Cada día parece más difícil alimentarse bien.
Mientras que muchos años atrás, en la despensa seguramente habían sólo productos naturales, en la actualidad, comprar lo adecuado es todo un reto.
Por una parte, la sobreoferta de productos, en donde quiera que se encuentren, ya sea el sobrerruedas o el mercado, hace por sí misma complicada la elección, además de que hay demasiadas tentaciones; y aunque haya artículos etiquetados, hasta eso en algunos casos es difícil de interpretar.
Pero pensando que se logre evitar lo que obviamente es negativo, la tarea aun así no está resuelta, porque hasta los productos aparentemente “sanos” pueden engañar.
Ante todo eso, resulta abrumador hacer una buena elección, ya que hay que desarrollar una habilidad especial para elegir adecuadamente lo que se llevará al hogar. Hasta para escoger un buen aguacate.
Otro problema es el presupuesto. De por sí todo está caro, pero como están de moda los alimentos “orgánicos”, parece que con tener una etiqueta con esa palabra, elevan su precio considerablemente.
Como si eso fuera poco, hay tanta información en materia de alimentación que hasta confunde, porque por un lado un especialista o un “influencer” recomienda un producto, mientras que otro dice todo lo contrario.
De manera general, podemos decir que para alimentarse saludable, hay que dar prioridad a frutas, verduras, cereales, lácteos y proteínas.
En lácteos hay que ser selectivos, buscando leche baja en grasa, sin lactosa y bebidas alternativas fortificadas; si son de origen vegetal no tienen las mismas propiedades nutricionales, además de que las de soya, arroz, almendra o coco son caras.
Respecto de proteínas, si el presupuesto alcanza, hay que incluir mariscos, carnes y aves magras, huevos, legumbres y frutos secos.
Lo esencial es consumir fibra, calcio, vitamina D, magnesio y potasio, paralelo a evitar excesos de azúcar, grasa saturada y sodio.
La fibra ayuda a mantener la salud digestiva y a sentirnos llenos. También ayuda a controlar el azúcar en la sangre y reduce colesterol. El calcio y la vitamina D proporcionan salud ósea. El potasio ayuda a que riñones, corazón, músculos y nervios funcionen bien.
La insuficiencia aumenta la presión arterial y aumenta el riesgo de cálculos renales. El exceso de azúcar contribuye a la obesidad, diabetes y enfermedades cardiacas.
Reemplazar las grasas saturadas con insaturadas ayuda a proteger el corazón, pero no hay que irse a los extremos. Necesitamos un poco de grasa para darnos energía, ayudarnos a desarrollar células sanas y a absorber algunas vitaminas y minerales.
Comer demasiado sodio puede aumentar el riesgo de presión arterial alta, ataque cardíaco y accidentes cerebro-vasculares.
En síntesis, podemos concluir que para una alimentación saludable es recomendable lo siguiente:
*Consumir buenas cantidades de fibra.
*Aumentar calcio y vitamina D.
*Agregar más potasio.
*Limitar azúcares.
*Reemplazar grasas saturadas.
*Reducir el consumo de sodio.
Todo es cuestión de alimentarse bien.
Alberto Sandoval ha sido profesor, servidor público, consultor, conferencista, deportista y activista ciudadano.
Correo: AlbertoSandoval.AlianzaCivil@gmail.com Internet: http://about.me/sandovalalberto/
Facebook: Alberto Sandoval. Twitter: @AlSandoval