Por primera ocasión, personas privadas de la libertad en Centros de Reinserción Social podrán sufragar en las elecciones presidenciales de 2024
El próximo 6 de mayo se tendrá un sufragio histórico para Baja California, pues por primera vez en la historia, un total de 722 internos de los Centros de Reinserción Social (Cereso) podrán emitir su sufragio para elegir a la próxima (o próximo) Presidenta de México.
Se trata de un listado nominal que supera los 3 millones de votantes. El voto de las personas colocadas dentro de los centros penitenciarios es un avance sustancial en favor de la democracia, sin embargo, esto pudo ser mayor.
Y es que hay que recordar que dentro de los penales de Baja California se cuenta con una población estimada de 14 mil internos, de los cuales poco más de la mitad tienen sentencia, pero el resto se mantiene en prisión preventiva en espera de que se determine su situación legal, ya sea inocente o culpable.
En teoría, esto quiere decir que las personas que permanecen recluidas por la acusación de un delito, sea grave o no, pero que no cuenten con sentencia, no han perdido sus derechos político-electorales, por lo que en realidad no existe impedimento legal para considerar su representación.
Ante esta situación, la administración de Marina del Pilar Ávila Olmeda en un principio mostró cierto nivel de renuencia ante las complicaciones operativas para llevar a cabo una jornada electoral, pero la realidad es que no formaba parte de su agenda política. De hecho, el Congreso de Baja California de mayoría morenista -el cual no se mueve hasta que la gobernadora les señala a dónde ir- tuvo en sus manos la posibilidad de realizar modificaciones legales junto con el Instituto Estatal Electoral (IEE), que también pudo signar convenios para poder ampliar la oferta de las personas privadas de la libertad en la entidad. Es decir, que pudieran votar por lo menos en las elecciones a las presidencias municipales de la entidad, pero no hubo interés por parte de legisladores morenistas ni del Consejo General del IEE.
Mientras el Instituto Nacional Electoral preparó boletas, mamparas y lo necesario para la jornada previa, los entes locales brillaron por su indolencia, pese a que intentan jactarse de ser progresistas.
A pesar de su retisencia y negativa, el ejercicio democrático se va a realizar, habrá representantes de casilla, de partidos, observadores electorales y un control derivado del trabajo de los centros penitenciarios del Estado, en un esfuerzo para llevar un avance en materia de Derechos Humanos.
¿ALGUIEN HA VISTO A LOS HANK EN CAMPAÑA?
Eventos cómodos, uno que otro crucero y muchas pantallas y espectaculares, es lo que ha sido la campaña electoral para los Hank, quienes dividieron sus simpatías entre el Partido Encuentro Solidario (PES) y la candidatura de Juan Carlos Hank al Senado de la República por el Partido Verde Ecologista de Marina… digo, de México.
Los hijos del ex interno del Hongo han sido fieles a su estilo y creen que el dinero de su padre, sus conexiones y sus operadores políticos, serán suficiente para colocarse en las preferencias electorales, pero la realidad es que las encuestas los colocan muy por debajo en la intención del voto. De hecho, el PES, cuyo principal interés es colocar unos cuantos diputados y quitarle votos al PAN para debilitarlo en beneficio de Morena, podría batallar para mantenerse arriba del 3 por ciento de las preferencias electorales en Mexicali, aunque es evidente que su principal fuerza radica en Tijuana. Aún así, no estarán ni cerca de los sufragios alcanzados en 2021.
Mientras que Juan Carlos Hank Krauss, el proyecto político predilecto de la familia, tiene un alto nivel de popularidad que podría competir con el de Gustavo Sánchez Vázquez -segundo lugar en todas las encuestas al Senado-, pero cuando se les cuestiona si lo respaldarían con su voto, las preferencias lo desploman estrepitosamente, casi hasta competir la posición contra Jaime Bonilla Valdez, el cual se perfila como cuarto lugar de las preferencias.
De continuar la tendencia, una vez más se confirmaría que la familia Hank es experta en empaquetar aire y venderlo a los partidos políticos, y los únicos ganadores, son aquellos operadores que timan al magnate casinero.