Dentro de la bancada de Morena en el Congreso del Estado no se encuentran muy contentos con el desempeño del diputado Juan Manuel Molina, uno de los alfiles de Marina del Pilar Ávila Olmeda (o del gobernante en turno) dentro del Poder Legislativo, pero que recientemente ha provocado episodios que concluyen conflicto. El coordinador de la bancada vinotinto es un político de antaño que ha sabido mover sus fichas para mantenerse en la administración pública, sobre todo en la política. Sin embargo, desde que obtuvo la reelección en su cargo parece que no se encuentra enfocado, y es que como presidente de la Junta de Coordinación Política, tiene la responsabilidad de dirigir el manejo del Legislativo, incluso por encima de la presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, Dunnia Monserrat Murillo, pues la Jucopo tiene mayores facultades que la presidencia. El problema es que Molina García enfoca la mayor parte de sus esfuerzos en mantener el control político y jurídico de lo que está ocurriendo en el puerto de San Felipe y descuida ciertas labores legislativas o políticas dentro de la bancada. Pareciera distraído con otras prioridades, principalmente impulsando a su amigo y correligionario José Luis Dagnino para que se convierta en el primer presidente municipal del séptimo municipio, teniendo frente a sí a otro político de armas tomar, como lo es Enrique Acosta Fregoso, quien se encuentra coordinando la lucha jurídica de su esposa, Adriana López Quintero, por la misma alcaldía. Uno de los episodios más evidentes de la distracción de Molina se dio tras la aprobación de la reforma al Poder Judicial Federal, pues tanto Dunnia como él, tenían la “obligación” de estar atentos para recibir la minuta del Senado de la República y votarla rápidamente para que Baja California fuese el primer Estado en confirmar la enmienda constitucional del aún Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. El documento llegó a todas las entidades del país al mismo tiempo por vía electrónica, pero en BC no se dieron cuenta y lo votaron después que muchos otros estados, lo cual también dio tiempo y espacio a trabajadores del Poder Judicial Federal para llegar hasta las instalaciones del Congreso bajacaliforniano, donde protagonizaron enfrentamientos entre policías y manifestantes dentro del recinto, lo cual concluyó con personas heridas y destrozos en el edificio. La idea de llevar policías para proteger el edificio y después sesionar por Zoom -fue el único Estado que votó en esa modalidad- fue responsabilidad tanto de Molina como de Dunnia. Otro lapsus de Molina fue el mal manejo que dio a la denuncia de una fotoperiodista que acusó al entonces administrador del Congreso y su aliado, Víctor Navarro, pues en lugar de separarlo del cargo inmediatamente para investigar, lo mantuvo en la posición para protegerlo hasta que debieron despedirle ante el repudio incluso de las legisladoras morenistas. Ahora sí que, con la anulación de la elección de San Felipe, a Molina le movieron el tapete y la concentración, lo que podría ser aprovechado por sus competidores sobre el control del Congreso, pues el ex panista, ex emecista y ahora morenista tiene adversarios… y varios.