Cuando desde el gobierno de la República, y en el Estado la gobernadora Marina Ávila Olmeda, denuncian la corrupción, la ineficiencia y el irregular actuar por parte de jueces que termina beneficiando a criminales en detrimento de la sociedad, y por lo que promueven una reforma al Poder Judicial, se refieren a casos como el de la Jueza de Control en Tijuana, la licenciada María Elvira Luna Vargas. A mediados de junio de este 2024, dos personas fueron detenidas por elementos de seguridad. Maira Santillanes Rivera y Edgar Raúl Barajas Flores transitaban en un Honda Accord color gris modelo 1996 por la calle 5 de mayo en la zona norte. Cuando los detuvieron, al inspeccionar el vehículo, los policías localizaron en la cajuela resto humanos en bolsas de basura negras. Además, una manta amenazante que decía que “ESTO LE PASARA A TODA LA GENTE QUE TRABAJE CON EL APACHE O EL VOLTIADO ATTE CJNG” [sic]. Los investigadores siguieron los pasos previos de los detenidos hasta localizar el domicilio donde residía, una cuartería en la misma Zona Norte, donde en un cateo localizaron cal y rastros de sangre perteneciente a las víctimas que transportaban en las bolsas de basura. Con esos elementos, los policías investigadores presentaron ante la Jueza Luna Vargas a los dos detenidos por el delito de desaparición forzada en modalidad de transporte. Pero la Jueza María Elvira Luna Vargas, al advertir que los presentados tenían un domicilio fijo en Tijuana (en el cual habían encontrado los rastros de sangre y cal de las víctimas), decidió que no era necesaria la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa, solicitada por la Fiscalía, y que los detenidos no representaban, además, un peligro para la sociedad, por lo que los dejó en libertad para que siguieran su proceso, no sin antes citarlos a comparecer el día jueves 28 de junio. Por supuesto, los liberados no se presentaron; huyeron de la ciudad. Los policías habían logrado sacar de circulación a dos personas que transportaban restos humanos en bolsas de basura, en cuya casa encontraron sangre de las víctimas, que cargaban con una manta amenazando a un criminal de un cártel, y la Jueza decidió mandarlos de regreso a la sociedad, oportunidad que mujer y hombre tomaron para huir. Increíble su suerte, y muy común la actitud de la Juez, como la de muchos juzgadores de los cuales se quejan el Presidente Andrés Manuel López Obrador y la gobernadora de Baja California… y la policía, porque ya ni detener en flagrancia funciona para que le den la prisión preventiva a presuntos criminales. Uff.