“Se está viendo si es necesaria también la ayuda de combustible como ayuda humanitaria” a Cuba, dijo la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, sobre la posibilidad de que nuestro país envíe petróleo a la isla para aliviar la crisis energética que enfrenta.
No sería la primera vez que México ayuda al gobierno de Miguel Díaz-Canel, ya que, según el Instituto de Energía de la Universidad de Texas, durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el gobierno mexicano envió 7.4 millones de barriles de petróleo crudo, con un valor de 537 millones de dólares.
El miércoles 23 de octubre, luego de cinco jornadas consecutivas de apagones eléctricos en la isla, Sheinbaum aseguró que la Comisión Federal de Electricidad ya prestaba ayuda técnica al gobierno cubano: “Nosotros vamos a apoyar siempre. CFE está en contacto a través de la cancillería con lo que requiera el pueblo cubano para que los puedan apoyar”.
Por la falta de electricidad que paralizó a escuelas y hospitales, se suscitaron manifestaciones en diversos puntos de Cuba, incluida La Habana, su Capital, no sólo por la falta de luz; también por la escasez de transporte público, según reportaron medios internacionales.
Especialistas han señalado que los constantes apagones eléctricos se deben a la falta de inversión en infraestructura, que ya es obsoleta, pues data de 40 años atrás; así como a la escasez de petróleo, puesto que Cuba produce una pequeña parte de lo que requiere, aunado al aumento de la demanda.
Sin embargo, los gobiernos mexicano y cubano consideran que la crisis energética se debe al bloqueo económico estadounidense a la isla. Incluso, Sheinbaum Pardo adelantó que México nuevamente votará en contra de esta política en la Organización de Naciones Unidas.
El domingo 20 de octubre, el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel aseveró que desde Estados Unidos hay persecución financiera y energética, por lo que no se ha contado con los suministros estables de combustible para generar electricidad en toda su capacidad y estabilidad.
Un día después, la Casa Blanca negó que el gobierno estadounidense sea culpable de la crisis energética en Cuba.