A la mujer dedico este poema
que sale a perseguir todos sus sueños;
a la que con sus propias alas vuela
y a la que ayuda siempre a los demás.
A la madre, a la abuela y a las hijas
y aquellas que obtuvieron su carrera;
y a las que no pudieron estudiar
que trabajan y apoyan la familia.
A la mujer, por ser una mujer,
y que a pesar de golpes de la vida,
camina con la frente muy en alto
y nos muestra en el rostro una sonrisa.
A la mujer que sufre desventuras
y que no se conforma con llorar,
porque después del llanto se reanima
y se lava la cara y se perfuma.
A esa mujer que pone mucho empeño
en salir adelante con sus hijos;
y no cuenta con nadie que la ayude,
pero hace de sus hijos buena gente.
A la mujer que vive enamorada
y poemas escribe por la noche,
cuando todos en casa están durmiendo
y las musas la vienen a inspirar.
A mis hijas y cuatro nietecitas
que mi vida vinieron a alegrar;
a mi madre que fue temprano al cielo;
a mi hermana y a todas mis sobrinas.
A todas las mujeres les dedico
estos versos con todo mi respeto;
son amigas del alma en la distancia,
Dios Bendiga su vida y su camino.
Lourdes P. Cabral
San Diego, California