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lunes, septiembre 30, 2024
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La manda

Un abogado llega tarde a un importante juicio y no encuentra estacionamiento… Levanta la vista al cielo y dice:

— Señor, por favor, consígueme un sitio para aparcar y te prometo que iré a Misa los domingos del resto de mi vida, dejo las malas compañías y los vicios. Y jamás en mi vida me volveré a emborrachar… ¡Y dejaré en paz a mi secretaria, que además está casada!

Milagrosamente, en ese momento, aparece un sitio libre, el hombre aparca y dice:

— No te preocupes Señor, que ya encontré uno, pero gracias de todos modos.

Autor: La secretaria.

 

Últimas palabras

Se encuentra el paciente tendido en la cama. Su médico, abogado, esposa e hijos están esperando el suspiro final, cuando de repente el paciente se sienta, mira a su alrededor y dice:

— ¡Asesinos, ladrones, mal agradecidos! —y se vuelve acostar.

El doctor un poco confundido, dice:

— Yo creo que está mejorando.

— ¿Por qué lo dice, doctor? —pregunta la esposa.

— Porque nos reconoció a todos.

Autor: El heredero.

 

Noticias de Italia

Un abogado mantiene un romance con su secretaria. Al poco tiempo ésta queda embarazada y el abogado, que no quiere que su esposa se entere, le da a una buena suma de dinero y le pide que vaya a parir a Italia. A lo que la secretaria pregunta:

— ¿Y cómo te comunicaré que ha nacido el bebé?

— Tan sólo envíame una postal y escribe “Spaghetti” por detrás. No te preocupes, yo me encargaré de todos los gastos.

Pasan seis meses y una mañana la esposa del abogado lo llama al bufete exaltada:

— ¡Querido, acabo de recibir el correo y hay una postal muy extraña de Italia…! La verdad no entiendo lo que significa.

El abogado, asustado, contesta:

— ¡Espera a que llegue a casa y te explico!

Cuando el hombre llega a casa y lee la postal, cae al suelo fulminado por un infarto. Llega una ambulancia y se lo llevan. Ya en el Hospital, el medico jefe se queda a confortar a la esposa y le pregunta cuál ha sido el trauma que ha precipitado tal ataque cardíaco. Entonces la esposa saca la postal y lee:

— “¡Spaghetti, Spaghetti, Spaghetti y no es broma!”.

Autor: Padre novato.

 

Derechos

— Está usted detenido.

— ¡Léame mis derechos!

— Híjole, sargento, ¿qué hacemos? ¡Pide que leamos!

— Es listo el canijo… ¡¡¡Dale una chela!!!

Autor: Anónimo de la GN

 

El favor

Un hombre a su amigo:

— ¿Te puedo pedir un favor? Mira, es que me voy de viaje tres meses y me gustaría que vigilaras de cerca a mi mujer, es que no me fío de ella… Avísame cuando notes algo anormal.

Al cabo de 15 días, le pone un telegrama y le dice que regrese.

— Desde que te fuiste, el hijo del panadero va a tu casa todas las noches y sale al día siguiente.

— ¿Y me avisas ahora?

— Tú me dijiste que te avisase cuando notara algo anormal ¿no? Bueno, ¡pues anoche no fue!

Autor: El panadero.

 

Bodas de oro

Se encuentran dos amigos y uno le dice al otro:

— Oye me he enterado que para celebrar las bodas de plata vas a llevar a tu mujer a la India. ¡Caray, cómo te las gastas! Si para las bodas de plata la llevas a la India, ¿qué harás para las de oro?

— Iré a buscarla.

Autor: Ex marido.

 

Entre jardineros

— ¿Qué le dice un jardinero a otro?

— Disfrutemos mientras podamos.

Autor: Otro jardinero.

 

* * *

 

— Tu amiga no ha hablado en toda la noche.

— Ya te dije que es muda.

— ¿Sí? ¿Y todos los mudos son así de tímidos?

Autor: Mejor así lo dejamos.

 

Champú milagroso

Un hombre calvo está conversando con un amigo:

— Sabes, me he comprado un champú anticaída.

— ¿Y te funciona?

— No, me sigo resbalando en el baño.

Autor: Un dermatólogo.

 

Entre gallegos

— Manolo, ¿quieres ser testigo de Jehová?

— ¡Hombre! ¡Pero si ni siquiera he visto el accidente!

Autor: Un valenciano.

 

Saludos de Carlos

Se encuentran dos amigos y un le dice al otro:

— ¡Carlos te manda saludos!

— ¡Gracias!

— ¡¡Carlos te manda saludos!!

— Gracias.

— ¡¡¡Carlos te manda saludos!!!

— Gracias…

— ¡¡¡Carlos te manda saludos!!!!

— ¿Ya, no?

— Es que me dijo que te mandaba muchos saludos, ¿sabes?

Autor: Otro amigo de Carlos.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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