Dos magos de la especulación treparon, y por amiguismo, están en la acción; aprovechan el morenismo, aunque odian lo que representa. Ramos y Castro Trenti, “engaña bobos”, tienen lo que querían
En la novela biográfica de Stefan Zweig “Fouché, el retrato de un político”, habla de aquel personaje histórico que sobrevivió a la Revolución Francesa desde Luis XVI, Maximiliano de Robespierre, hasta Napoleón Bonaparte, gracias a su capacidad para crear alianzas convenientes, desplazarse sin ser visto entre las zonas de peligro, pero también para traicionar en el momento necesario.
Durante varios años, Joseph Fouché logró transformarse, reinventarse y comprar las narrativas para venderlas a los ingenuos. Él sólo apoyaba a un partido: al de la mayoría y se servía de la misma. Su declive se dio cuando intentó regresar al poder como parlamentario, pero sus tácticas eran tan conocidas y sus movimientos tan esperados, que terminó “encapsulado”, hasta que finalmente se perdió en el exilio político.
Así, Fernando Castro Trenti y Jorge Ramos Hernández, los dos “Fouchés” de la política bajacaliforniana, logran arrastrarse por debajo del fuego cruzado hasta cumplir sus objetivos; no pelean de frente, pero saben cuándo y cómo atacar.
Hace seis años era impensable que ambos regresaran de las cenizas para colocarse en puestos de poder, pero ahora el primero se alista para ocupar una diputación federal y el segundo afianzó la local; uno representando a Morena, otro al PVEM, ninguno de ellos por ideología, sino por cuotas de padrinos políticos.
Ambos son la representación del PRIAN en Morena, y ambos han logrado entrar poco a poco a los cuarteles secretos de los gobiernos morenistas. Fernando, de la mano de Ricardo Monreal -quien supo negociar su votación, que ni siquiera alcanzó un dígito porcentual en el pasado proceso interno de Morena en busca de la Presidencia de México-, mientras que Ramos Hernández, apoyado por Carlos Torres Torres, esposo de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda.
Fernando y Jorge, ambos tijuanenses, sueñan con la gubernatura de Baja California en 2027, pero saben que deben trabajar contrarreloj. También saben que si logran crear la suficiente expectativa, pueden “vender” su capital político hacia otro virtual candidato.
Lo interesante es que cualquiera que tenga dos dedos de frente y años de experiencia en la política de Baja California lo vio venir y podría vaticinar lo que viene: el primero de los mencionados comenzará a construir alianzas -inicialmente- con diputados federales, a quienes -por medio de alabanzas y viejas historias de poder- intentará impresionar a los morenistas más ingenuos. El apodado Diablo prometerá espacios de poder, se ayudará de su amiga, Nancy Sánchez Arredondo, diputada federal del Distrito 02, para crear una red que aprovechará cada error, cada desaire, cada reunión cancelada, cada favor no realizado por parte del equipo de la gobernadora, para capitalizarlo en su beneficio; mientras que Ramos Hernández aprovechará la discordia entre los diputados de Morena para ir creando un frente contra los jefes del Congreso del Estado: Netzahualcóyotl Jáuregui Santillán, secretario del Bienestar; y Juan Manuel Molina, quien coordina la bancada morenista.
El Diablo y El Encantador de Serpientes -como le dicen algunos panistas- ya entraron al juego, ya ocupan puestos de poder y buscarán capitalizarlos, en el entendido que ésta podría ser su última oportunidad para aspirar a algún cargo de elección popular de gran nivel. La única diferencia es que todos sabemos perfectamente cómo operan ambos políticos, como se mueven en las sombras y la luz, pero parece que los únicos que lo desconocen, son los morenistas de gobierno y la militancia.
Veamos si alguna guinda tiene la capacidad de “frenar” las intenciones de los prianistas de Morena, de los “conservadores” vinotinto, de la vieja nueva mafia del poder.