Hace unos días, en Ciudad de México, el Partido Verde Ecologista celebró una reunión con los diputados locales que bajo su representación llegaron a los congresos estatales, pero una ausencia fue notoria en las delegaciones del Noroeste: la del diputado estatal Jorge Ramos Hernández. El ex panista inicialmente fue anunciado como candidato de Morena al Distrito 7 local de Tijuana, y más tarde aclararían que, aunque ciertamente iba en una coalición con Morena, partido al que combatió en su pasado azul, la nominación era por el Verde. Ramos se vendió ante el Comité Ejecutivo Nacional del partido del tucán, como quien obtendría una copiosa votación a su favor, sin embargo, los sufragios que llevó al PVEM unos 2 mil 700 votos, lo ubicaron en el último lugar de las votaciones obtenidas por todos los candidatos a diputados locales de ese partido. Sin calidad electoral para reclamar algo, ahora Ramos desdeña las reuniones del Verde, donde ciertamente le apodan El 2 Mil 700, y desde cuya representación no ha logrado lo que aventuró que haría: adueñarse del PVEM en Baja California y colocar a su alfil, Gerardo Álvarez, en una posición de gobierno. A la fecha, ni tiene representación partidista, ni su secuaz empleo en nómina gubernamental. Eso sí, aprovecha la curul para acercarse cada vez más al morenismo oficial del Gobierno del Estado, particularmente señalando inconsistencias en la cuenta pública de la ex alcaldesa de Tijuana por ese partido, Montserrat Caballero, “adversaria” política del morenismo oficialista de la localidad. Ah, qué El 2 mil 700, cada vez más lejos del Verde y más cerca de Morena.