Una sola tarea tenía Obed Silva, hasta hace unos días secretario de Movilidad en el Ayuntamiento de Tijuana: solicitarle y convencer a su jefe externo, el empresario Carlos Bustamante Anchondo, no violar la Ley Electoral local, instalando en una de las Torres de Agua Caliente, propaganda política a favor de Ismael Burgueño, candidato de Morena a la alcaldía de Tijuana. La instrucción para Silva, por supuesto salió del tercer piso del Palacio Municipal que encabeza Montserrat Caballero Ramírez. Pero, aunque Obed Silva sí se comunicó directamente con Bustamante y le hizo saber de la irregularidad de promover a Burgueño cuando esas promociones están prohibidas en la Ley local, y que además era una petición directa de la primera edil tijuanense, el empresario no quiso recular. Prefirió violentar el precepto jurídico y “quedar bien” con quien asume, es el candidato puntero para la elección del 2 de junio. En esa circunstancia y ante la fallida participación de Silva, la renuncia le fue solicitada. Así terminó su paso por el ayuntamiento de la ciudad, tras no pudo cumplir la única tarea que tenía en este proceso electoral. Y pues, adiosito, le dijeron.
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