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lunes, enero 27, 2025
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Elías Chávez, El líder

“Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”. 

-Ryszard Kapuscinski.

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“Me voy a morir cuando Dios quiera, no cuando los narcos lo decidan”. “Sólo Dios me quitará la vida”

-Jesús Blancornelas.

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Sergio Haro, Gabriel Gutiérrez, Sergio García, Benjamín Flores, Antonio Magaña, se refieren a él como El líder.

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Héctor Félix Miranda, El Gato, no fue el primer periodista asesinado en Baja California. El cofundador del Semanario ZETA de Tijuana, falleció en el contexto de la dictadura perfecta.

En 1988 al Maquío Clouthier lo podíamos saludar y visitar en su ayuno en el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México; barbado y delgado por no comer en protesta por el fraude electoral organizado para sentar en la Presidencia de la República al candidato Salinas de Gortari en contra del hijo de don Lázaro Cárdenas del Río, Cuauhtémoc. El sistema no quería dejar nada para la oposición de derecha ni de izquierda. Incluyendo una sistemática eliminación de “fascistas” del PAN; y o “el ala izquierda” del PRI, o de plano comunista. “A tiros nos ganamos el poder, pues a tiros nos lo han de quitar”, repetía don Fidel Velázquez con su puro en la boca y sus gafas oscuras.

El líder, don Elías Chávez, se deja ver por Baja California, de donde su memoria y corazón nunca se ha ido: como reportero se mimetizaba en los mítines políticos; cuando el juvenil Ernesto Ruffo Appel un 2 de agosto de 1989, con las actas nominales del proceso electoral, sigilosamente traía consigo y su equipo las actas de Ensenada, Tijuana, Tecate y Mexicali, donde con la firma de los representantes  de casilla de los partidos en contienda: los resultados mayoritariamente le favorecían en aquel histórico evento donde participó el 70 por ciento del padrón electoral.

Mientras Tatiana Clouthier en el sepelio de El Maquío, con su señora madre y su hermano Manuel lloraban la muerte (o crimen) de su papá, cuenta ella que en la velación apareció, como si nada, el legendario secretario de Gobernación Fernando Gutiérrez Barrios, quien se dice que para los enemigos del sistema ofrecía escoger encierro, destierro o entierro. “¿Y usted qué hace aquí? Usted no tiene nada que hacer aquí, cínico”, le reclamó la esposa de don Manuel Clouthier. Y tuvo que retirarse del velorio en Culiacán, Sinaloa. (Maquío, mi padre. Tatiana Clouthier).

“Entonces usted es el virtual gobernador de Baja California”, le planteó el reportero de Proceso, Elías Chávez, al joven ensenadense Ruffo. “Según las actas nominales firmadas por todos los representantes de casilla de cada municipio, sí, los resultados me favorecen”.  De 47 años de edad, El líder, con botas lechugueras, camiseta blanca, y con una libreta taquigráfica  en la espalda, siempre observando. Decía: “No puedo creer, que sea el virtual gobernador”.

El líder ya tiene 83 años, algunos de sus amigos ya no están. Blancornelas, Haro, Benjamín… pero sigue en pie de lucha; y aunque no es perfecto, sí es un modelo de periodista, egresado de la prestigiada Escuela de Periodismo Carlos Septién García; como Gustavo García Rivas de La Voz de la Frontera, y muchos otros buenos periodistas que aprendieron en la escuela de la vida y periodística.

Esta semana en Ensenada, gracias a Toño Magaña, ex director de Novedades de Mexicali, después de 36 años y la consolidación de la democracia en México, que no empezó en Ensenada ni en Baja California; quizás en Quiroga, Michoacán, o en Hermosillo, primeros municipios donde se reconoció a la oposición política, admirablemente se encontraron el entrevistador y el entrevistado: Ruffo y el Líder.

En 1989 varios valientes periodistas de Baja California al unísono denunciaron la existencia de una imprenta produciendo boletas electorales en pleno centro cívico; aquello no se pudo ocultar y favoreció la alternancia, la presencia además de la prensa internacional.

Y por si no faltara sal para saborear, un día llegó a Mexicali don Fernando Gutiérrez Barrios declarando que no habría modificaciones constitucionales al 130, para que el Clero no pudiera votar o participar en política; era el segundo año de Ruffo (1991), pero en su toma de posesión (1988) Carlos Salinas invitó a los obispos mexicanos (CEM), entre ellos el primer obispo cachanilla don Manuel Pérez Gil González, secretario del Episcopado, quien al visitar Mexicali sobre las declaraciones del titular de Gobernación, dijo don Manuel: “Bueno, yo vivo en Mexicali desde 1966, y como buen ciudadano voy a votar cuando hay elecciones; simplemente me pongo mi guayabera, tomo mi credencial, y ejerzo mi derecho a votar”.

Si la democracia es fruto de muchos factores, Baja California está en deuda con muchísimos personajes e instituciones; entre ellos El líder y sus amigos los periodistas. “Esto ya nadie lo para”, diría Manuel Clouthier El Maquío.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

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