Saben aquel que era una muchacha que intentaba subir a un autobús, pero su falda estrecha se lo impedía.
En esto que se la sube un poco, dejando ver sus hermosos muslos.
Un matrimonio que estaba en la parada, la mujer le dice al marido:
— Paco, ¿no te parece indecente y obscena la forma de mirar que tienen estos hombres a esa chica que sube al autobús?
Y dice el tío con los ojos desorbitados:
— ¿Cuál autobús?
Autor: Un solterón.
Cortitos
Le dice la novia a su novio:
— Cariño, llevamos más de 15 años viviendo juntos, ¿por qué no nos casamos?
— ¿Casarnos? ¿Y quién nos va a querer a ti y a mí?
* * *
— ¡Cariño, te veo mejor!
— Pues estoy más gorda
— Pues eso, que te veo mejor…
* * *
Antes de pasar una noche por primera vez con una mujer una joven reza:
— Virgen María, tú que concebiste sin pecar, haz que yo peque sin concebir.
* * *
En la Farmacia:
— ¿Tienen pastillas para el cansancio?
— Están agotadas.
* * *
Una señora en la estación de policía:
— ¡Inspector!, ¡Inspector! Me acaba de atacar un funcionario.
— Pero… ¿cómo sabe usted que era un funcionario?
— Porque tuve que hacerlo todo yo.
* * *
Primer acto: un tomate.
Segundo acto: una cámara fotográfica.
Tercer acto: el tomate posando para la cámara.
¿Cómo se llama la obra?
Tómate una foto.
* * *
— Pues, para fortuna, la que hizo John Ford con los coches.
— ¡Qué va! ¡Más pelas ha hecho su hermano Roque con los quesos!
* * *
Le decía una amiga a otra:
— Mi marido y yo somos inseparables.
— ¿Siempre están juntos?
— No, es que cuando nos peleamos se necesitan hasta ocho vecinos para poder separarnos.
* * *
Dos amigas hablando:
— María, ¿qué me das por mi marido?
— Nada.
— ¡Trato hecho!
* * *
— Papá, papá, ¿qué significa ironía?
— Ironía es que tú seas pelirrojo como el vecino, y que sea yo el que tiene que responder tus preguntas tontas.
Autor: Un lector con tiempo limitado.
Tres locos
En una ocasión se encontraron tres locos en un desierto. Llevaban varios días de recorrido y no habían encontrado nada para comer y mucho menos para beber. Después de cinco días, los tres locos encontraron un coche viejo en medio del desierto, uno de los locos pregunta:
— ¿Para qué nos puede servir este coche?
El segundo le contesta:
— Yo no sé, pero tiene que servir para algo.
A lo que el tercero le responde:
— Yo me voy a llevar un asiento para sentarme cuando me canse.
Le dice el segundo:
— Yo me voy a llevar el radiador para tomar agua cuando tenga sed.
El primer loco dice:
— Pues, yo me voy a llevar una puerta.
Y los otros locos le dicen:
— ¿Una puerta? ¿Y para qué?
A lo que el primer loco le contesta:
— ¡Para bajar las ventanas cuando tenga calor!
Autor: Un cuarto loco.
La terapia
Marido y mujer acuden al psicólogo tras 30 años de matrimonio.
Cuando se les pregunta cuál es el problema, la mujer saca una lista larga y detallada de todos los problemas que han tenido durante los 30 años de matrimonio:
—…poca atención, falta de intimidad, vacío, soledad, no sentirse amada, no sentirse deseada… —, la lista es interminable.
Finalmente, el terapeuta se levanta, se acerca a la mujer, le pide que pare y la abraza y besa apasionadamente, mientras que el marido los observa con una ceja más alta que la otra.
La mujer se queda muda y se sienta en la silla medio aturdida.
El terapeuta se dirige al marido y le dice:
— Esto es lo que su esposa necesita al menos tres veces por semana. ¿Puede usted hacerlo?
El marido se queda meditando unos instantes y responde:
— Bueno, la puedo traer los lunes y los miércoles, pero los viernes tengo futbol.
Autor: Un hombre casado.
Sabiduría nativa
Un vaquero encuentra un indio acostado a la orilla del camino con la oreja pegada a tierra. Curioso por esta costumbre india le pregunta qué pasa. El indio le contesta:
— Carreta grande, cuatro ruedas, cuatro caballos, carreta llevar hombre blanco, rifle en brazos, al lado hombre blanco, mujer bonita, pelo largo, mujer llevar niño recién nacido en brazos.
El vaquero sorprendido le comenta:
— ¡Caramba! Yo había escuchado de la habilidad de los indios para detectar si vienen caballos o carretas con sólo pegar el oído a tierra, pero usted me ha sorprendido. ¿Cómo es que puede dar tantos detalles con sólo pegar su oído a tierra?
— Es que, ¡acaba de pasarme por encima!
Autor: Un nativo.