En Tijuana miles de personas tuvieron la fortuna de conocer, tratar e incluso ser amigo de Javier Bátiz. Un artista excepcional, no porque fue, en verdad, maestro de Carlos Santana, quien muchas veces lo dijo, cuando ya Bátiz era un personaje en el medio artístico. Aunque después cuando le llegó la fama (a Santana), minimizó lo que por él hizo Bátiz.
Hoy -excepcionalmente escribo en primera persona- no me resisto recordar algo que quizá muchos ignoren. El origen de que la Rampa Altamira lleve desde el 2015 el nombre de Javier Bátiz se lo podrán adjudicar muchas personas, pero sólo una de ellas le puso interés en lograrlo: el doctor Jorge Astiazarán Orcí, como alcalde tijuanense. La historia la conozco de primera mano y con gusto la comparto, no para presumirla sino para darle el honor a quien lo merece.
Un buen día recibí la encomienda del Dr. Astiazarán, quizá porque comenté que esa rampa y la casita de material que estaba al inició de esa subida, me recordaba a la maestra Báti, que a mi hermano Víctor Manuel y a mí nos había dado clases de inglés. Yo no entendía por qué se tardaban tanto en ponerle el nombre de un artista que había dado tanto lustre a Tijuana.
El alcalde me lanzó un reto-invitación: “En unos días se reunirá el Consejo Municipal de la Nomenclatura, pediré que la inviten y haga la propuesta formal”.
Sin pensarlo ni saber mi compromiso, llegué a esa sesión en Sala de Presidentes. Recuerdo que ahí estaba el director de Servicios Públicos, Salvador Padilla Fitch; y por supuesto, el alcalde Astiazarán. De todo lo que me preguntaron, sólo dos recuerdo: ¿Por qué considera que debe llevar el nombre del artista? ¿Y si protestan los residentes por complicaciones de la nueva nomenclatura?
“Bátiz ama a Tijuana y la presume en todos los sitios en los que se presenta. No tiene acciones vergonzantes”. Y “nadie va a protestar porque lo quieren y admiran. Además, pocas casas hay construidas en esa Rampa”, les respondí.
Claro que el alcalde Astiazarán ya había hecho su parte. Así que fue aprobado por unanimidad el cambio de nombre y se le hizo justicia a un extraordinario artista, amado por muchísima gente y de una bondad reconocida por miles.
Nota 1. Javier Bátiz, hombre y artista excepcional.
Nota 2. De esto contado hay dos testigos de calidad: Dr. Astiazarán y Salvador Padilla Fitch. Con esas puntuales letras y nombres se publicó en MetropolitanoBC, la nota se encuentra en Google.
Nota 3. Javier Bátiz seguro llegó al cielo con su sentida música y su risa contagiosa. Descansa en Paz.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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