“La voz poética tiene la facultad para transmutar la realidad en una realidad no menos legítima y tangible pasada por el cedazo de la sensibilidad, la fabulación y la perspectiva del poeta”, expresó a ZETA el autor de “Hotel del Universo”
El reconocido poeta y ensayista bajacaliforniano Jorge Ortega (Mexicali, 1972) presentó en la XXXIX Feria del Libro de Tijuana su libro de poemas en prosa “Hotel del Universo”, con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” 2022 en el género de Poesía, editado en 2023 por Mantis Editores, CETYS Universidad e Instituto Sinaloense de Cultura.
Cabe recordar que, integrado por Yendi Ramos, María Baranda y Mijail Lamas, el Jurado concedió el Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen”, en el rubro de Poesía, a “Hotel del Universo”, tras considerarlo “un trabajo imaginativo, con una interesante diversidad temática y que fragmenta el relato anecdótico; además, apuesta por una renovación formal del poema en prosa y la construcción de una sintaxis original”.
Ortega refirió que “Hotel del Universo” salió de imprenta en noviembre de 2023, mismo que ha presentado diversas ferias del libro y encuentros o festivales de literatura de Guadalajara, Ciudad de México, Monterrey, Mexicali, San Luis Río Colorado y Tijuana.
“En junio lo llevo a Ciudad Juárez y para el resto del ciclo anual a Ensenada, Zamora, Ciudad Obregón, Chihuahua, Culiacán, Los Mochis y, finalmente y de nuevo, para cerrar el círculo, Guadalajara, en la reina de las ferias del libro del país y de Latinoamérica. También saldremos a Estados Unidos y a Ecuador, en jornadas y semanas dedicadas a la poesía y la traducción de poesía”, adelantó Ortega previo a entrar en los detalles de su celebrado “Hotel del Universo”.
EL RESULTADO DE UN DIARIO DE VIAJE
En la entrevista para este Semanario, Jorge Ortega reveló algunos detalles de “Hotel del Universo”. Para empezar, confesó:
“El nombre de mi libro, ‘Hotel del Universo’, es la castellanización de ‘Hotel de l´Univers’, el parador donde Arthur Rimbaud, ya habiendo renunciado a la poesía y vuelto un empecinado comerciante de café, más tarde de armas, en África Oriental, se alojó durante sus estadías en el puerto de Adén, Yemen. Su denominación real era Grand Hotel de l´Univers. Hay daguerrotipos en los que se lo observa, impertérrito, en la terraza del edificio colonial, viendo con fijeza hacia un punto que parece estar fuera del tiempo. Lo había dicho él mismo varios años atrás, como el poeta de ‘Una temporada en el infierno’, en la granja de Roche, luego de la tremenda ruptura con Paul Verlaine: ‘La verdadera vida está ausente. No estamos en el mundo’.
“Descubrí la poesía de Rimbaud a mis 17, 18 años, la edad a la que él fraguaba a través de la experiencia de vida y de la experimentación sensorial ese libro supremo de la poesía moderna que es ‘Una temporada en el infierno’. La poesía y la vida de Rimbaud, su genio precoz, me deslumbraron, resultando para mí una fascinante revelación. Desde entonces me acompaña y sigue siendo para mí un autor vigente al curso de las décadas, tanto en el sentido estético o literario como en el moral. Su renuncia a la literatura a los 19 años constituye una metáfora del necesario ejercicio de despojamiento interior y búsqueda extrema a los que desemboca la autenticidad de la poesía”.
Posteriormente, en torno a cómo surgió “Hotel del Universo”, señaló:
“‘Hotel del Universo’ surgió como resultado de un diario de viaje que empecé a hacer en torno a 2015 a partir de distintos recorridos por carretera en Baja California y en México. El diario no tenía que ver con las ciudades o el punto de llegada, sino con la observación introspectiva del paisaje natural que dio paso a anotaciones descriptivas que se volvieron un modo de mascullar estados anímicos. Al contemplar el desierto infinito o los suburbios, la súbita aparición del mar o los precarios visos de civilización, me sorprendí de pronto dialogando con el recuerdo de mis primeras lecturas de Rimbaud, sobre todo con ese conjunto en su tiempo novedoso y anómalo, pero aún vigente, de las ‘Iluminaciones’, obra última del poeta de Charleville”.
En cualquier caso, Jorge Ortega evidenció la posibilidad del diálogo en su libro:
“‘Hotel del Universo’ es por ello también una conversación silenciosa con el ‘hombre de las suelas de viento’, como lo llamó un contemporáneo suyo, por su conocida afición al camino. En el fondo, ‘Hotel del Universo’ prefigura una poética del trayecto”.
LA POSIBILIDAD DE UNA SUERTE DE ÓPERA BUFA
“Hotel del Universo” está dividido en seis actos: “Un país de marfil”, “Carlópolis”, “Canal de Panamá”, “Dólar de arena”, “Ciencia burda” y “Diario de agonía”.
— ¿A qué responde la estructura de los seis actos de “Hotel del Universo”? ¿Tiene que ver la estructura de “Hotel del Universo” con la trayectoria física o psicológica o etapas de vida o de creación poética de Arthur Rimbaud?, cuestionó ZETA a Jorge Ortega.
“Hay un componente teatral en acompañar el nombre de los seis apartados del libro con la designación de acto escénico. Cuando intentaba poner cierto orden a los poemas, me percaté de que había una secuencia narrativa, aunque no lineal, y un tono de autoescarnio, de manera que sentí que estaba ante la posibilidad de una suerte de ópera bufa. Frente a la tentación de sugerir esa orientación de la parcial cronología del contenido del libro, que alude en ocasiones a Rimbaud y otras a mi propia existencia, cedí a la alternativa de sugerir el acento a un tiempo dramático y eventualmente cómico del conjunto mediante el sarcasmo y la ironía”.
— A diferencia de otros poemarios tuyos como “Estado del tiempo” (2005) y “Devoción por la piedra” (2011), concebidos esencialmente en endecasílabos, ¿por qué “Hotel del Universo” está redactado en prosa poética y versículo?
“La forma la impuso el impulso originario de los primeros poemas del libro, acumulados más como apuntes de viaje que como poemas en sentido estricto. Reconocí luego esa pauta y, de la segunda parte en adelante, seguí escribiendo guiado por el ritmo de la prosa ininterrumpida de las ruedas del automóvil o del autobús al rodar por la carretera. Fue como si la forma de la movilidad me sugiriera la continuidad de una escritura que se hacía alentada, también, por el vigor de la caminata de Rimbaud en las Ardenas o de su apresurado e impaciente itinerario por los senderos de Europa y África. Tiempo después advertí que inconscientemente había escrito una respuesta (¿o una prolongación?) de las ‘Iluminaciones’ rimbaldianas en las que el joven autor de ‘El barco ebrio’ contribuyó a aclimatar, tras Aloysius Bertrand y Charles Baudelaire, el poema en prosa en las lenguas neolatinas. Y el versículo posee, digamos, la misma explicación: versos largos para largas zancadas”.
EN EL REFLEJO DEL OTRO
La segunda persona del singular deambula por “Hotel del Universo”. Se le plantea a Jorge Ortega que pareciera que, al hacer uso de la segunda persona, el escritor no sólo involucra a Rimbaud o a él mismo como autor del poemario, sino a veces también psicológicamente al lector, por ejemplo. De hecho, pareciera que, al asomarse al abismo de una persona en específico, se adentra uno también a la condición psicológica del ser humano: “Tu obra está por debajo de tus actos”, se lee por “Hotel del Universo”.
— ¿Por qué en “Hotel del Universo” recurres a la segunda persona del singular? ¿Qué posibilidades de creación te da el uso de la segunda persona del singular a diferencia de la primera o tercera persona?
“Buena pregunta. La respuesta está de hecho ahí, en el papel especular del lector. En ‘Hotel del Universo’ el tú es, sí, un vocativo que supone la interlocución con Arthur Rimbaud; y, más que una interlocución, un monólogo que alude a su persona y a su obra desde el ángulo hasta cierto punto unilateral de uno mismo, el hablante, que es a la vez autor y lector. Y, a la par, ese tú se vuelve por ende un espejo por el cual el autor sale en pos de su yo en el reflejo del otro, la figura evocada, nuestro enfant terrible. Al final del día, todo este planteamiento es un eco no simbólico ni accidental, sino práctico y deliberado, de una de las más célebres premisas de Rimbaud: ‘Yo soy otro’”.
“LA POESÍA QUE NO SERÁ”
En “Hotel del Universo”, Ortega entrega pasajes memorables donde esboza una poética o reflexiona también sobre escritura, sobre todo en el Quinto Acto: “Ciencia burda”, donde se lee en alguna parte: “Poesía es desistir del poema y patear los rieles” o “Escribes por debajo de tu destreza. El mundo se antepone a tus palabras”.
— ¿Por qué “Hotel del Universo” te permite también reflexionar sobre poesía o escritura en general? O en todo caso, ¿qué posibilidades de esbozar una poética te permitió “Hotel del Universo”?
“‘Ciencia burda’ se titula el segmento metapoético del libro. Se trata de una doble interpretación: la de la poética factual o performática del Rimbaud africano, sostenida por la acción y no por el arte verbal, y la del silencio del poeta entre los 19 y los 37 años que concluye su odisea terrestre en el Hospital de la Concepción, en Marsella. Lo que yo me pregunto en los diez poemas de ‘Ciencia burda’ es qué pensaría Rimbaud de la poesía cuando se marcha a Abisinia, cuando recala en Adén, mientras surca los mares y las tierras del Océano Índico, el Mediterráneo, el Mar Rojo, sabiendo nosotros que no abrevará nunca más en la poesía”, argumentó el autor, para concluir sobre “la poesía que no será”:
“Son los de ‘Ciencia burda’ poemas sobre la poesía que no pudo ser, la poesía que no será, una encrucijada y un tormento al que nos enfrentamos los que escribimos poemas y padecemos de cuando en cuando la angustia de la permanencia de esos poemas más allá de nuestro siglo. Ya se lo planteaba seriamente Octavio Paz en 1956, en el prefacio de ‘El arco y la lira’: ‘¿No sería mejor transformar la vida en poesía que hacer poesía con la vida?’. En un tajante, duradero y congruente arranque de honestidad, Rimbaud optó por lo primero: la poesía que se evapora o alcanza absoluta sublimación en la acción humana”.
“LA VERDAD DE LA POESÍA ES UNA VERDAD IMAGINATIVA”
En “Hotel de Universo”, Jorge Ortega refleja obviamente su conocimiento de la vida y obra de Rimbaud, por eso había que preguntarle:
— ¿Qué papel jugó la investigación de la vida y obra de Rimbaud para escribir “Hotel del Universo”?
“Más que producto de una indagación documental o una pesquisa informativa, mi noción de la vida y obra de Rimbaud es muy natural, vaya, emana del roce ya veterano que he sostenido con la lectura de su poesía, a la que vuelvo cada determinado tiempo, y a media centena de esbozos biográficos y monográficos que he descubierto y leído sobre él desde el año de 1989, 1990 y 1991, cuando yo empezaba a escribir poemas y a publicarlos en revistas y suplementos culturales; 1991 fue particularmente relevante, pues se conmemoró el centenario de la muerte del poeta francés y se difundieron un sinfín de materiales críticos que tuve la oportunidad de conseguir y devorar”.
— ¿Cómo es el proceso de creación poética donde hay investigación o conocimiento de un tema? Es decir, ¿la creación está sujeta a la investigación, o sigue su propio curso o ritmo?
“Sea cual sea el proyecto, los datos están siempre al servicio de la creación, que se nutre a veces de ellos, de acuerdo, pero que igual los distorsiona. La verdad de la poesía es una verdad imaginativa”.
Hacia el final de la entrevista, el reconocido poeta bajacaliforniano lapidó:
“El arte procesa y digiere la realidad fáctica hasta configurar una ficción genuina, fidedigna, que conduce hacia eso que se ha denominado la ficción lírica. La voz poética tiene la facultad para transmutar la realidad en una realidad no menos legítima y tangible, pasada por el cedazo de la sensibilidad, la fabulación y la perspectiva del poeta”.