Oportunidad…es. Y no, no me refiero al programa que Vicente Fox se atribuyó, a pesar de haber sido creado casi 20 años atrás por Carlos Salinas de Gortari y su equipo como Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL, 1988). Como dirían por ahí: varias máscaras, un sólo rostro. Sin embargo, insisto en que no me refiero a ninguno de los múltiples programas que formaron parte de la política social de nuestro México, sino de la definición propia de una oportunidad.
La palabra “oportunidad” tiene su origen en el término latino “opportunĭtas” u “opportunitātis”, el cual se traduce como “venir o estar frente a un puerto”. De tal suerte que, según el Diccionario de la Lengua Española (RAE, 2024), oportunidad es el: “Momento o circunstancia oportunos o convenientes para algo”; también le atribuye algunos sinónimos como: ocasión, conveniencia, coyuntura, pertinencia, coincidencia y casualidad.
Y es que, en días recientes, la mayoría de los diputados federales -y no digo que todos, porque hubo muchos ausentes- nos dieron la oportunidad de hacer justicia a seres vulnerables que constantemente se encuentran bajo amenaza o, por lo menos, expuestos a situaciones negativas, ya sea voluntaria o circunstancialmente. Me refiero a la iniciativa que tuvo a bien presentar el expresidente Andrés Manuel López Obrador, el lunes 5 de febrero anterior, para salvaguardar a los animales.
De las 18 enmiendas propuestas por el entonces titular del Poder Ejecutivo federal, ésta es, sin duda, con la que concuerdo a plenitud. En aquella ocasión, el tabasqueño envió el proyecto de decreto, por el que se reforman los artículos 3º, 4º y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de protección y cuidado animales. En el citado documento, se expusieron una serie de hechos que argumentan lo dicho por el exjefe de Estado.
En la iniciativa se propuso agregar el siguiente texto al artículo 3º constitucional: “Los planes y programas de estudio tendrán la perspectiva de… la protección de los animales, de acuerdo con su naturaleza, características y vínculos con las personas, así como la prevención y prohibición del maltrato en la crianza y aprovechamiento de animales de consumo humano, entre otras”. Así como reformar el artículo 4º constitucional: “Queda prohibido el maltrato a los animales. El Estado mexicano debe garantizar la protección, el trato adecuado, la conservación y el cuidado de los animales, en los términos que señalen las leyes respectivas”.
La realidad es que hubo múltiples voces, de todas las fracciones parlamentarias, que se expresaron a favor de especificar la prohibición del uso de animales en actos recreativos y deportivos, incluir a los animales como parte de la familia o reconocerlos como seres sintientes. Sin embargo, sólo fue aceptada la reserva de la diputada Martha Olivia García Vidaña, quien propuso agregar los términos “…protección y bienestar de los animales”, a la fracción XXIX-G del artículo 73, el cual faculta al Congreso a expedir leyes secundarias.
Lo más interesante es que, para quienes le apuestan a continuar con las corridas de toros, rodeos, jaripeos, peleas de gallos, etc., la noticia les pasó de noche. Y si les queda alguna duda, pueden consultar la exposición de motivos de la iniciativa, así como la del dictamen, la cual incluye a los animales de granja.
El dictamen aprobado por los diputados federales brinda la oportunidad a los senadores para secundar el texto propuesto o, en su caso, mejorarlo. Nuestra es la oportunidad de seguir atentos y reconocer el trabajo de los legisladores que se sumen a dicho proyecto.
Post scriptum: “La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”, Simón Bolívar.
Atentamente,
Francisco Ruiz, escritor, catedrático, doctor en Derecho Electoral y asociado del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).
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