Madre naturaleza, country y cultura del sur estadounidense, podrían ser los pilares de cualquier título con tintes patriotas, pero en esta ocasión Lee Isaac Chung decidió que los protagonistas sean los tornados.
Fuera de las explicaciones científicas/meteorológicas sobre el origen de estos colosos de la madre tierra y más allá de las actuaciones comunes de Glen Powell y Daysi Edgar Jones, “Tornado” retrata lo devastador que llegan a ser dichos fenómenos y el aprovechar a partir de la desgracia humana por las grandes empresas del mercado inmobiliario.
Pudo llegar a ser un perfecto tema, debatible y como señal de denuncia, pero en esta ocasión Chung decidió no darle profundidad al tema y darle toda la atención a los llamados “cazadores de tornados”, su trabajo, propósito y cómo estos también se transforman en todos unos “rockstars” del internet. En ese sentido, la película cuya precuela recaudó 242 millones de dólares en taquilla logra ser entretenida si es que eres un curioso de estos monstruos de los cielos, pero la realidad es que la cinta se enfrenta a un mayor reto (y no son los tornados), sino el superar lo recaudado por la obra de 1996.
Con todo en contra (hasta el hecho de acaparar las salas tomadas como rehenes por “Mi villano favorito 4”), y poco a favor, la dirigida por Lee muestra evolución no solo en la forma en la que se dan caza a estas manifestaciones del desastre con tanto progreso tecnológico, sino también la forma de crearlos a partir del avance de efectos especiales, y que en esta película se sintieran como si el viento con todo y polvo te diera en la cara.
Sin embargo, en escenas a distancia los tornados parecieran más unos dóciles cúmulos de aire (hasta el punto de casi romantizarlos). Así se deslumbra al principio cuando la acción comienza con Kate Cooper (Daisy Edgar-Jones) y su grupo de amigos en un poblado de Oklahoma y su búsqueda por recabar datos para el proyecto experimental de Kate; el cual consiste en prácticamente desvanecer el tornado a partir de una carga estudiada en la periferia científica, polímeros que se instauran en el ojo del tornado para debilitarlo. A pesar de los esfuerzos de los estudiantes, el coloso que pensaron pertenecía a la categoría EF1 (Escala Fujita adaptada en 2007), resulta ser un EF5, cuya variedad del viento alcanza desde los 420 hasta los 550 kilómetros por hora, arrasando todo a su paso, incluyendo a los amigos Kate y su novio.
La tragedia marca al personaje de Daisy Edgar-Jones con ella mudándose a Nueva York convertida en una experta analista meteorológica, pero al surgir un reencuentro con uno de sus antigüos compañeros, Javi (Anthony Ramos), este la hará volver y sentir (literalmente), la cizalladura del viento para determinar en qué dirección se formarían los tornados.
Por su parte, Tyler Owens (Glen Powell), lleva consigo toda la acción de la cinta, siendo un equilibrante ante la seriedad de Kate con su estilo vaquero, sonrisa y actitud simpatizante ante sus seguidores de YouTube. En fin, los fenómenos gigantes de los cielos unen a estos dos personajes, los llena de adrenalina y los hace recordar el verdadero significado de su labor.
En general, la secuela funciona, agregando caras frescas del cine como Sasha Lane y Powell, con toda y su mística de actor hollywoodense; pero no pasa de una obra que te haría volver a repetirla, quedando en EF1 si la comparamos en la escala Fujita.