Desfile de música regional se vivió la noche de ayer 20 de abril en el Estadio Chevron de la mano de Ras Entretenimiento con la presentación de Chuy Lizárraga, Remmy Valenzuela y Pancho Barraza. Los tres cantantes lucieron lo mejor de la banda sinaloense, norteño clásico y baladas de cantautores como Marco Antonio Solís, Juan Gabriel, Bobby Pulido y Ramón Ayala.
Faltando un par de horas para el inicio del concierto en la casa del club de béisbol Toros de Tijuana, los miles de asistentes recorrían largas filas para su ingreso al inmueble; Entre texanas, botas, chamarras de cuero y camisas al más puro estilo norteño fue que se contagió el ritmo de los tres músicos sinaloenses.
A pesar de la lenta entrada del público, el ambiente se tornó de fiesta con la salida con el oriundo de Mazatlán, Sinaloa, el cual, entre clarinetes, trompetas y tuba hacía acto de presencia en la tarima para poner a los cerca de 5 mil asistentes a gozar. Entre su repertorio Lizárraga pasaba del desamor, amor y la celebración con temas como “El amor de mi vida”, “Disfruté engañarte”, “Hombre libre”, “Relación clandestina”, “Partido en dos”, “La peinada”, “El toro mambo” y “Puro cachanilla”.
Después de más de una hora y media de concierto y de interactuar con su público, Lizárraga concedía el escenario al originario de Guasave, Sinaloa. Con acordeón en mano, su guitarrista, bajista y batería, Remmy Valenzuela propuso un popurrí de temas románticos con el que disfrutó su público femenino; “Se va murieron mi alma”, “Loco enamorado”, “Mentí”, “La novena maravilla” y “Caricias clandestinas” sumaron a su estilo norteño.
Ya con un recinto lleno, Pancho Barraza y su banda desfilaron hacia la tarima en el centro del diamante para poner el punto final a la velada musical. Acompañado de sus más de 15 músicos, el llamado Poeta del amor abrió su espectáculo el cual duraría más de una hora y media con canciones que marcaron a toda una generación. “Recuérdame así”, “No le hago falta”, “Ignoraste mis lágrimas”, “Música romántica” y “Mi enemigo el amor” hicieron afinar las gargantas de la gente instaurada en el Chevron.