“El narcotráfico controla en Baja California, la venta de pescados y mariscos, y también “castiga” a quienes incumplen algún trato o criminal acuerdo”.
Ensenada, Baja California, es un puerto en desarrollo y además un municipio que alberga a uno de los principales atractivos turísticos de la Baja California: el Valle de Guadalupe, la región vinícola que produce el 70 por ciento del vino que se comercializa en México, de acuerdo a sus enólogos.
De la mano del vino, y aprovechando la acuacultura y la basta fauna marina que se reproduce en esa parte del pacífico mexicano, la gastronomía bajacaliforniana ha ganado buena fama a nivel nacional e internacional. Ni qué decir de la calidad de los productos que se cultivan y se pescan en las costas de Ensenada como la langosta, la almeja, el abulón, el callo de hacha, el camarón y múltiples especies de peces.
El desarrollo de la venta de productos acuíferos no es nuevo en Ensenada, por muchos años a mitad del Siglo pasado, esa comunidad sobrevivió de las empacadoras de atún, y la pesca local que dio vida, fama y auge al llamado mercado negro, una zona exclusiva para la venta y preparación de alimentos con productos locales a precios que solían ser módicos, además ubicada a la entrada al municipio, justo donde se reúne la zona urbana con el puerto de pesca y turístico de la entidad, que también solía (antes de la pandemia) recibir cruceros de todo el mundo.
Pero como todo negocio en auge, ahora fue tomado por el narcotráfico. Hace ya varios años que se comenta en la mesa de seguridad del Estado y entre los mandos de corporaciones de investigación y prevención, que el Puerto de Ensenada, el de carga, está tomado por el cártel de Sinaloa; lo hicieron su “plaza” unos hermanos, Aquiles y René Arzate, que desde Sinaloa y otros puntos del país, manejan una célula del cártel que está afiliada al ala criminal que en esa mafia comanda Ismael Zambada García, el Mayo.
Esa misma célula, con integrantes de menor nivel jerárquico criminal, establecieron una red para apoderarse de la venta y distribución de productos del mar en Ensenada. El semanario ZETA publicó en su edición del 12 de abril de 2024 una investigación al respecto. Para el caso fueron entrevistados comerciantes, pescadores rivereños, empresarios e investigadores.
Así como el narcotráfico ha tomado otros territorios altamente productivos en el País, donde no solo cobran piso a los agricultores también a los transportistas, como en las zonas agrícolas de Michoacán, Sinaloa, Jalisco, Veracruz, Tamaulipas, comercios y sierra de Guerrero, en Baja California la del pescado y del marisco es ahora una zona del narco. En promedio, explicaron distribuidores, en Ensenada se venden 30 toneladas de camarón al día, la célula del cártel de Sinaloa cobra 5 pesos por cada kilo a quienes pescan, tratan y distribuyen el producto marino.
En el colmo de la impunidad, hace más de un año fue reportada la actividad de un negocio, la Casita del Camarón, al que restauranteros, comerciantes y distribuidores, estaban obligados, a fuerza de amenazas contra la vida, a comprar el producto para su negocio. En la investigación periodística se pudo observar que el expendio de pescados y mariscos, no contaba con un solo permiso del orden municipal para el desarrollo de su actividad; ni uso de suelo, ni autorización de protección civil, ni de operación. Tampoco aparecía en el padrón estatal de comercios.
Ni en la secretaría de economía del Estado, ni en Reglamentos Municipales, pudieron explicar a los reporteros el caso, cómo es que un negocio operaba, daba recibos a sus clientes, sin estar inscrito en un padrón oficial del ayuntamiento o del Estado, y haber pagado todos sus permisos. En ningún momento gobierno alguno acudió al lugar para verificar los permisos o clausurarlo luego que ellos mismos confirmaron, no estaba regularizado.
Hasta hace unas semanas el negocio dejó de operar por unos días, no porque lo clausuraran o porque recibiera la visita de inspectores, sino porque anónimos criminales aventaron una bomba molotov a la instalación, que no sufrió grandes daños pues la construcción estaba preparada para soportar un ataque de esa naturaleza, reforzadas sus puertas metálicas corredizas con láminas de aluminio.
El narcotráfico controla en Baja California, la venta de pescados y mariscos, y también “castiga” a quienes incumplen algún trato o criminal acuerdo. Las células y los cárteles instauran, alternos a los gobiernos, su sistema de cobro por actividad productiva, y su sistema de venganza para amedrentar a los ciudadanos a ceder ante sus ilícitas actividades y peticiones.
La impunidad que prevalece en México actualmente, sustentada en la política de abrazos y no balazos del gobierno de la República, y la inactividad de la Fiscalía General de la República a cargo de Alejandro Gertz Manero, para cumplir con su obligación de combatir al narcotráfico y el crimen organizado, propicia el crecimiento de los cárteles y la expansión de sus ilícitos negocios hacia el cobro de piso, la extorsión, el secuestro de las cadenas productivas, dejando a los ciudadanos indefensos, vulnerados, amenazados y extorsionados.
Los territorios del narco en México están transitando de las calles y avenidas en las cuales distribuyen sus drogas, o las fronteras por las cuáles las trafican a otros países, hacia los sectores económicos que mantienen el país, y lo están haciendo con toda la libertad que da el no ser combatidos ni por el gobierno de la República ni por la FGR, mucho menos por los Estados.
Hace unos días la candidata oficial a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, fue detenida por un “reten” en las carreteras de Chiapas. A saber, miembros del cártel de Sinaloa cuidando una parte de aquella entidad. La abordaron con toda seguridad y sin violentarla de alguna manera, de buena forma le expusieron lo que hacían y le pidieron no olvidarse de esa zona y contribuir para la seguridad de la misma.
Eso, en el menor de los casos, sucede todos los días a cientos de mexicanos que transitan por las calles del país, aunque muchos son asesinados, secuestrados o extorsionados. Como los cinco jóvenes que fueron asesinados a inicios de diciembre de 2023 en Celaya, Guanajuato, y que el presidente dijo que fue por un “consumo de drogas”, porque supuestamente le compraron droga, y lo que sigue son las palabras textuales del presidente Andrés Manuel López Obrador: “estaba vendiendo en territorio que le pertenecía a otra banda”, lo cual indica que el mandatario nacional sabe que el narco tiene en México sus territorios, pero poco o nada hace por recuperarlos para los mexicanos e instaurar la paz, como es su obligación, en lugar de la impunidad que parece echar raíces.