Si son tan hombrecitos, ¡de frente!, la verdad que ya, la verdad que ya. He sido muy permisivo, muy permisivo, y muy permisivo para eso, y si mañana sale otra cosa, lo sabré también, y seguiré́ haciendo cambios, así́ hasta que nos quedemos solos, y no por debajo.

“Okey, llévense eso. Y si lo platicaron con alguien, pues qué pendejos. Perdón, pero la neta ya. Este trabajo es, de verdad, de mucho sigilo y lo sabemos, para andar abriendo la boquita. Si esa es la condición, vamos a un (inaudible), y de verdad, piénsenlo, en la peda, con la familia, con los amigos: lo que platicamos aquí́, aquí́ se queda. Si no, no deben estar aquí́, de verdad, se los digo. Insisto: no me voy a tocar ya en nada. Nada. Cualquier equivocación, instrucción que yo dé, que dé Jorge, que dé Patty, y no sea acatada, igual: consecuencias ya. ¡Ya!”.