Ni se tienen legisladores locales, federales o de carrera, ni alcaldes han mejorado prácticas en el ejercicio de un segundo término. Presidenta Electa plantea acabar con la reelección consecutiva
En 2014, el primer Congreso de la Unión del sexenio de Enrique Peña Nieto planteó una reforma política que contemplaba una serie de modificaciones trascendentales para el manejo electoral del país. Entre éstas se materializó la creación del Instituto Nacional Electoral (INE), la homologación de elecciones locales y federales, pero la más polémica fue una que incluso atentaba contra una identidad nacional: la reelección.
En un país como México, que ha vivido cualquier intento de dictadura -incluyendo la Dictadura Perfecta conceptualizada por el intelectual Mario Vargas Llosa-, la frase establecida en todos los documentos oficiales de ese entonces presumía el “Sufragio Efectivo, no reelección” como una de las premisas básicas de las leyes mexicanas en materia política.
Con la venia del PRI, PAN y parte del PRD, se abrió la posibilidad para que la reelección fuera efectiva de manera concurrente para diputados locales, federales, senadores y alcaldes, dejando a gobernadores y al Presidente fuera del paquete de reformas.
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Una de las principales propuestas planteadas por Claudia Sheinbaum Pardo desde Morena, pretende echar abajo este “avance” legislativo que dio espacio a la que conocimos en Baja California como Ley Gandalla, pues además de reelegirse, podían continuar en el cargo durante el periodo de campaña.
La Presidenta Electa y sucesora de Andrés Manuel López Obrador, pretende imprimir su sello terminando con la posibilidad de una elección consecutiva para todos los mencionados, con la instrucción de que los congresos locales definan lo propio en las constituciones de los estados.
El recuento de las consecuencias de la reelección consecutiva en el país, se tiende más a los daños que a los beneficios para los gobernados.
Con la Ley actual, un diputado local, federal y senador, tiene la posibilidad de perpetuarse hasta por 12 años de manera consecutiva en el encargo que se les ha conferido, por lo que en el caso de los diputados, tienen derecho a ser votados y después buscar tres reelecciones consecutivas; mientras que los senadores pueden acceder a una reelección (pues la duración de su encargo es de seis años). Los alcaldes, regidores y síndicos, pueden durar seis años en el cargo de manera consecutiva, entendiendo que cada gobierno tiene un periodo de tres años.
El origen de la reforma era que los ediles tuvieran la posibilidad de estructurar un gobierno a largo plazo, pues las gestiones de tres años eran muy cortas para ello. Mientras que para los legisladores, la intención era tener parlamentos profesionalizados y con la capacidad de construir leyes de una forma más efectiva y no capacitar desde cero a cada parlamentario cada inicio de periodo. Pero el objetivo de la reelección quedó lejos de cumplirse, principalmente en los gobiernos locales, como BC, la posibilidad de reelección convirtió a los distritos en cotos de poder donde los legisladores, mediante el uso de apoyos sociales, se vuelven pequeños virreyes y construyen estructuras electorales que venden al mejor postor, o al partido en turno, mientras la práctica legislativa sigue siendo lamentable en la mayoría de los diputados, ahora de mayoría de Morena.
La reelección también ha beneficiado a los candidatos perdedores para perpetuarse en sus distritos sin siquiera ganar las elecciones, como en el caso de Alejandrina Corral y Diego Echevarría, del PAN; y también la emecista Daylín García Ruvalcaba, quienes perdieron en el pasado proceso electoral 2024, los últimos dos de manera apabullante, pero aun así entrarán al próximo Congreso con la posibilidad de reelegirse en dos ocasiones más, sin importar que pierdan.
¿Por qué candidatos que no recibieron el respaldo ciudadano tienen derecho a reelección?
Sheinbaum pretende presentar este proyecto para analizarlo en los primeros meses de la nueva Legislatura, para hacerla efectiva hasta el proceso electoral de 2030, lo que deja en evidencia que si bien está en contra de la reelección, pretende que la legislatura con la que llegó al poder, se mantenga -al menos- durante su gestión.
La reelección consecutiva no dejó beneficio alguno para la ciudadanía, pero sí para los políticos que mediante acuerdos logran preservar sus puestos.
