Primero el poder

Al ex diputado Víctor Hugo Navarro y depuesto administrador del Congreso del Estado, lo obligaron a renunciar aprovechando que se le acusa de acosar a una fotoperiodista, a quien vulneró en su integridad física y psicológica al invitarla a una plática en privado, sin celular, y donde le hizo, de acuerdo a la reportera, comentarios inapropiados sobre su persona y apariencia física. La salida de Navarro, muy necesaria ante la denuncia de hostigamiento, fue más motivada en razón del control del poder dentro del Congreso del Estado, dado que el hombre pertenece al equipo del diputado Juan Manuel Molina, que se ha convertido en un antagonista (sólo en la lucha por el control interno de la Cámara local) al de la gobernadora Marina del Pilar Ávila. Tan es así, que el sucesor de Navarro, Juan Antonio Olivas, no sólo no responde al grupo de Molina, sino que proviene del equipo de Netzahualcóyotl Jáuregui, el secretario del Bienestar y públicamente identificado como “los ojos, los oídos y las manos” de la mandataria estatal, y además fue propuesto por otro alfil de Ávila, el diputado Jaime Cantón, quien antes de ir a la elección era secretario privado de la gobernadora. El acoso de Navarro fue el pretexto perfecto para sacarlo de la jugada legislativa y darle el control de la administración interna al equipo de la morenista, en el ala de Cantón con gente de Jáuregui. Lamentablemente el acoso del que ha sido señalado fue el pretexto, cuando debió ser el origen del inmediato despido e investigación para sancionar la conducta irregular contra la mujer por parte del ex funcionario del Congreso. Pero no, antes de defender a las mujeres y castigar a los depredadores, primero está el poder, el control político y económico. En los días siguientes, para demostrar lo contrario, se esperaría una sanción contra el señalado de acoso.