Al cierre de esta edición, la Secretaría de Salud confirmó ocho decesos y está por oficializar uno más, a causa de las condiciones climáticas en Mexicali. Nadie se responsabiliza
La pasividad cuesta vidas, cuando se ocupan cargos de alta trascendencia en el sector público. Ser gobernadora, secretario o alcaldesa, implican un gran poder, e incluso dinero, dependiendo de las prioridades del mandatario o jefe en turno. Sin embargo, también te vuelve responsable de las consecuencias de tus actos o inacciones.
En Mexicali, durante la naciente temporada de calor, donde un día antes de entrar a la canícula (la época donde se registra el calor más intenso), este 3 de julio se habían documentado ya ocho decesos y uno más estaba por confirmarse antes de esta fecha, por golpe de calor. El año pasado, periodo en que se documentaron 43 muertes por las altas temperaturas, a este tiempo se habían documentado apenas tres muertes por tal causa.
La respuesta de las autoridades, como el secretario del Trabajo, Alejandro Arregui -y en menor medida, el de Salud, Adrián Medina Amarillas- ha sido insuficiente para atender la situación.
Si bien la Secretaría de Salud ha desplegado un esfuerzo importante con los centros de hidratación estacionarios y móviles, además de promover la colocación de domicilios específicos de hidratación, varios de los muertos se han registrado en espacios de trabajo como en lavados de auto, campos agrícolas y obras de construcción, lo que evidentemente representa una responsabilidad -aunque no lo quieran aceptar- de los empresarios y de la propia Secretaría del Trabajo.
Tras el segundo deceso por golpe de calor en Mexicali, Alejandro Arregui salió en una conferencia de prensa mañanera a defender a la empresa agrícola donde sucedió, con el argumento de que la persona falleció en su vivienda. Lo que no dijo es que prácticamente fue llevado por los trabajadores a su vivienda con la intención de que no muriera en el espacio de trabajo.
Estos casos han sido constantes, pues las empresas donde las personas deben trabajar de sol a sol, carecen de protocolos de atención y prevención a casos de golpe de calor, porque la propia autoridad estatal no ha realizado acciones específicas para ello.
La gente sigue muriendo y Alejandro Arregui brilla por su ausencia, por su pasividad, por su indolencia, y recaen en él, principalmente, las responsabilidades gubernamentales de las muertes por golpe de calor en los espacios de trabajo.
Ni siquiera el principal defensor de los empresarios y enemigo de las clases populares, como lo es Kurt Honold -cuyas explicaciones o conductas hacen pensar que si por él fuera la esclavitud sería legal-, se atrevería a deslindarse de episodios como los que se están documentando recientemente.
Pero más allá, ¿dónde está el DIF? ¿Dónde está la CESPM? ¿Dónde están las campañas de concientización y prevención mediática para identificar los golpes de calor?
Los gobiernos no están concatenando esfuerzos para atender una situación que es una contingencia climatológica de grandes proporciones, y que sigue cobrando vidas.
Estos temas son reales, no sin grillas. La gente está muriendo por esta causa y no hay oposición a quien culpar o gobiernos pasados que exponer. Éstos son los temas de gobierno que demuestran la calidad de sus funcionarios… y honestamente, están fallando gravemente.
Réplica… o algo así
Por cierto, el diputado Juan Manuel Molina solicitó una réplica relacionada con una pregunta que lanzamos hace días en esta columna, sobre que la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda debería analizar bien los nombramientos que realiza, pues muchos de los que presumen ser sus más cercanos podrían traicionarla.
Si bien no hicimos acusación específica contra el legislador -sobre que él sería uno de los traidores-, Molina García aseveró que él no va a traicionar a la Gobernadora, con quien -dijo- trabaja desde hace muchos años, por lo que solicitó aclarar que él no será uno de los traidores del proyecto. Y pues, ahí está.