La estrategia del oficialismo en BC no cuajó, debido a la incapacidad de los encargados de levantar muertos como el PVEM y Fuerza x México
Como es sabido, el Presidente Andrés Manuel López Obrador invitó a los mexicanos a unirse al que calificó como Plan C, con el que solicitó el apoyo generalizado para Morena y sus aliados, incluida Claudia Sheinbaum Pardo, puntera en la mayoría de las encuestas de intención del voto en la carrera presidencial.
Si bien, las cosas se definirán el domingo 2 de junio, desde hace meses se ha promovido este proyecto, que no es una generalidad o un planteamiento hueco de proselitismo, sino una petición para perfilar un próximo gobierno sin oposición, donde prácticamente están solicitando el voto para el autoritarismo.
Así, la instrucción fue bajada a los gobiernos estatales, entre estos, el de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, quien recibió el encargo de que no sólo se vote por el vinotinto, sino por los otros partidos que conforman la autodenominada Cuarta Transformación, como el Partido Verde Ecologista de Marina… digo, de México; y el Partido del Trabajo, concesionado a Jaime Bonilla Valdez.
Dado a que Ávila Olmeda y su antecesor sostienen un enfrentamiento irreconciliable, la apuesta de la mandataria es impulsar al PVEM y a Fuerza x Morena… digo, México, para lo cual fortaleció su alianza con Jorge Hank mediante la colocación del junior Juan Carlos Hank Krauss -quien ha trabajado en su vida lo mismo que el Príncipe Carlos III: nada-, para encabezar la fórmula del Senado, y así desbancar a Bonilla del segundo lugar.
Por increíble que parezca, el ex presidente municipal de Mexicali y “condonador” de impuestos a casinos, Gustavo Sánchez Vázquez, le está ganando la campaña al Xolito y a los otros aspirantes, según la contabilidad del propio partido oficial.
En los mismos términos se encuentra el partido guinda, que ya perdió su planilla en San Felipe y todo parece indicar que se dirige a un rotundo fracaso en el próximo proceso electoral, pese a los esfuerzos de Carlos Torres Torres, de llenarlo de sus amigos para intentar levantarlo.
La estrategia de la gobernadora, pues, no parece estar funcionando, por lo que ha solicitado a su equipo que, además de apoyar a Morena, les faciliten votos al PVEM y a Fuerza por México, con la intención de alcanzar -al menos- el 3% necesario para mantener prerrogativas y, evidentemente, intentar alcanzar al PAN por el segundo lugar en el Senado.
La sugerencia ya se volvió una instrucción directa para todos los candidatos a diputados y alcaldes, líderes de colonia, funcionarios, estrategas y asesores: levanten a los aliados, denles algunos de sus votos, movilicen sus estructuras para respaldarlos.
El triunfo de Morena en BC es algo ya avizorado por el morenismo, incluso ya se analiza un posible carro completo, en espera de obtener mayores resultados del Distrito 05 federal, el II y III local, incluso la alcaldía de San Quintín, toda vez que Alfredo Aviña Galván parece estar generando una expectativa inesperada en los votantes del sexto municipio.
El problema de jugar a ser Dios, es que nadie lo es, y los encargados de ejecutar el trabajo no son santos ni tienen la capacidad de ejercer tu voluntad, sobre todo cuando la mandataria bajacaliforniana ha priorizado rodearse de complacientes y no de asesores que se atrevan a cuestionar algunas de sus decisiones.
Como siempre, los hankistas vendiendo humo; los Arregui, aprovechándose de las circunstancias para ocupar puestos de poder; y aquellos afines a Marina del Pilar, diciéndole lo que desea oír por sus intereses y no por el proyecto que -supuestamente- pretenden impulsar.
Se toma muy a la ligera el apoyo a los traidores de los que se ha rodeado la gobernadora, sin entender que, a partir de 2025, su gestión empezará a debilitarse y más de uno se va a emocionar por participar en la sucesión de su gobierno.
Mientras tanto, todos se dejan llevar por la ola generada por López Obrador, que parece, todavía les alcanzará para un sexenio más.